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Una Digna cuidadora:

"Si enfermo, no sé qué será de él"

Se llama Digna Sánchez, es artesana y no puede tener mejor puesto el nombre. A sus 74 años, es la cuidadora principal de su hijo postrado y casi no recibe ayuda. Está sola y agotada, una realidad que Hogar de Cristo, con el apoyo del Gobierno Regional del Maule, busca mitigar entregando apoyo a 145 cuidadoras en Curicó, Teno, Romeral, Molina, Linares, San Javier, Cauquenes, Constitución y Parral.

Por Matías Concha P. 

9 Enero 2023 a las 20:07

“Desde hace más de veinte años me hago cargo de mi hijo Wilson”, dice Digna, al otro lado del teléfono, desde una población en Cauquenes, región del Maule.

“Como mi hijo tiene un retraso mental severo, si lo dejo solo se comienza a golpear la cabeza. Por esopaso todo el día asistiéndolo. Lo alimento, lo baño, lo mudo, lo llevo al hospital, todo lo que mi niño necesite”.

-¿Tú sola te haces cargo de todo?

-La mayoría del tiempo me hago cargo de todo.  A veces viene mi otro hijo y me ayuda a bañar al Wilson y darle sus remedios o ponerle sus cremas. El resto del tiempo estoy sola o con las tías del Hogar de Cristo, que me ayudan con alimentos, trámites y compañía, que es lo que yo más agradezco.

Según la OMS, el “cuidador” es la persona del entorno del enfermo que asume voluntariamente el papel de responsable y está dispuesto a tomar decisiones por y para el paciente, y a cubrir sus necesidades. Sin embargo, el cuidador está expuesto a experimentar un estado de profundo desgaste a nivel físico y emocional llamado “síndrome de sobrecarga del cuidador”.

Digna ha pasado su vida pendiente de los cuidados de Wilson. “Los dos vivimos de nuestras pensiones básicas, él por invalidez y yo por ser una adulta mayor sin jubilación, pero entre remedios y comida, quedamos sin ni un peso. Ahí es cuando me aflijo, porque si me enfermo el día de mañana, no sé qué será de mi hijo”.

-¿Cómo es la vida con dos pensiones básicas como único ingreso?

Muy difícil, casi imposible, por eso desde que era chiquita he trabajado haciendo figuras de greda. Es un trabajo hermoso, que me lleva a la época de mi niñez, cuando vivía con mis padres. Más allá de los pesitos que nos hacemos con mis figuras, lo hago porque que me hace bien y me gusta.

Existe una tendencia mundial a la desinstitucionalización para los temas de salud mental, envejecimiento, discapacidad. Por eso, el Hogar de Cristo está realizando intervenciones mixtas y flexibles, que combinan lo residencial de corta estadía con lo ambulatorio, lo domiciliario y lo comunitario y retrasan el ingreso de las personas a una modalidad residencial.

“Esta nueva estrategia busca ir al encuentro de las personas mayores”, dice Mauricio Zorondo, jefe de operación social de Hogar de Cristo, en Maule Sur. “Sentimos necesario este acompañamiento para todas nuestras cuidadoras, quienes por la inflación y el alza del costo de la vida se han visto doblemente afectadas, pues los niveles de ansiedad y estrés han aumentado en nuestra población a nivel de salud mental, siendo estas un segmento mayormente afectado, incrementando además la sobrecarga”.

Desde hace un año, el Programa de Atención Domiciliaria para el Adulto Mayor (PADAM) del Hogar de Cristo, en Cauquenes, visita a Digna. Le llevan cajas de alimentos, pañales, la ayudan con trámites. El programa atiende a cerca de 30 adultos mayores vulnerables. Dicen que casi el 50 por ciento de ellos están al cuidado de personas también mayores.

“Me ha tocado difícil y me canso a veces. Con mi Wilson vivimos en una mediagua, con piso de tierra y con un baño lejísimos, pero qué le vamos a hacer, hay que tener fuerzas y a pesar de todo, soy una persona feliz, la gente me ayuda y reza por nosotros así que no me siento sola”, concluye Digna.

PREVENCIÓN Y ABORDAJE

En Chile, el 72% de las personas que cuidan gente postrada, discapacitada o dependiente, son mujeres. De estas, casi el 70% padece del «síndrome del cuidador», un estado de profundo desgaste a nivel físico, emocional y mental.

“Mientras más dependiente sea el adulto mayor que cuidamos, mayor será la sobrecarga, así como también, será percibida como mayor carga si no existen redes de apoyo o son escasas”, explica Doris Garcia, experta en cuidados de adulto mayor de Hogar de Cristo. “Es distinto el contexto de un cuidador principal con redes de apoyo formales, o redes de amigos y familiares, a un cuidador que está solo. No obstante, se ve afectado igualmente a nivel físico y psicológico, con un deterioro social significativo, pudiendo desarrollar sentimientos de incapacidad, culpa, sintomatología depresiva o ansiosa”.

Es por esto que para el Hogar de Cristo el “cuidado del cuidador” se ha convertido en una cuestión crucial. Hace pocas semanas, con el apoyo del Gobierno regional del Maule, se comenzó a implementar un proyecto que busca abordar la situación de vulnerabilidad entregando kits de alimentación, elementos de higiene y cuidado a 145 mujeres cuidadoras. También se desarrollan talleres y espacios de conversación y contención individual y grupal, donde las cuidadoras reciben un reconocimiento formal de su rol y se las vincula a redes de apoyo para puedan capacitarse, informarse sobre sus derechos y descansar un poco de las pesadas mochilas que cargan.

“La iniciativa contempla tres líneas de acción”, explica Mauricio Zorondo. “En primer lugar, vamos a entregar un apoyo material, que aporte en alimentación, abrigo e higiene. En segundo lugar, están los espacios de encuentro y apoyo psicosocial, entendiendo que las cuidadoras no sólo necesitan pañales o remedios, también requieren un apoyo psicosocial que las guíe en su labor. Y, por último, vamos vincularlas en espacios de aprendizaje, recreación y reflexión. Todo contribuye a crear vínculos de confianza y cercanía, que les hagan sentir que no están solas en esta tarea y que pueden contar con nosotros”.

Digna es una de las mujeres cuidadoras beneficiada por el proyecto de Hogar de Cristo. “Yo trabajé toda la vida como manipuladora de alimentos en un colegio, no era muy buena y me costaba pero le ponía empeño. Me saqué la mugre y me querían harto, por eso es duro que llegue la vejez y la cosa se ponga aún más difícil, así es que celebro que se concreten ayudas a mujeres que a pesar de ser adultas mayores siguen cuidando a sus niños me hace sentir feliz y un poco más optimista”.

 

 

 

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