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Pamela Valencia: “Me enfermé y tuve que posponer mi voluntariado. El doctor me miro y me dijo: usted tiene leucemia”

29 Septiembre 2017 a las 16:33

En aquel entonces hubiera sido difícil saberlo. Pero cuando Pamela Valencia Cereceda, de 50 años, comenzó su voluntariado, no tendría cómo haber comprendido que su labor solidaria la estaba preparando para las experiencias que pondrían a prueba su vida.

Su voluntariado empezó hace más de 20 años en la Sala Padre Hurtado de la Fundación, que trata y acoge enfermos terminales. Fue en ésa época cuando todo se complicó para Pamela “Me enfermé y tuve que posponer mi voluntariado. El doctor me miro y me dijo: usted tiene leucemia, está enferma de cáncer… Sucede que poco tiempo antes del diagnóstico había perdido a mi hija, tal vez la pena me provocó el cáncer, quién sabe. Pero mientras estaba hospitalizada, ¡todos los abuelitos del Hogar me fueron a ver a la clínica! y me regalaron una estampita que tenía la cara del Padre Hurtado y su oración detrás. Después de eso, todas las noches le pedía un milagro”, nos cuenta Pamela.

Sucede a  veces, que en medio del llanto aparece la alegría, y a la sombra de la muerte hay una luz que resiste. Porque en medio de su tratamiento contra el cáncer, el doctor le dio otra noticia: estaba nuevamente embarazada. “Mi hijo logró nacer de cinco meses y medio. ¡Desde el principio fue un luchador!”.

Pamela venció al cáncer. Y contra todo pronóstico su pequeño también salió adelante. “Un día que fui a donar ropa al Hogar me ofrecieron ser voluntaria de Rostros Nuevos del Hogar de Cristo, una Fundación que promueve la integración social de personas con capacidades mentales diferentes, yo les dije que sí en al tiro”, afirma.

No está claro quién determina las cosas que nos pasan en la vida. Y la mayoría de la veces, todo lo que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que nos dieron. “De alguna manera me sentía muy identificada con Rostros Nuevos, porque antes de fallecer, mi hija quedó con un daño cerebral muy severo, si bien era muy chiquitita, alcancé a estar con ella en muchos lugares de tratamiento y pude conocer la realidad a la que se enfrentan las personas con discapacidad mental, desde ese momento quise hacer algo por cambiar eso”.

Desde entonces, Pamela es voluntaria de Rostros Nuevos en el Hogar de Cristo. “Les hago terapia de Reiki a todos los muchachos, que actúa sanando en los cuatro niveles: emocional, mental, físico y espiritual. ¿Y sabes qué? en los acogidos a veces veo los ojos reflejados de mi hija que aún me mira”.

¿Te conmovió esta nota? Entonces #Involúcrate por las personas con discapacidad en  la Colecta Digital de Rostros Nuevos 

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