En los colegios de Fundación Súmate una de las actividades importantes de la semana son los círculos motivacionales, una instancia donde los estudiantes que han estado fuera del sistema escolar son destacados por sus profesores. Un reforzamiento positivo al que muchos no están habituados.
Valentina Miranda
Desde sus inicios hace 30 años, Fundación Súmate no sólo se ha preocupado de que miles de niños, niñas y jóvenes que habían abandonado el sistema escolar volvieran a las aulas. Su mayor desafío ha sido que estos estudiantes no claudiquen y logren egresar de la Enseñanza Media.
En esta tarea la estimulación ha sido clave y es por ello que en todos sus colegios se realizan los llamados círculos motivacionales, un espacio de encuentro, camaradería y conversación con todos los alumnos y profesores.
En el colegio Padre Álvaro Lavín de Maipú, que cuenta con 139 escolares, esta dinámica se realiza cada viernes durante media hora. Los estudiantes de los cursos 2 en 1 –desde quinto/sexto básico hasta tercero/cuarto medio– se reúnen en el patio techado para tratar un tema específico en conjunto con los profesores y, de esta forma, cerrar la semana con un espíritu comunitario.
La directora del colegio, Yalily Quezada, explica que la hora anterior a la realización del círculo, cada nivel tiene consejo de curso. Allí se tratan distintos temas – discriminación y xenofobia, medio ambiente, día del océano, día del estudiante, alguna efemérides, por poner algunos ejemplos–, se intercambian opiniones y generan un producto alusivo a la temática, como un poema, una canción, un letrero, un dibujo, el que se expone en el círculo que es dirigido por el jefe de formación.
RECIBIR UNA FELICITACIÓN NO ES FÁCIL
Respondiendo a su objetivo motivacional, cada dos semanas el círculo se destina a las felicitaciones. Allí algunos estudiantes son destacados por sus profesores, ya sea por notas, asistencia, esfuerzo, comportamiento, trabajo en equipo, entre otros. Si la situación lo amerita, también se felicita a algún profesor.
“Los círculos son muy importantes para apoyar el desarrollo socioemocional de los estudiantes, para fomentar su sentido de pertenencia, para que se acostumbren a relacionarse con alumnos de otros cursos y para que aprendan a reflexionar y exponer sobre distintos temas”, señala la directora.
Reconoce que es una instancia que es difícil de implementar, por los problemas de inseguridad y autoestima que presenta gran parte de los alumnos.
“No les gusta exponerse, les da vergüenza y piensan que se van burlar de ellos. Por eso mismo los alumnos que exponen se van repitiendo y cuesta que otros se atrevan”.
Entendiendo esto, no es extraño que muchas veces los jóvenes que reciben una felicitación no se atrevan a salir adelante para recibir el reconocimiento público. “No están acostumbrados al reforzamiento positivo”, señala Yalily.
DAR UNA BUENA IMPRESIÓN
Después de dos años de estar fuera del sistema escolar, Franco Cisternas (15) ingresó este año al colegio Padre Álvaro Lavín. Había estado 8 años en un colegio cristiano hasta que llegó la pandemia y cuando volvieron las clases presenciales decidió no regresar.
“Ha sido una experiencia nueva. Al principio estaba nervioso, pensaba que no iba a encajar, pero me puse como meta no fijarme en lo que dice el resto y me he preocupado de dar una buena impresión. Acá los profesores son más liberales. Uno se siente más acogido, más comprendido”, señala.
Sobre los círculos motivacionales, dice que son una buena oportunidad para conocer a los estudiantes del resto del colegio y convivir no sólo con los del curso. “Además lo pasamos bien. A veces hemos cantado karaoke y hemos compartido cosas para comer”, cuenta.
También ha sido testigo cuando algunos compañeros no se atreven a salir adelante a recibir una felicitación o a hablar de algún tema.
“Yo creo que es por temor, miedo de no ser aceptados. Cuando en consejo de curso alguien tiene que exponer, muchos se burlan de las presentaciones, entonces prefieren no hacerlo para evitar esos problemas. Hay alumnos que son muy mala onda”.
Por eso es muy importante el apoyo que da un equipo multidisciplinario de profesionales para que los chicos y chicas aprenden a identificar sus emociones y a desarrollar habilidades socioemocionales, lo que explica en gran parte por qué el 90% de los estudiantes de este colegio logra graduarse de Enseñanza Básica o Media.
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