La emprendedora Pamela Vega armó su exclusivo negocio de pastelería y panadería sin gluten, sin azúcar y vegana. A pesar de que hoy los insumos básicos que necesita están más caros, su “Chanchita Sana” sigue en pie endulzando de manera muy alternativa y sana a su fiel clientela.
Por María Luisa Galán
10 Junio 2020 a las
11:07
“Trabajamos en panadería y pastelería vegana, sin azúcar, para personas diabéticas o que quieren llevar una vida sana. También contamos con una línea sin gluten”, cuenta con orgullo Pamela Vega, creadora de “La Chanchita Sana”, su negocio ubicado en Peñaflor y que entrega una rica alternativa a las pastelerías tradicionales.
Sus productos son cien por ciento gourmet, nada que envidiar a las tradicionales cadenas de pastelería y panadería. Comenzó el año 2014, pero quedó embarazada y el 2016 retomó full su sueño. “Empecé porque mi mamá trabajaba con un niño que tenía esta dieta y la mamá me ayudó a desarrollar las recetas. Él tenía un tratamiento biomédico y necesitaba alimentación complementaria sin azúcar, lactosa y gluten. Así me fui metiendo en el tema y haciendo cursos”, dice al teléfono Pamela, quien hizo un curso de panadería y repostería saludable en fundación Emplea, del Hogar de Cristo.
Agrega: “Es bien exclusiva la pastelería y especial. Las nuestras son preparaciones distintas a las normales. Las cremas, los rellenos, todo. La panadería no es tanto, pero la pastelería es especial. Es bonito el trabajo que hago. Hay gente que a mi pareja y a mí nos dan las gracias por lo que hacemos, porque tenemos muchas productos que no se encuentran en una pastelería tradicional. Por ejemplo, las tortas veganas y sin gluten, con estas dos cosas, es difícil de encontrar”.
Peñaflor está sin cuarentena y como es una comuna pequeña, la pareja de Pamela reparte en bicicleta. Eso sí, para el día de la mamá fue bien movido y tuvieron que pedir prestado un auto; “pero, mientras, nuestro auto es la bici”, dice. Para pedidos de otras comunas, deben pedir por Uber o una aplicación similar. La idea es no moverse, de hecho ella no ha salido hace tres meses, sólo su pareja es el que hace las entregas.
Lo más complejo de la pandemia, para ella, ha sido el aumento de los insumos básicos que necesita para sus productos. “Por ejemplo un saco de harina que lo compraba a 7 mil pesos, ahora lo compro a casi 14 mil. Para mi es harto porque tengo que subir los precios y me juega en contra. Otra cosa es que me abastecía de semillas en la Estación Central, pero no me voy a ir a meter allá, las compro acá en Peñaflor que es más caro. Además, estábamos en una feria de la comunidad de emprendedores de Peñaflor, nos poníamos una vez al mes en la plaza de armas y nos iba bien, y generábamos clientela. Pero ahora no se está haciendo”, dice.
Lo importante es que a pesar de que no tiene la vitrina de la feria, ni la clientela ni los ingresos le han bajado. Pamela lo atribuye a que la gente no sale y ellos hacen delivery. Y ¿qué es lo que más compran? Como buenos chilenos, el pan. “Vendemos harto el pan, tenemos sin materia grasa, ciento por ciento integral, frica”, remata.