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José Manuel Contreras Basualto:

“El único problema es que me quedó una pierna más corta”

Este simpático campesino que llegó aquí a causa de un ACV, fue nuestro anfitrión en el establecimiento de larga estadía para adultos mayores Carmen Martínez Vilches, que Hogar de Cristo tiene en Curicó. La pandemia ha sido dura con esta residencia: hubo brotes de COVID-19 con consecuencias fatales en el peor tiempo de la infección, pese a los estrictos protocolos. Ahora levantan cabeza y piden visitas y gomitas de eucaliptus.

Por Ximena Torres Cautivo

15 Octubre 2022 a las 20:42

“Lo que primero se acaba aquí son las gomitas de eucaliptus. Tienen tremendo éxito; son el producto estrella”, nos dice, feliz de conversar con alguien, José Manuel Contreras Basualto (67), residente del Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) que Hogar de Cristo tiene en Curicó.

Es el orgulloso encargado del kiosko “Los Patroncitos”, que da algo –algo– de vida al Hogar Carmen Martínez Vilches al que la pandemia por COVID-19 ha golpeado con fiereza. Hubo brotes de contagio y muertes, pese a todos los protocolos y cuidados, que incluso hoy se siguen manteniendo con mano férrea.

José Manuel se ve joven, bastante sano y muy despierto, junto a los productos –galletas, golosinas y bebidas– que guarda con llave y vende a nombre del Club de Adultos Mayores que funciona dentro del establecimiento. “Con lo que ganamos organizamos un asadito para fiestas patrias, celebramos el Mes del Adulto Mayor, esas cosas”, cuenta.

Hace más de un año sufrió un accidente cardiovascular (ACV) y fue trasladado al hospital. Vivía en Romeral, “de Parral para arriba”, explica. Estaba solo en su casa, donde se dedicaba a cultivar “juanbesa”, como les dice a las frambuesas. “Siempre he sido agricultor”, comenta.

“Pero el ACV me jodió. Estuve ciento veinte días convencido de que me iba a morir, pero aquí estoy. Me quedó una pierna más corta, pero del entendimiento, estoy bien”, dice, animoso.

Tiene tres hijos –dos mujeres y un hombre–, que están casados, se dedican a sus familias y a veces lo visitan. Cuenta que por su enfermedad, lo llevaron a un ELEAM, que se terminó, lo cerraron. “A ocho de los que estábamos ahí, cada uno con su enfermedad, nos trajeron para acá. Y yo no me quejo. Hay que echarle para adelante no más. Yo aquí estoy, batallando”.

A veces se aburre, nos confidencia, señalando a los hombres y mujeres que están en la sala común, con el ruido de la televisión como telón de fondo, dormitando o durmiendo profundamente.

“No es tan fácil hacer amigos aquí dentro. Hay muchos que tienen la memoria extraviada. No saben ni quiénes son. Y otros, cuatro o cinco, están rayados de la cabeza, por lo que no es fácil conversar. Esa señora está enfermita de la mente. Y el Oñate de allá no tiene una enfermedad, sino que fue bueno para el copete y se dañó mucho. Yo estoy bien. Siento que tengo algo que hacer atendiendo el kiosko. Y me gusta cuando viene el kine; me estira la pierna y cojeo menos. Yo quiero irme para mi casa, que ahora se la tengo prestada a una ahijada. Me gustaría darme una vuelta por la tumba de mi papá, porque hace tiempo que no voy. Y hacer mis cosas, mis cultivos”.

EL ELEAM de Curicó es grande. Alberga a 65 residentes, 34 hombres y 31 mujeres, distribuidos en varias alas. Tiene algunas piezas individuales y otras para cuatro personas. La pandemia desangeló mucho el ambiente. Dejaron de recibir visitas. El voluntariado presencial desapareció.

Recién ahora están a empezando a activarse algunas iniciativas, como la presentación de un grupo de baile hace unas semanas, que ayudó a mover los esqueletos y a mejorar los ánimos. Es obvio que hay que alegrar el ambiente, rescatando el espíritu de una curicana ejemplar: Carmen Martínez Vilches, destacada presidenta de la Unión Comunal de Adultos Mayores de Curicó. Tan reconocida es por la comunidad curicana que este ELEAM del Hogar de Cristo fue bautizado con su nombre.

Ahora lo que urge es activarlo de nuevo. “Ponerle onda”, como dice José Manuel, cuya preocupación inmediata es la reposición de las cotizadas gomitas de eucaliptus.

 

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