Las huellas que generan la vulnerabilidad, pobreza, exclusión y violencia, particularmente en niñas y adolescentes, se ven potenciadas por la desigualdad de género, que es perpetuada por la sociedad y condiciona sus oportunidades futuras. 

Las experiencias de violencia sexual, por ser un delito con marcado sesgo de género, requieren de un marco de comprensión sobre la transversalidad de la desigualdad de género y de herramientas para su intervención terapéutica. 

Esta investigación recopila conceptos y prácticas para facilitar el trabajo cotidiano con niñas y adolescentes en residencias de protección, desde una mirada interseccional de género. Y ofrece herramientas para tratar el trauma provocado por la violencia sexual, maltrato y abuso. También considera las consecuencias que el sistema residencial puede tener en la salud mental y física de estas chicas. 

Tras dos años de trabajo, entregamos este material para que los equipos hagan frente a los estereotipos y discriminación que sufren estas niñas y jóvenes, que padecen dolorosamente las consecuencias de la interseccionalidad de género: ser mujer, ser persona menor de edad, encontrarse en situación de pobreza y exclusión, y haber sufrido graves vulneraciones de derecho.

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