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Juan Miguel y Mario:

Dos caras de la situación de calle

Estas dos caras de la situación de calle muestran la paradoja que enfrentan las personas sin hogar que padecen alguna enfermedad: centrar todos los esfuerzos en sobrevivir les impide recuperarse, buscar ayuda e incluso volver al mercado laboral cuando logran salir adelante.

Por Matías Concha P. 

24 Julio 2023 a las 20:57

“Viví más de diez años en la calle y sé que uno dedica todas las energías y todo el tiempo del día a sobrevivir. Cuando además estás con depresión o tienes adicciones, destinas muchísima más energía en ir a urgencias o a estar angustiado en un sitio en el que te juegas la vida. Así es casi imposible pensar o siquiera ver la posibilidad de salir de la calle”, explica Mario (44) al teléfono.

Su relato refleja un profundo conocimiento de lo que implica la vida en la calle. Una realidad que demanda centrar todas las energías y el tiempo en la tarea de sobrevivir, sin espacio para lidiar con otras preocupaciones. “Un problema familiar me sacó de mi casa en Temuco y me llevó a la calle en Santiago, tenía como 19 años y vivía con miedo y alcoholizado, no me daba para pensar en nada más que en el próximo copete o en qué comer o dónde dormir. Me pegaron, consumí, anduve robando, pasé frío y hambre, las viví todas… o, mejor dicho, las sobreviví todas”.

Más de 20 años después, Mario está casado y es padre de dos adolescentes; una joven de 19 y otro de 14 años. Desde su casa y junto a su señora, Yesica, revela que logró salir de la calle gracias a la ayuda de las personas que creyeron en él en un momento en el que él mismo no valoraba su propia vida.

-¿Cómo saliste de la calle?

-No fue de un día para otro, me costó idas y venidas, pero el quiebre se dio gracias a la tía Carmen Bernal, la técnico social del Hogar de Cristo, que me venía a visitar en las rutas calle y me decía: “Tú tienes tu cuarto medio, eres inteligente, no tienes por qué estar acá”. Así ella me empezó a guiar y me propuso irme a la Hospedería y después a un programa de rehabilitación que me salvó la vida.

-¿Cuánto duró el proceso?

Estuve como seis meses encerrado en un programa de rehabilitación de la Fundación Paréntesis, que en ese entonces tenía otro nombre, creo que se llamaba Manresa. Bueno, ahí entendí que mis problemas con el copete venían de traumas de chico. Por ejemplo, mi papá también fue alcohólico y mi mamá trabajaba todo el día para mantenernos, así que nunca la veía. De ahí venía todo.

UN FUEGO QUE ENCIENDE FUEGOS

Carmen Bernal (64), técnico social del Hogar de Cristo durante 26 años, es una mujer que personifica a la perfección la esencia misma de su fundador, Alberto Hurtado. Es como un fuego que enciende otros fuegos. Como un ángel caído del cielo, Carmen recorre las comunas más vulnerables de la capital en búsqueda de los más excluidos en Cerrillos, San Miguel, San Joaquín y Santiago.

-Son casi treinta años de trabajo y aún me emociona lo que hago, tanto así que no he querido jubilar, ¿qué haría en mi casa? Me ha tocado ver a jóvenes que han salido adelante, como Mario que hoy tiene su familia, imagínate cómo te nutre eso.

-¿Cómo haces para llegar a ellos?

Lo primero es trabajar el vínculo y creer en ellos, no juzgarlos, no condenarlos, hay que darles oportunidades. Hace como un mes estoy conociendo a Juan Miguel Herrera, un hombre que llegó a la calle porque lo atrapó la pasta base, seguro que algo le sucedió, porque nadie está en la calle porque quiere: ahí está la clave, en saber y entender qué sucede.

LA ÚNICA SALIDA

Juan Miguel Herrera lleva un año viviendo en un ruco ubicado en un sitio eriazo cercano al Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, en la comuna de Cerrillos. Llegó a ese lugar después de sufrir un accidente que lo dejó meses en el hospital. “A mí me atropellaron, perdí la pega y llegué a la calle, por eso usted me ve con un bastón”, explica.

-Yo sueño con salir de la calle, con rehabilitarme, pero con mi pareja ya llevamos un año acá y se hace cada vez más complicado. Yo tengo mi terreno, pero no puedo volver hasta que me rehabilite de la droga. Siento que ya estoy tocando fondo: me atropellaron, casi me muero, he intentado buscar salidas pero no encuentro ninguna, ya nadie me da pega y la señora Carmen del Hogar de Cristo, es la única salida que me va quedando.

-¿Y su familia?

No, tengo familiares, pero no familia; son cosas diferentes.

La invitación, entonces, es a valorar sus experiencias de vida y dejar a un lado los discursos moralistas y cuestionadores. La mayoría de las veces, obligados a centrar todos los esfuerzos en sobrevivir les impide recuperarse, buscar ayudas o incluso volver al mercado laboral cuando logran salir adelante. De ahí la importancia de nuestra campaña #TodoEmpiezaPorCasa, que busca fortalecer el programa Vivienda Primero que da un techo digno a personas como Juan Miguel Herrera.

SI TE IMPORTA TERMINAR CON ESTA INJUSTICIA APOYA LA CAMPAÑA TODO EMPIEZA POR CASA

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