María Angélica Ríos Rocco:

Desde hace 25 años, ejerce un rol fundamental en la población El Progreso, sector San Antonio de Temuco, que comenzó como una toma a la que llegó a vivir junto a su madre porque no tenían ninguna otra posibilidad de acceder a una vivienda. Ella fue propuesta como una de las Mujeres Bacanas vinculada al Hogar de Cristo en el Mes de la Mujer y esta es su historia.

Por María Teresa Villafrade

29 Marzo 2022 a las 23:02

“Cuando llegamos a vivir a la toma aquí no había luz ni agua, era un peladero que había que limpiarlo, porque estaba lleno de matas de murras, hacía mucha calor y por harto tiempo estuvimos en esas condiciones, todos nos colgábamos”, cuenta la dirigente vecinal de “Los poetas del Progreso”, nombre que deben a la avenida principal más cercana.

Poco a poco todo se fue regularizando en la toma, gracias a la organización de la comunidad: “Primero instalaron la luz, el alcantarillado, pusieron cemento, vino Chile Barrios que hizo casas aquí también. Fue harto en poco tiempo, logramos muchas cosas”, dice orgullosa.

Conocida junto a otras siete mujeres como “las pobladoras de El Progreso”, María Angélica siguió las enseñanzas de su madre y de su suegra, quienes siempre prestaban apoyo a sus vecinos que no tenían para comer. Desde hace 15 años funciona en su casa la olla común que llegó a dar almuerzo a 240 personas en pandemia y actualmente sirven a 85 personas, en su mayoría familias sin trabajo y adultos mayores.

“El principal problema que tenemos es la falta de trabajo. Muchos se despiden agradeciéndonos la ayuda porque encuentran pega, pero después vuelven porque se quedan sin trabajo. La olla común se hace con la ayuda de toda la gente, aportan arroz, fideos, de lo que pueden. En la actualidad mis vecinas Eli Tejeda y Rosita Tejo me ayudan, pero cuando empezó la pandemia éramos siete”, relata.

Su marido, el maestro carpintero, César Ruiz, es en realidad el presidente de la junta de vecinos, pero ella lo secunda en todo porque a veces él no tiene tiempo de asistir a reuniones. “Soy su primera dama”, cuenta sonriendo. En especial cuando se trata de organizar actividades navideñas para los niños de las 240 familias que viven en la población.

“Me emociona ver la cara de felicidad de los niños cuyas madres son jefas de hogar que han sido víctimas de la violencia intrafamiliar o no tienen con qué comprar nada para sus hijos en las fiestas, es algo que me motiva muchísimo”, confiesa.

Ella mejor que nadie sabe que en cualquier momento, puede volver a pasar necesidades.

-¿Cómo se produjo el vínculo con el Hogar de Cristo?

-Partió con Ismael, mi hermano, que fue alcohólico y terminó viviendo en situación de calle hasta que lo recibieron en la hospedería de Temuco. Ahí conocí a María Paz Ruiz, jefa de esa unidad. Empezamos a hacer cosas en conjunto. En una ocasión, nosotros prestamos nuestra sede para alojar a migrantes que no tenían dónde llegar. Aquí hay muchos venezolanos y haitianos -explica.

María Paz Ruiz, al postularla como una Mujer Bacana Hogar de Cristo, escribió: “María Angélica sabe cómo es sufrir por un familiar que decide no llegar a casa por vergüenza a que lo vea su madre en estado de ebriedad y que no asume que necesita ayuda”.

Ismael finalmente llegó a vivir a la casa de su hermana pero se enfermó del corazón y ahora está bajo el cuidado de su hija.

“Me lo traje a vivir a mi casa y él dejó de tomar, pero le vinieron todas las enfermedades, estuvo hospitalizado y como yo como hago harto trabajo social y también ando en reuniones, no puedo cuidarlo, entonces le dije a su hija que se encargara de él”, agrega.

María Paz acota que María Angélica “es un ejemplo de persona involucrada con la justicia social, que cree que en el poder de cambio de las personas, principalmente dando la mano a través de diferentes iniciativas. Además de la olla común, ha creado grupos de deporte para jóvenes, clubes de adultos mayores, y brinda espacios de apoyo a mujeres y niños vulnerables. Ella sabe que tocando las puertas con respeto y amor, consigue lo que los demás necesitan”.