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De la cabeza a los pies:

Las pasiones de Erika Salkeld

A Erika Salkeld no le queda tiempo. ¡Cómo no! Además de desempeñarse en el área de informática de la fundación, realiza un importante voluntariado con personas en situación de calle y adultos mayores. Y, como si fuera poco, tiene su propio emprendimiento. Aquí te contamos su historia.

Por María Luisa Galán

12 Septiembre 2022 a las 16:05

Erika Salkeld (46) trabaja desde hace más de cinco años en el Hogar de Cristo. Se desempeña en el área de informática, específicamente en business inteligence. Pero su vida no es sólo computadores y números, también realiza un importante trabajo social en la fundación.

Luego de realizar una pasantía en el programa terapéutico ambulatorio Los Morros, en San Bernardo, y en el PADAM Central, donde hizo visitas domiciliarias a adultos mayores, decidió disponer de sus tiempos libres para servir directamente a otros. “Me cayó la teja. Tenemos tantos privilegios, no en términos de plata, sino por la familia en la que nacimos. Y un puede hacer cosas tan pequeñitas por los demás”, cuenta la ingeniera en ejecución en informática.

Se quedó como voluntaria en el PADAM en la organización de las actividades, como la de fiestas patrias de este año. Y no está sola en esta tarea, también involucra a sus compañeros. Los anima a reunir dinero para comprarles regalos y otras cosas que necesiten los adultos mayores.

Pero eso no es todo. Desde el año pasado estudia podología clínica. “Nada que ver con mi carrera”, dice entre risas. Y en este segundo año, se ha dedicado a hacer voluntariado en la fundación mejorando los pies de los acogidos. Comenzó yendo a la Casa de Acogida de San Bernardo. Y hoy atiende los sábados junto a dos compañeras más. Y ahora tiene una oferta para realizar lo mismo en Recoleta, pero le falta tiempo.

“Estoy contenta. Me gustan ambas cosas. La informática y la podología, que es nada que ver. En el día veo sólo números y en la noche, biología celular. Pensé que la podología era más fácil, lo vi como un curso. No como una carrera. Lo miré a huevo, muy de ignorante. Pero he encontrado algo muy lindo. Me ha gustado mucho. Más encima, en el voluntariado ves que hay tanta necesidad. La realidad de las personas en situación de calle es terrible, hay que tener corazón”, cuenta.

Erika Salkeld en la celebración de fiestas patrias del PADAM Central.

Desde su mirada como podóloga, cuenta que ha visto en sus pacientes hongos, hiperqueratosis o durezas, entre otras patologías. “Hay una enfermedad que se llama “onicogrifosis“, que les da a los adultos mayores generalmente. Es una uña en grifo, como cuerno, que es grueso. Se daña la matriz y nunca más se sana. Siempre hay que estar atendiendo. Y es tanto lo que crece, que se encarna para el lado. Hay personas que no pueden ni caminar. La función de un podólogo es muy importante”, relata sobre su experiencia con los adultos mayores en San Bernardo.

Su familia es de Paine, pero con tantas actividades, le cuesta verlos, aunque pasó las cuarentenas de la crisis sanitaria con ellos. Siempre quiso estudiar podología. Le gustaba.

“En la pandemia uno se replanteó muchas cosas. Mi papá murió en la pandemia y le veía los pies. Pero fue un cúmulo de cosas y al final me decidí el 2021. No quería algo que durara tanto, pero después me di cuenta de la malla y el tiempo. Pero termino ahora en octubre”, relata.

Además de todo esto, tiene un emprendimiento de cremas y aceites llamado “Caminar Sano”: Explica: “Hago jabones antimicóticos, esmaltes para los hongos. Todo asociado a la podología. Sprays para el olor”. Este mini negocio lo comenzó junto con sus estudios de podología. Hizo cursos anexos con una especialista química y otro, con una fito terapeuta. Entonces tiene dos líneas de productos, una con químicos y otra más natural.

Antes de terminar, resume: “Estoy feliz de trabajar acá. Es un trabajo con sentido. Una como informática ve puros números, los informes y análisis de datos. Pero cuando humanizas esos números, es más bonito y entiendes los gastos”.

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