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LENGUAJE INCLUSIVO

Adriana Valdés

Una vez le dijeron que hablar bien era cosa de profesores de castellano. A diferencia de otros países de Latinoamérica, como Colombia y Argentina, donde un lenguaje limitado te ubica en lo más bajo en la escala social, acá es al revés. De la lengua nacional –ahora inclusiva y más empobrecida que nunca– trata esta conversación.
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A mí, mis nietos me dicen wela, con doble v, y todo el resto del mundo puede decirme “señora”. A mí me enseñaron que había “que respetar a sus mayores”. Yo soy parte de los mayores de mucha gente y, como siempre respeté a mis mayores, espero lo mismo de vuelta. Todo el mundo puede decirme por mi nombre si me conoce, tratarme de tú, lo prefiero. Pero alguien que no me conoce, no tiene que meterme al bolsillo por el hecho de que soy una persona mayor. El trato genérico de “abuelito” infantiliza; eso es muy importante precisarlo. Cuando tratas a alguien de “abuelito” (y no es tu abuelo), le estás diciendo: “Usted es alguien que tiene derecho a mi compasión”. Puede ser un trato muy bien intencionado, pero es absolutamente insultante.
Adriana utiliza una y otra vez la palabra “contexto”. El lenguaje tiene que adecuarse al contexto, sostiene. “Cuando una persona necesita ternura, hay que estar en ese contexto y dársela, pero no andar extendiendo una especie de ternura impersonal a un montón de personas que pueden ser harto más inteligentes y capaces que tú. En esos casos, me vuelvo una pantera gris del lenguaje, soy una vieja peleadora”.

Inteligente, graciosa y libre, ventaja que, sin duda, otorgan los años, la citamos para hablar de lenguaje inclusivo en términos amplios, no sólo de género. Hace meses, en el Hogar de Cristo presentamos “Yo no soy tu abuelita”, un glosario para comunicar sin discriminar ni estigmatizar, el que tiene una serie de videos asociados, los que despiertan la atención de Adriana. En uno de ellos, un hombre pide: “No me digas vago. No tendré casa, pero soy una persona igual que tú; siento, pienso, sueño”.

-Me gusta mucho que él diga: “Soy una persona igual que tú”. Ustedes hablan de persona en situación de calle en el contexto de una organización experta en el tema, pero sería muy raro que yo llegara a mi casa comentando: “Hoy vi a una persona en situación de calle”. Yo diría: “Hoy he visto a un hombre abandonado”, porque lo hogareño, lo coloquial, es un registro distinto, no corresponde al burocrático, técnico. Yo entiendo estas formas, pero principal es tener una manera humana de aproximarse a los temas y, en ese sentido, me gusta mucho la palabra persona.

¿Carga hoy el lenguaje con mucha ideología? ¿Hablar se ha vuelto como pisar huevos?

Así como acá se pasó de hablar de los derechos del hombre a hablar de los derechos humanos por cuestiones de inclusión, los franceses siguen hablando de los droits de l’homme. Hoy no hablamos del hombre en genérico para englobar a ambos géneros, lo que produce un poco de complicación y lleva a cosas bastante ridículas como tener que repetir mil veces los hombres y las mujeres, los ciudadanos y las ciudadanas, los chilenos y las chilenas… Esas redundancias son lamentables y es algo que hay que evitar, pero sin olvidar que el masculino genérico a veces borra a las mujeres. Pero ese problema desaparece si en vez de usar la palabra hombre, usas la palabra persona, que incluye tanto a hombres como a mujeres.

“Desde hace unas 3 décadas en Chile se usa el concepto persona en situación de calle para lo que en España se conoce como persona sin hogar o sinhogarismo, que es similar al uso de las palabras homeless y homelessness, respectivamente, en el mundo anglosajón. En Argentina, la expresión más común es sin techo y en Brasil, moradores de rua, que sería algo así como habitantes o moradores de la calle. El concepto chileno se ha legitimado como el que más se ajusta a un trato digno y respetuoso y es usado en documentos académicos, estatales, de las organizaciones del tercer sector que se ocupan del tema y también por la prensa profesional. Describe a la persona en una circunstancia de carencia de hogar, haciendo la salvedad de que lo suyo es una situación transitoria, no una condición permanente”.

Cita de “Yo no soy tu abuelita: Glosario para comunicar sin discriminar”, Hogar de Cristo, 2021.

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Autoría

Idea Creativa: Sucky Luthan y Ximena Torres Cautivo | Realización y Programación: Agencia Bireal y Jaime Menares
Entrevistas: Ximena Torres Cautivo | Fotografías: Banco de imágenes y Alejandro Maltés
Un producto de la Dirección de Contenidos del Hogar de Cristo
Diciembre de 2021

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Idea Creativa: Sucky Luthan y Ximena Torres Cautivo
Realización y Programación: Agencia Bireal y Jaime Menares
Entrevistas: Ximena Torres Cautivo
Fotografías: Banco de imágenes y Alejandro Maltés
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Diciembre de 2021

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