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Clara volvió a vivir con su familia

En pleno Barrio Universitario de La Serena, se encontraba emplazado el ELEAM Padre Álvaro Lavín del Hogar de Cristo, que debió ser cerrado por razones económicas derivadas de la pandemia. Los 21 adultos mayores que allí se encontraban ya fueron reubicados aunque de ellos solo dos volvieron bajo el cuidado de sus familias. Clara Varas es una de ellos.

Por María Teresa Villafrade

20 Enero 2021 a las 12:54

Juan Capona (64) vio llegar la ambulancia que traía a su madre Clara Varas (88) hasta su casa ubicada en Alto Valsol, a 15 minutos de La Serena por la ruta 41. Decidió llevársela a vivir con él pese a que ella está postrada hace muchos años debido a su avanzada edad. Clara es una de los 21 adultos mayores que estaban siendo cuidados en el Establecimiento Larga Estadía para Adulto Mayor (ELEAM) de Hogar de Cristo en la capital de la región de Coquimbo.

Sin embargo, debido a la crisis financiera que la pandemia ocasionó a la institución, debieron cerrarse 28 de los 278 programas sociales que funcionan a lo largo del país, y el Eleam Padre Álvaro Lavín de La Serena fue uno de ellos. Juan Capona reflexiona:

“Cuando supe que se cerraba el recinto tomé la decisión junto con mi señora de traer a mi mamá a mi casa, decidimos que había que darle la mejor calidad de vida posible, con cariño, porque así como ella nos cuidó, nosotros tenemos que hacernos cargo. No ha sido nada fácil, eso sí”, cuenta.

Asearla, protegerla e incluso darle sus alimentos forman parte de las tareas diarias. “El cambio la afectó, porque ella antes se alimentaba sola, pero desde que está conmigo tengo que darle todas las comidas. Del Hogar de Cristo nos dieron una hoja grande donde están anotados todos los remedios que toma y el horario en que debemos dárselos. Tratamos de que haga ejercicios con sus brazos y manos, pero hay que estar encima porque si la dejas sola no hace nada y la idea es que no se empiece a tullir”, dice dando cuenta de lo bien cuidada que ella estaba.

Si bien, hicieron con tiempo el traspaso de consultorio, se queja de que aún no logra que Clara aparezca en el sistema y le empiecen a proveer sus remedios. “De repente se van a acabar y estaremos en problemas”, agrega. Ahora, como su esposa tiene marcapasos, contrataron una persona para que ayude los fines de semana con el cambio de pañales y el baño.

“Para mí, que soy hombre, me resulta complicada esa tarea. Nosotros somos tres hermanos varones, pero hace 12 años que el menor se alejó de la familia y no ha vuelta a verla. Ella siempre me pregunta por Carlos Enrique, hemos tratado de ubicarlo hasta con Carabineros y no hay caso”, revela con la esperanza de que él lea esta crónica y vuelva a tomar contacto.

EMOTIVA DESPEDIDA

No es nada de fácil para una familia cuidar de una persona mayor postrada, se produce un desgaste innegable tanto físico como emocional. Por eso es tan importante la iniciativa que se ha propuesto a nivel estatal de destinar ayuda económica a quienes asumen el cuidado de personas dependientes, sea adulto mayor o no.

Eso explica, en parte, la razón de que solo dos de 21 adultos mayores que estaban en el ELEAM pudieran ser reubicados con sus familias. Para María Teresa Moreno, jefa de operación territorial de Hogar de Cristo en Coquimbo, esto no fue una sorpresa ya que la mayoría de los usuarios de los programas de este tipo son personas de extrema vulnerabilidad que se quedaron sin redes de apoyo hace mucho tiempo o bien, sus familias de origen no tienen recursos suficientes para mantenerlos dignamente.

“Desde el minuto que supimos del cierre del programa se lo comunicamos a los 22 trabajadores del equipo y ellos tuvieron una reacción muy positiva pese al dolor y la preocupación de quedarse sin trabajo. De inmediato se enfocaron en la tarea de reubicar a los 21 adultos mayores que estaban bajo su cuidado. Lo primero que hicimos fue consultarles y respetar sus deseos respecto a la ciudad donde preferían quedarse. Le dimos prioridad a los que querían quedar radicados en la región, en Coquimbo y La Serena”, explica la JOST.

La decisión se comunicó a todas las redes, a los terceros significativos que estaban vinculados con los adultos mayores, a las autoridades como el Seremi de Desarrollo Social y al Senama Regional  que se puso en contacto con los demás ELEAM de la región. “Tuvimos un apoyo súper fuerte, todos fueron muy empáticos con nuestra situación y revisaron la posibilidad de darnos cupos para la reubicación”, precisa María Teresa Moreno.

El 30 de noviembre de 2020 comenzaron las despedidas. Cinco adultos mayores fueron los primeros en ser trasladados al ELEAM Nuestra Señora de Andacollo en La Serena. “Ese día se les preparó algo especial y les compraron bolsos y ropa nueva, realmente todo se hizo con el mayor cuidado y cariño por parte del equipo”, agrega.

Luego, otros cuatro adultos mayores fueron reubicados en la Fundación Las Rosas, uno en el ELEAM de Coquimbo y los demás llegaron en ambulancia a la Residencia Adulto Mayor Mi Hogar Recoleta, en Santiago, entre el 6 y 8 de enero pasados.

Elizabeth Espejo, jefa del ELEAM de La Serena, está satisfecha por el deber cumplido y por saber que todos y cada uno de los residentes ya se encuentran en sus nuevos hogares. Tras 21 años de trabajar en el Hogar de Cristo afirma que la noticia del cierre del programa fue repentina y muy dolorosa. “Me impactó, no lo voy a negar, pero como equipo nos propusimos reorganizarnos para enfrentar el plan de reubicación y cada compañero fue asumiendo las tareas asignadas con mucha responsabilidad”, señala.

María Teresa Moreno (al centro) y Elizabeth Espejo (a su izquierda).

Prácticamente todos estuvieron presentes en la emotiva ceremonia de despedida que Pastoral organizó el lunes 18 de enero en las dependencias ubicada en la avenida Juan Cisternas de La Serena. Ellos, al igual que Clara, también dijeron adiós. Les deseamos lo mejor y les agradecemos el cariño con el que hasta el último minuto cuidaron de los adultos mayores.

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