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Héctor Ulloa:

“Tener en el bolsillo las llaves de mi casa es un sueño hecho realidad”

Tras vivir 7 años en situación de calle y cantar en las micros para subsistir, Héctor, también conocido como El Charro, fue beneficiado con el programa Vivienda con Apoyo, que busca dar una solución habitacional digna a personas que hayan vivido en esta precaria condición.

Por Daniela Calderón

29 Abril 2021 a las 16:58

“Esto es totalmente distinto al albergue, ahora puedo ir al comedor y ver tele tranquilo, puedo salir a dar una vuelta, incluso tengo citófono, esto es una nueva vida”, dice, satisfecho, Héctor Ulloa Farías (62), tras recibir las llaves de su nuevo hogar. Un moderno departamento ubicado en la comuna de Independencia, muy cerca de la estación del Metro Hospitales.

Tras vivir casi 7 años en situación de calle y otros tantos en un albergue de Fundación Golden, hoy Héctor, también conocido como el Charro por su trabajo como cantante de micros, forma parte de las 30 personas de la región Metropolitana que se han beneficiado del programa Viviendas con Apoyo del Ministerio de Desarrollo Social. La iniciativa busca reinsertar a personas mayores de 50 años que hayan estado en situación de calle por más de 5 años, partiendo por ubicarlos en una vivienda digna que cuenta con todos los gastos pagados y donde además reciben aportes monetarios para alimentación, movilización, trámites de salud y vestuario.

“Estoy soñando despierto”, dice Héctor, mientras conoce a su compañero de departamento, un hombre de 70 años que también vivió en situación de calle. “Cuando abrí la puerta sentí mucha emoción porque hace rato que no tenía unas llaves en mis manos. Aún no creo que voy a poder abrir la puerta y salir a comprar. Esto es algo precioso que voy a cuidar mucho. Ahora mis proyectos son trabajar, surgir y demostrar que sí se puede”, agrega.

Para Jorge Camus, Jefe de Viviendas con Apoyo en la Región Metropolitana, el tener un hogar y una vida independiente provoca un cambio de 180 grados en las personas beneficiadas. “Se produce un cambio radical. Este programa no tiene una supervisión constante, como un albergue o una casa de acogida, donde hay un tercero que tiende a regular las interacciones o el uso de servicios, acá hay mucha más libertad. Gracias a eso, logran re vincularse con su familia, los invitan a disfrutar de una cena o un almuerzo, y mantener un trabajo. Además, tener un techo seguro permite que las personas descansen de toda la hostilidad y dejen la actitud defensiva que deben desarrollar para sobrevivir en la calle y les da un espacio y un tiempo para replantearse cosas personales de la vida”, explica sobre este programa que cuesta alrededor de 600 mil pesos por participante.

Tal fue la felicidad de Héctor al recibir las llaves de su nuevo hogar que, afinó la voz para cantar “Por una mujer bonita”, canción de Pepe Aguilar, según explica. “Hoy siento mucha felicidad de abrir esa puerta y poder decirles a ustedes bienvenidos. También quisiera darle un mensaje a quienes aún viven en situación de calle: amigos, quiéranse, pidan ayuda, salgan de esa tiniebla a la que te lleva el alcohol, busquen un lugar que los acoja, donde los puedan ayudar. Sí, se puede salir adelante y lograr lo que tengo yo ahora”.

 

 

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