Andrés Millar (55) más que tener calle; respira calle. O inspira y expira en su vida personal y profesional pensando en las personas en situación de calle. Lleva 27 años en el Hogar de Cristo y desde hace pocos meses está a cargo del diseño y ejecución de iniciativas sociales para reducir la pobreza de los más excluidos de Chile, lo que ha ampliado su radio de acción.
Trabajador social y magíster en psicología de la Universidad Católica, ahora le tocó participar de algo que muchas organizaciones de la sociedad civil están haciendo. Levantar propuestas de políticas públicas para que quien salga electo presidente las considere en su gobierno. Hogar de Cristo enlistó veinte iniciativas, de las cuales priorizó tres. Sobre una de ellas es la que profundizamos en el más reciente Hora de Conversar el pasado miércoles 25 de junio: Vivienda para los más pobres.
Así está enunciada en el documento ad hoc: “Ampliar y fortalecer una política de vivienda de interés público para personas del 20 por ciento más vulnerable del país, incluyendo a las personas en situación de calle”.
Para ello, hay algunas herramientas que ya existen, pero que habría que modificar o mejorar de manera sustantiva.
Una es el Decreto Supremo 52 (DS52) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Otra, favorecer la construcción de viviendas transitorias o para arriendo en terrenos privados mediante la glosa presupuestaria 3N también del MINVU.
Andrés Millar habló en Hora de Conversar sobre soluciones habitacionales para los grupos más excluidos. Esto es parte de lo que dijo en esa entrevista. AGENCIA BLACKOUT
Suena técnico, ingenieril, económico, pero es concreto y cotidiano. Así lo explica Andrés Millar.
–Desde hace un par de años está aprobada una glosa en el presupuesto de la nación que muy pocos conocen. Es la famosa glosa 3N. Tiene como único objetivo destinar recursos para la construcción o mejoramiento de viviendas transitorias para personas en situación de calle. Se trata de un gran avance y fue un “notición” cuando se promulgó. Pero tiene el problema de que sólo permite construir en terreno público.
–¿En qué se traduce esa limitación?
–Al imponer la exigencia de construir en terrenos de Bienes Naciones, del SERVIU, de las municipalidades, de sitios que sean propiedad del Estado, se cierra la posibilidad de que una fundación como el Hogar de Cristo que cuenta con un predio disponible, construya en él para favorecer a estos grupos vulnerables. Hoy, por cómo está hecha la ley, no se puede.
Afirma que la fundación se lo ha planteado al Ministerio de Vivienda. Que le ha solicitado que haga la modificación legal y que se permita que organizaciones sin fines de lucro, puedan construir este tipo de viviendas. Pero hasta ahora no se oye, padre.
Hoy el único ejemplo son dos edificios con 38 departamentos, de 58 metros cuadrados, en la municipalidad de Recoleta. Responden a la modalidad “arriendo a precio justo” y que fueron concebidos para familias vulnerables en la calle Justicia Social.
“Concretamente en esa glosa hay una esperanza para hacer algo en este tema que, por lo demás parece no interesarle a nadie, salvo a las muchas organizaciones que trabajamos con personas en situación de calle o con los grupos más vulnerables. Nosotros estaríamos encantados de hacer ese tipo de condominios, pero no existe el instrumento legal que lo permita”.
–Dado el enorme déficit habitacional, es llamativo que el gobierno no se interese en paliar la carencia de techo de los más pobres.
–Yo entendía que el ministro Carlos Montes iba a poder hacerlo. Ahora, antes de que terminara el gobierno presente, pero, al parecer, no se ha hecho nada. Son ellos, las autoridades del MINVU, las que pueden modificar ese instrumento público, pero dudo que se logre en lo que queda de este gobierno.
–Andrés, ¿si finalmente se modificara la glosa N2 y se permitiera que organizaciones de la sociedad civil pudieran construir viviendas para personas en situación de calle no se correría el riesgo de generar una suerte de gueto? Sabemos que la vida en calle estigmatiza y que no siempre es fácil arrendar para Vivienda Primero. Los demás vecinos a veces rechazan al que vivió en la calle.
–Aquí no se trata de construir un edificio de cien departamentos. Son construcciones a escala humana. Hablamos de un máximo de diez viviendas donde puedan vivir veinte personas. Muy pocas unidades. Esto ciertamente no tiene fines de lucro, sino que busca favorecer la inclusión social. Un proyecto inmobiliario de diez viviendas, no es rentable económicamente, pero es pura rentabilidad social.
–Insisto: me temo que pueda convertirse en un gueto y que la gente sea excluida por prejuicio.
–Ahí estamos frente a cuestiones en las que como sociedad tenemos que avanzar. De hecho, en Vivienda Primero ha habido casos de personas de las que se habla negativamente o se las trata mal o se las discrimina. O hasta se les hace responsable de cuestiones que no han hecho por el solo hecho de cargar con el estigma de haber estado en situación de calle. Por eso, Vivienda Primero es una iniciativa social que requiere acompañamiento especializado. Y, por eso también, el número de personas por casa no puede superar las dos.
Salomón Urzúa, beneficiario de Vivienda Primero, en 2020, posando frente al edificio donde logró dejar la calle. AGENCIA BLACKOUT.
El experto comenta que en esta materia la política del Ministerio de Desarrollo Social y Familia es clara en que las personas no deben quedar juntas entre sí, sino integradas.
