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Pediatra Fernando González: “La salud mental es la más dañada en estos niños”

24 Julio 2018 a las 12:00

El presidente de la Comisión de Infancia del Colegio Médico comenta por qué el gremio participa del panel de expertos que supervisa el funcionamiento de las dos residencias de protección piloto que Hogar de Cristo, con el apoyo de las fundaciones Colunga, Choshuenco, Ilumina y Luksic, está desarrollando en Santiago y Viña del Mar. Y detalla cuál será su colaboración en la iniciativa.

 

Por Ximena Torres Cautivo.

 

“El enfoque basado en derechos y la orientación a la reparación y reinserción nos parecen centrales en este nueva forma de enfrentar el problema de la infancia vulnerada, que no habíamos visto antes”, responde el pediatra y magíster en salud pública Fernando González sobre el modelo de residencias de protección de alto estándar que está piloteando Hogar de Cristo desde mayo de este año y que se prolongará hasta fines de 2019, con la aspiración de que se convierta en política pública.

Hablamos de reemplazar las tristemente célebres “residencias del Sename”, masivas, mezcladas, con habitaciones sin privacidad, ni tutores dedicados y especializados, ni atención médica física y mental especializada, ni reparación de los vínculos… En fin, con una interminable lista de debilidades y carencias que esta iniciativa busca resolver de acuerdo a un modelo, “un enfoque”, como afirma el doctor González, centrado en la reparación del daño que acarrean los niños y jóvenes vulnerados.

Fernando González preside la Comisión de Infancia del Colegio Médico y, junto al vicepresidente del gremio, el doctor Patricio Meza, son parte del panel de expertos que monitorea regularmente ambos pilotos, que cuentan con financiamiento de Acción por la Infancia, agrupación formada por las fundaciones familiares Colunga, Choshuenco, Ilumina y Luksic. Ambos profesionales se han comprometido a apoyar con la atención de sus médicos, en particular en materia de salud mental, a los niños y jóvenes que participan de los 2 pilotos: uno para varones, en Santiago, con 10 cupos, y otro para mujeres, en Viña del Mar, con la misma capacidad, pero donde hasta ahora hay sólo 6 adolescentes.

-¿Cuál es el rol del Colegio Médico en este Piloto de Residencias de Protección Terapéuticas Especializadas con Altos Estándares del Hogar de Cristo?

-Hasta el momento está declarada y comprometida la intención de colaborar en la atención de los niños, niñas y adolescentes, que son parte de las dos residencias piloto y que están en listas de espera del Repositorio Nacional. Esto en el marco de una estrategia de vinculación activa y efectiva entre la residencia y el primer nivel de atención del sistema, los Centros de Salud Familiar (CESFAM), para que se garantice el acceso a programas de promoción, prevención y detección precoz de problemas de salud que puedan afectar a los chicos.

-¿Qué los llevó a participar del tema y cómo ven la crisis de las llamadas residencias de protección del Sename?

-Nos convoca el sentido de urgencia de dar respuesta a esta compleja problemática que ya es conocida. Salud tiene mucho que decir, por lo que estamos decididos a poner a disposición a lo largo y ancho de Chile a nuestro cuerpo de más de 25 mil médicos en los territorios para abordar las problemáticas de salud que estos niños, niñas y adolescentes puedan tener.

-¿Cuáles son a juicio del Colegio Médico las principales falencias de estos recintos, tanto de los de administración directa del Sename como los de los organismos colaboradores?

-Desde el punto de vista de la salud, creemos necesaria como primera medida la promulgación de un “reglamento sanitario” que norme las condiciones en que viven los niños de las residencias. Actualmente se rigen por el mismo reglamento que hoteles, moteles, hospedajes, pensiones, residencias estudiantiles, lo que evidentemente es insuficiente para niños y jóvenes que requieren de un trato especial. El segundo punto es la articulación efectiva con los equipos de salud de sus territorios. Y el tercero, que se garantice el derecho de los muchachos y muchachas a crecer y desarrollarse en un ambiente efectivamente seguro, contenido y donde se les entreguen las herramientas y oportunidades para educarse y proyectarse a una inserción laboral y social que les permita desenvolverse en la sociedad.

-Entre la salud del cuerpo y la de la mente, ¿cuál es la que presenta mayor daño en el caso de los niños del Sename?

-Evidentemente, la mental, porque se trata niños, niñas y adolescentes que han vivido traumas en su gestación y primera infancia o han estado expuestos a un estrés tóxico que ha inferterido en su neurodesarrollo. Cuando son niños que han tenido problemas nutricionales o de vínculo en primera infancia, tienen mayor riesgo de morbimortalidad, por lo que la salud del cuerpo también deben ser controlada en la supervisión del control sano, para identificar y atender oportunamente cualquier problema que se presente.

-En concreto, ¿qué ayuda ofrecieron ustedes?

-Operativos de salud para atención de los niños y adolescentes de las residencias piloto que estén en listas de espera, identificar la situación médica de cada niño y articular la relación y comunicación entre Sename y los servicios de salud.

Para Fernando González, médico, dirigente, ciudadano, lo más motivador de participar de esta iniciativa que busca mejorar los estándares de las residencias del Sename e instalarlos como política pública, es reparar una neglicencia estatal histórica. Señala: “Lo más lamentable es la falta al compromiso del Estado con la Convención de Derechos de la Niñez de 1989, que Chile suscribió en 1990. Los informes y observaciones generales de la ONU cada 5 años dan cuenta de las grandes brechas existentes y lo mucho que falta por avanzar en la garantía de los derechos de la infancia vulnerada. Se trata de una población que merece atención especial para reparar las vulneraciones que padece y promover su reinserción social… y evidentemente estamos muy lejos de ello”.

 

 

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