Es voluntario junto a su familia en el sector de Florida, ubicada en la provincia de Concepción, región del Biobío. En ese lugar, con la bandera chilena en la mano, nos muestra el terreno arrasado donde antes estaba la casa de una familia que lo perdió todo producto de los incendios.
Por Matías Concha P.
“Estoy acá con mi esposa, mi suegra y mis dos hijos, porque no se saca nada con estar en la casa viendo esto por la televisión; es necesario llegar con ayuda a la gente”, dice, totalmente convencido.
Lo conocemos entregando agua y alimentos a diferentes familias en el sector de Florida, ubicado a 42 kilómetros de Concepción, compuesto en más de un cincuenta por ciento por plantaciones de pino y con altos índices de vulnerabilidad y pobreza. “A mi familia también le afectaron los incendios, lo están pasando pésimo, lo han perdido todo, tanto acá en Florida como en Santa Juana. Pero aun así ellos fueron capaces de salvar a muchos de sus vecinos y subir a su camioneta a adultos mayores y diferentes personas que escapaban como podían del fuego, así que debemos seguir su ejemplo”, dice, emocionado.
-Acá no solo se necesitan manos para reconstruir, también se necesitan recursos, como agua, ropa, comida, plata y donaciones. Si alguno de los que está leyendo esto no puede venir entonces que se ponga con algunas lucas. Se viene el Festival de Viña, se viene marzo y el país pronto estará en otra. Por eso lo mejor es aportar con donaciones, no importa cuánto, todo suma.
Llegamos a Florida el día en que se registraban 290 siniestros, de los cuales 50 habían sido extinguidos. Según se informaba, 67 estaban en combate, con 430.187 hectáreas afectadas. Los incendios han dejado 24 fallecidos, 2.911 personas con atenciones de salud, más de 6 mil damnificados y 1.501 viviendas destruidas hasta la fecha.
-Por un lado nos llena de alegría poder ayudar a la gente y a nuestra familia acá, en Florida, pero también ha sido fuerte, no es fácil llegar acá y ver todo quemado. Hay cientos de familias que quedaron con lo puesto, sin casa, sin ropa, sin documentos, sin los recuerdos que atesoraron por años. Es fuerte.
–Que si no somos chilenos para ayudarnos en las catástrofes, no lo somos realmente… No sólo tenemos que unirnos para los partidos de fútbol, así que aporte, done, ayude.
Ni su sala de clases, ni su jardín infantil, ni su sala cuna. Hogar de Cristo trabaja porque todos, al margen de su situación socioeconómica, reciban educación de calidad en todos los niveles de su trayectoria educativa. Apóyanos.
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