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Evelyn Troncoso:

“Me perdí en la vida, en las drogas”

Esta mujer de 50 años se perdió la mitad de su vida, tanto literal como metafóricamente, a causa del consumo. El grado de discriminación e invisibilidad social que sufren las jóvenes y adultas problemas de alcohol y drogas es tanto, que la vergüenza y el temor a perder a sus seres queridos las acompaña antes, durante y después del tratamiento. Aquí Evelyn cuenta cómo recuperó su vida.

Por Matías Concha P. 

14 Marzo 2023 a las 13:08

“Antes todo se limitaba a que la vida fuera pasando; ahora, el objetivo es vivirla y disfrutarla”. Así explica Evelyn su paso por el  Centro de Atención Terapéutica para Mujeres de Hogar de Cristo, en la comuna de Quilicura, que brinda tratamiento, prevención y sensibilización ante las el consumo problemático de alcohol y de otras drogas. Acudió a él para hacer “un punto y aparte” en su vida, tras “muchos años perdida y sin rumbo”.

-¿Qué te hizo buscar ayuda?

-Querer estar con mis hijos y encontrarme a mí misma. Esto ha sido una vida entera de gatillantes que hoy recién estoy comprendiendo o asumiendo. No ha sido fácil, pero es la única forma de sanarme.

Ella es una de las 25 mujeres en situación de pobreza y exclusión, con consumo problemático de alcohol y otras drogas que acoge el Centro de Atención Terapéutico para Mujeres, en Quilicura. Un recinto que cuenta con salas de uso terapéutico, espacios para talleres, recreación y administración, además de dormitorios y una zona especialmente habilitada para niños.

–¿Gatillantes?

Sí, vengo de una familia muy difícil, así es que me casé lo antes posible para irme de esa casa. Estaba cansada de la violencia, pero el remedio resultó peor que la enfermedad. Me casé a los 17 años y quedé embarazada al tiro. Mi ex marido era un hombre estricto, celoso y mucho mayor, que me llevó por años a una Iglesia muy retrógrada y machista, que no me dejaba ocupar falda, tener opinión o hacer algo que no fuera estar en la casa o cuidando a mis niños.

¿Cuándo comienzan los problemas?

Cuando comencé a crecer o emanciparme. Imagínate, la iglesia se metía hasta en nuestra vida sexual y nos decía qué era lo bueno y qué era lo malo y, por supuesto, todo lo que yo hacía era lo malo. Primero, quise estudiar y no me dejaron, después comencé a pintarme y fumar, y eso los sacaba de sus casillas. Fue casi irónico, pasé de una infancia muy sola, con cero estructura, a una rutina sin libertad, sin oportunidad de ser alguien. Todo se resumía a atenderlo a él.

A los 24 años y con tres hijos, su ex marido, se fue de la casa y ella quedó sin ningún tipo de apoyo.

“Quedé sin brújula”, explica, Evelyn. Con el tiempo, su ex volvió a aparecer y terminó quitándole la custodia de sus hijos. “Él logró demostrar que yo no podía hacerme cargo de ellos porque no tenía redes de apoyo, ni estudios, ni trabajo, ni dinero. Con el paso de las semanas, él comenzó a desaparecer y a cancelar todas las visitas y pronto logró alejarme. Al final, me dijo que si quería ver a mis hijos le tenía que dar la tuición legal,  así de fuerte. De ahí en adelante, comenzó el declive en mi vida”.

¿Qué sucedió?

-Me perdí en la vida. Conocí a otro tipo, un hombre que me introdujo en el mundo de las drogas. Tenía 27 años y vivía con una culpa que sólo se me quitó la primera vez que me drogué. Me hizo no sentir nada, ni pena, ni abandono, nada de nada. Obvio, me enganché.

¿CUÁL ES TU NORTE?

Katherine perdió el contacto con sus hijos y comenzó a trabajar en un café con piernas. “Fueron cerca de 10 años viviendo de noche  y visitando a mis niños solamente para los cumpleaños o en algún fin de semana. Era tal mi desorden emocional y mis ganas de morir que dejé de estar disponible ciento por ciento para ellos” explica.

¿Qué te hizo cambiar?

Conocí a un hombre súper bueno, una pareja que me animó a mirar para adelante, me hacía preguntas como “¿Cuál es tu norte?, ¿Qué pasa con tus hijos?” y yo no tenía idea qué responderle. Me ayudó a ver que una madre siempre es mamá, no importa lo que pase o lo inservible que seas en ese momento, tú eres mamá y eso no se transa, así me fui reeducando.

¿Siguen juntos?

Duramos 14 años, pero él no pudo aguantar mis recaídas. Yo seguía muy enferma y, a veces, me desaparecía por días sin darle explicaciones a nadie, normalizando todo. Luego de que él se fue me puse aún en más en riesgo. Al final, empecé a vivir con mi hijo y comenzaron a nacer mis nietos, que me cambiaron la vida.

Con 50 años, Evelyn decidió dejar atrás el consumo problemático de drogas, ingresando al  Centro de Atención Terapéutico para Mujeres de Quilicura. “Ya llevo nueve meses sin consumir, sin recaer”, asegura.

¿Cómo resumirías estos 9 meses?

Ahora quiero buscar mi propio rumbo, trabajar para mí y tener mi propia casa, dejar atrás la vergüenza y la culpa, que tanto nos detiene a nosotras, las mujeres. Eso, los resumo como dejar atrás lo que no suma para ir hacia adelante.

 

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