Andrés Millar hace notar que los recursos disponibles del Estado siempre son insuficientes, por lo que no se puede desperdiciar la iniciativa privada. Y nos sitúa frente a otro proyecto piloto habitacional para personas en situación de calle: Vivienda Primero. Inspirado en Housing First, que ha logrado sacar de la calle a decenas de miles de personas en Estados Unidos y Europa, en Chile se empezó a desarrollar en 2019. Hoy unos 800 hombres y mujeres mayores de 50 años y con más de cinco años viviendo a la intemperie, tiene un techo digno donde recuperar sus vidas, sus familias, su trabajo.
Hogar de Cristo participa desde el inicio en la operación de esta iniciativa financiada por el Ministerio de Desarrollo Social en conjunto con el de Vivienda, y gestionada por fundaciones especializadas en calle.
La vivienda -por lo general, modernos departamentos, en barrios con servicios y buena conectividad–, es compartida por dos personas. Los beneficiados reciben además acompañamiento psicosocial para “re aprender a vivir en una vivienda digna. Muchos de ellos han olvidado ciertas habilidades básicas, como prender la cocina o el calefón, relacionarse con los vecinos, no perder la llave de la puerta de calle, dormir en una cama y no en el suelo”.
El problema es que el apoyo ministerial no asegura el presupuesto para más de tres o cuatro años.
En este punto es importante comprender los dos tipos de subsidio para el arriendo que existen.
Lo explica así Andrés Millar:
–Lo malo del subsidio para el arriendo es que tiene un tope de uefés. No es para toda la vida y aquí hay que diferenciar el DS52 para personas mayores en pobreza y el DS52 para personas en situación de calle y otros grupos vulnerables, que tiene un máximo de 172 UF. O sea, se acaba con el tiempo. Alcanza para cubrir unos 4 años de arriendo.
Para mayor claridad: un adulto mayor participante del Hogar de Cristo, hombre o mujer, que tiene 65 años y acredita que cuenta con la PGU (Pensión Garantizada Universal), puede postular al subsidio para el arriendo. Lo más probable es que, según su nivel de pobreza de acuerdo al Registro Social de Hogares, sea priorizado y lo obtenga.
“Lo lamentable es que hay sólo 2 mil de estos subsidios para el arriendo orientados a personas mayores. Y la gente que requiere esta ayuda es muchísima más”, se lamenta Andrés Millar. No por nada, la propuesta presidencial que él y el equipo social del Hogar de Cristo habla de favorecer con estas medidas al menos al 20 por ciento más vulnerable del país.
Una adulta mayor que vive en situación de calle en una extraña vivienda. Ella podría optar al subsidio al arriendo. AGENCIA BLACKOUT.
El subsidio para el arriendo de las personas mayores en pobreza (ese del que sólo hay 2 mil en todo Chile) “no tiene caducidad, como el de las personas en situación de calle que se agota alrededor de los 4 años. El de los mayores se renueva cada dos años y las personas pueden permanecer arrendando hasta que mueren”.
Las inmobiliarias llaman departamento mariposa al que cuenta con un espacio central común, donde suele haber una cocina integrada al estar y un baño de visitas, mientras a cada lado se ubican dos suites. Esto es: dos dormitorios con sus respectivos baños completos.
–Para Vivienda Primero esa distribución funciona muy bien, porque se trata de dos espacios similares independientes. En ellos, la mayoría de las personas logran desarrollar una convivencia muy buena, digamos. Y eso, gracias al acompañamiento de los equipos de trabajo, entrega resultados súper exitosos y alentadores. Son muy pocas las personas que abandonan el programa.
–¿Cuánto vale el arriendo de un departamento mariposa?
–Dependiendo de la ciudad, en promedio, unos 500 mil pesos mensuales. Si teóricamente una persona debe destinar el 30 por ciento de su ingreso para financiar la vivienda, esa persona tendría que contar con un millón y medio de ingresos. Eso es obviamente imposible para una persona en situación de calle o para un adulto mayor. Y ahí es donde aparece la herramienta del subsidio para el arriendo.
El subsidio ahora ampliará su monto de 3 a 4 uefes. O sea, pasará de 118 mil a 157 mil pesos, informa Millar. Y agrega que el convenio entre el Ministerio de Vivienda y el de Desarrollo Social permite sumar dos subsidios de arriendo. Esto es una gran cosa para lograr avanzar en la ampliación del programa Vivienda Primero, ya que las personas aportarían ese beneficio al financiamiento del lugar que habitan.
Reflexiona Andrés Millar:
–Cuando estuvimos discutiendo la Constitución no se habló de la vivienda propia, sino de la vivienda digna y se armó toda una pelotera entonces. Hoy creo que este es un tema muy relevante porque una vivienda transitoria o una vivienda de arriendo para determinados grupos puede ser la solución habitacional. Es por cierto un cambio de paradigma, una transformación cultural, porque hace pocos años atrás el sueño de la casa propia dominaba todos los estratos socioeconómicos en Chile. Y aunque hoy sigue siendo un ideal, dado el costo de la vivienda, creo que instrumentos como el arriendo a precio justo, el subsidio para grupos vulnerables, es una muy buena solución.
Y enumera quiénes podrían beneficiarse con ellos: los jóvenes que egresan del sistema de protección del Estado, las personas en situación de calle, los adultos mayores en abandono y pobreza, hombres y mujeres con discapacidad mental, las mujeres que dejan su hogar por violencia intrafamiliar… Un diverso grupo de personas que hoy ni siquiera caben en los campamentos.