Main Donate Form

$ 0

María Angélica:

“Sobreviví a la ley de la calle”

Concepción, la segunda ciudad más poblada de Chile y el principal centro de negocios del sur de nuestro país, se enfrenta a una realidad que amenaza con socavar su progreso. Halamos de la creciente cantidad de mujeres en situación de calle, que expone las profundas desigualdades y la persistente pobreza que aumenta en la región.

Por Matías Concha P. 

9 Junio 2023 a las 15:12

Hoy por la noche, cerca de 250 mujeres en situación de calle en Concepción no tendrán donde dormir, según el Anexo Calle del Registro Social de Hogares que se actualiza trimestralmente. Las principales comunas son Los Ángeles, con 532 personas, y Concepción, con 470.

Una de ellas, María Angélica Espinoza (42) vive en una precaria vivienda junto a su pareja, Francisco, en Calle Binimellis, al borde de la línea férrea, en Concepción. “Yo fui drogadicta, alcohólica y llegué a vender mi cuerpo”, susurra en medio de la noche, la lluvia y el ensordecedor chirrido de los rieles del tren, en ese oscuro lugar, en uno de los sectores más excluidos de la ciudad.

–¿Cómo es la calle para las mujeres?

Es más duro porque no tenemos dónde llegar y para que la reciban en un ruco tienes que pasar tu cuerpo. La mayoría de las veces es así, esa es como la moneda de cambio… Y por lo general, son hombres cochinos, en peores condiciones que una. Es asqueroso, pero así funciona.

Definir el perfil de las mujeres en situación de calle es difícil. Hay mujeres jóvenes, con hijos o sin ellos; de la tercera edad, con pareja o solas; hay extranjeras y chilenas; con enfermedades crónicas, con problemas de salud mental o de consumo de drogas, y también están las que quedaron sin hogar por escapar de la violencia intrafamiliar o de un quiebre afectivo inabordable, como María Angélica, que perdió la brújula de su existencia después de la pérdida de su hija, Laura, en un accidente que le quitó la vida

“Eso me derribó”, dice, muy angustiada. “Me duele hablar de esto, pero no me interesaba seguir viva y dejé todo botado. Tengo otros hijos, pero no pude seguir adelante, el consumo me atrapó y me anestesiaba, ya no me quería a mí misma, me odiaba como mujer”.

En la actualidad, la oferta terapéutica estatal para mujeres en situación de calle es mínima, más escasa aun cuando son adolescentes, tienen hijos o viven en calle. Sólo el 12,5% de las terapias que ofrece el Estado están orientadas a las mujeres y la capacidad de atención mensual de SENDA es de 798 usuarias, mientras que para los hombres es de 5.758. Poco en ambos casos, pero irrisorio en el caso de las mujeres.

–¿Cómo sobrellevas la vida hoy en día?

–Mejor, especialmente por el apoyo de las mujeres del Hogar de Cristo, como la tía Vicky, que me vienen a ver y me ha enseñado a valorarme más como mujer. Me ha traído almuerzos y me ha enseñado a quererme, a sentirme mujer. Antes no tenía autoestima, qué triste decirlo, pero era así.

Más de 220 mujeres en situación de calle deambulan atrapadas en una película de terror que no termina, en Concepción. Esta invisibilización se expresa en la falta de una perspectiva de género para abordar la problemática de la situación de calle. Y en algo que afecta a hombres y mujeres en calle: la exigencia de pruebas de buena conducta para ayudarlos, lo que tiene que ver con el prejuicio, la estigmatización y la incomprensión de esta realidad social.

Para Virginia Sierra, jefa del programa de acogida especializada, en Hogar de Cristo, esta realidad se expresa debido a que “no existen soluciones mágicas, los procesos de cambio son lentos, difíciles de concretar, pero como las políticas públicas exigen resultados inmediatos, semestrales y anuales, es difícil de mantener en el tiempo, porque los presupuestos cambian año a año”.

UNA SOLUCIÓN DEFINITIVA

Más de mil personas están reconocidas como usuarias de los dispositivos de albergues y centros temporales en la región del Biobío, como parte del Plan Protege del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

De manera inédita, desde el mes de abril permanecerán habilitados seis albergues permanentes para operar durante los 365 días del año, cinco de ellos en el Gran Concepción y uno en Los Ángeles. A esto habría que agregar, más específicamente, dispositivos funcionando en las comunas de Coronal, Lota, Los Álamos, Cañete, Lebu y Hualpén, además de tres en Concepción.

Pese a los esfuerzos, para Daniela Sánchez, jefa social territorial del Hogar de Cristo, en Biobío. Existe una realidad compleja que ningún gobierno, agrupación u ONG ha logrado resolver de manera estructural, porque “existe algo igual de terrible que morir en la calle y eso es vivir en ella. Por eso necesitamos seguir promoviendo soluciones definitivas, como el programa Vivienda Primero, que ya está presente en Santiago, Concepción y Osorno y hasta ahora beneficia a más de 540 personas, como una de las políticas públicas más revolucionarias que se ha aplicado nunca en Chile”.

–¿Cómo funciona?

Entrega justamente un techo sin pedir nada a cambio a mujeres y hombres con más de cinco años en calle y sobre 50 de edad. Esa base esencial –un espacio propio, privado y protector–, permite iniciar el trabajo de integración, con apoyo psicosocial especializado que es lo que permite salir de una situación, que es la manifestación más cruenta de la pobreza y la vulnerabilidad, más aún en el caso de las mujeres.

María Angélica hoy sonríe.

Siente que ha despertado de una larga pesadilla de parejas violentas, falta de un hogar estable, culpa y adicciones. “Hoy me siento bien por mí misma, sobreviví a la ley de la calle, pero igual hay veces que una necesita apoyo. Ahí es cuando llegan las voluntarias del Hogar de Cristo, con comida o con chalcitos, pero sobre todo con la conversa, porque escuchar a mujeres que te dicen: Tú vales, tu cuerpo vale, no aceptes golpes de nadie. Ya es una avance para ir terminando con esto del machismo, porque así se puede terminar muerta”, concluye.

El trabajo debe estar enfocado, entonces, en visibilizarlas, en escuchar sus voces, en evitar el rechazo social y en exigir que sus derechos sean restituidos, no solo en el frío invierno, sino a lo largo de todo el año.

 

Cerrar
SOAP