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Acompañamiento psicológico:

La importancia de pedir ayuda

Más de 200 trabajadores del Hogar de Cristo han recurrido al apoyo psicosocial que ofrece la fundación. Un recurso necesario en estos tiempos de pandemia en donde se hace latente la amenaza de contagio y muerte. Mantener una salud mental saludable es vital para poder sobrellevar estos días y poder ayudar a otros.

Por María Luisa Galán

15 Julio 2020 a las 16:20

 

A fines de marzo el área de Calidad de Vida del Hogar de Cristo dispuso y reforzó el servicio de apoyo psicológico para sus trabajadores. Hasta el momento, 217 personas se han inscrito al “Programa de Acompañamiento Psicológico” del área de Calidad de Vida del Hogar de Cristo, quienes reciben un espacio de contención emocional y psicoeducación. Junto a este programa, también está la ayuda que brinda la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) a través de su Unidad de Intervención en Crisis, la cual atiende casos de origen laboral como asaltos, accidentes, muertes, temas relacionados con el Covid-19 y contención emocional en caso del fallecimiento de un compañero. Y se suma la Escuela de Psicología de la Universidad Católica por medio de sus estudiantes de magíster, quienes brindan procesos psicoterapéuticos a los trabajadores que requieran un tratamiento más extenso y que son derivados por Hogar de Cristo.

“El contexto actual que estamos viviendo, ha tenido un impacto innegable en nuestra salud mental. Lidiar con la enfermedad, la muerte y la angustia, puede tener ciertos efectos psicológicos no deseados. Además, la sensación de incertidumbre y pérdida de control, puede aumentar el malestar que podemos sentir. En estos casos, optar por apoyo psicológico se vuelve una opción muy acertada. El simple hecho de poder poner en palabras lo que estamos viviendo y que haya otro que escuche, se transforma en algo que alivia”, dice Valentina Rendich, psicóloga del área de Calidad de Vida del Hogar de Cristo.

En estos últimos meses la búsqueda de apoyo psicosocial ha aumentado a nivel nacional y mundial. En mayo pasado, la Asociación Chilena de Municipalidades (AMUCH) realizó una encuesta para conocer el estado de la salud mental de las personas. El 79,5% afirmó que la crisis sanitaria afectó negativamente las emociones de su entorno cercano, el 56% declaró sentirse ansioso, un 40% afirmó sentirse solo y un 40,95 señaló que duerme peor desde que comenzó la pandemia.

“Es importante fijarse en el nivel de malestar que estamos sintiendo y cómo esto está interfiriendo en nuestro día a día. Pensar en el impacto que está teniendo en nuestra vida persona, laboral, familiar, por ejemplo, y tener en consideración el tipo e intensidad de síntomas asociados a este malestar. Otro indicador es cuando se han intentado diferentes soluciones a lo que nos está afectado y se fracasa constantemente”, señala Valentina Rendich.

Al respecto, la Organización de la Salud (OMS) publicó también en mayo pasado un documento sobre Covid-19 y Salud Mental, en donde destaca la importancia de minimizar el impacto de la pandemia en la salud mental de las personas. “Una buena salud mental permite a las personas tener un comportamiento saludable y seguro durante la pandemia. Facilita, también, el desempeño de quienes tienen roles claves dentro de las familias, comunidades y sociedades, ya sea cuidando niños, adultos mayores o contribuyendo en la recuperación económica de su comunidad. Una buena salud mental es crítica para la respuesta y recuperación de cada país ante el Covid-19”, se lee en el texto que está colgado en su sitio web.

Ante este contexto de incertidumbre y amenaza de esta enfermedad mundial, es esperable sentirse con ansiedad, que aparezcan jaquecas, mayor bruxismo o se gatillen crisis de pánico. Sin embargo, hay que estar atentos y aprender a pedir ayuda cuando, por ejemplo, los ataques de pánico persisten o son muy intensos.

Uno de los grupos más expuestos a trastornos de salud mental son quienes trabajan en primera línea. ¿Qué pueden hacer al respecto? “Apoyarse y compartir los temores con el equipo, que no están solos, ni en el temor al contagio ni en las experiencias emocional de acompañar a los usuarios, así como tampoco en el agotamiento”, señala la experta de Calidad de Vida del Hogar de Cristo.

También es importante el trabajo colaborativo, generar espacios de cuidado de equipo, comunicarse, no aislarse, tener conciencia de los límites y asumir que no se puede tener todo bajo control y saber pedir ayuda para poder ser ayudados.

Entre las recomendaciones de la OMS está la de apoyar las acciones comunitarias para fortalecer la cohesión social, la solidaridad y el enfrentar los problemas de forma saludable. Esto incluye apoyar a adultos mayores, trabajadores de primera línea, a personas que han perdido a sus seres queridos. Promover esfuerzos para ayudar a que personas aisladas se mantengan conectadas, reducir la soledad, el aburrimiento en los niños y adolescentes. “Comunidades de base organizadas y otros miembros de la sociedad civil pueden jugar un rol clave en el fortalecimiento de apoyo psicosocial”, dice el documento de la OMS.

Precisamente, Valentina Rendich, recomienda: “Es importante no confundir el distanciamiento físico del social. Si consideramos que los seres humanos somos sociales, cobra sentido pensar que el aislamiento puede tener serias consecuencias en nuestra salud mental. El gran desafío, entonces, es mantenernos socialmente conectados sim importar la barrera de espacio que nos divida”.

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