En nuestra región del Maule hay poco más de mil personas en situación de calle, según los registros, actualizados en el año 2021 por el Ministerio de Desarrollo Social. De ellos, unos 250 viven en las comunas del Maule Sur.
Pienso en uno de los amigos que hoy vive en la Hospedería de Linares, lugar que hace dos años se negaba a pisar, cuando lo visitábamos en su ruco en las rutas calles. Un día de lluvia intensa, logramos que cambiara de idea y se fuera con nosotros al albergue de emergencia. Desde ahí pasó a Hospedería, donde le cambió la vida. Hoy ya no tiene consumo de alcohol, ha retomado el contacto con su familia, acude a sus controles médicos y apoya al equipo de la Hospedería en distintas actividades y lidera a sus compañeros.
Es una grave vulneración a los derechos humanos. Sus causas son complejas y, por lo mismo, no siempre se logran los resultados esperados. Sin embargo, cada vez que logramos disminuir la distancia y nos miramos de frente, nos humanizamos todos
El frío glacial que vivimos por estos días han puesto en tensión a los que trabajamos con personas en situación de calle en la región, particularmente en el Maule Sur.
Los amigos de una organización de voluntarios, se dolían de ver a una persona durmiendo a la intemperie con el hielo a su alrededor y no tener dónde llevarlo.
El alcalde buscaba alternativas para 20 personas que viven en la plaza de la ciudad y otros espacios públicos.
Se articula una mesa de trabajo para atender a 30 personas, donde la única alternativa es la Hospedería del Hogar de Cristo con cupo para 20.
La red de calle que ha funcionado por años, desde abril se ha activado con el apoyo de la gobernación provincial.
Ninguno por sí solo –ministerios, municipios, voluntariado, Hogar de Cristo– puede dar una respuesta oportuna, amplia, digna y de restitución de derechos. Nos necesitamos todos, organizados como red y teniendo siempre a las personas al centro de la acción.