Un total de 38 casos resueltos ha tenido Match Solidario este 2025. Para los que no saben, Hogar de Cristo cuenta con una plataforma de ayuda para que las personas que pueden ayudar se contacten con quienes tienen necesidades muy urgentes y concretas. Así de simple: desde ropa hasta la reparación de casas en mal estado.
La plataforma se llama Match Solidario y allí, hace unos seis meses, dimos a conocer la urgente solicitud de Hilda Cuevas, una adulta mayor de la comuna de Renca que pertenece al servicio de atención domiciliaria de Hogar de Cristo para ese segmento más vulnerable.
“Mi cama tenía más de 30 años, los mismos desde que me vine del sur a trabajar a la capital”, cuenta ella. “Dormía literalmente en el suelo, yo pedía sólo un colchón”.
Así estaba la antigua cama de Hilda Cuevas. AGENCIA BLACKOUT
En su lugar, una donante aportó dos flamantes camas box spring que le han cambiado la vida.
“Ahora las tengo juntas como una cama de dos plazas, en una noche duermo en una y en la siguiente, en la otra”, cuenta, riéndose.
Hilda tuvo que entregar la casa que arrendaba porque se la pidieron. Entonces, los monitores del Padam le ayudaron a encontrar dos piezas que ahora arrienda por 250 mil pesos mensuales, que equivalen al monto de toda su pensión.
Hilda Cuevas feliz al momento de recibir sus nuevas camas.
“No tengo calefón y para bañarme debo estar calentando agua de a poco y asearme por presas. Toda mi pensión se va en pagar el arriendo, por suerte el Hogar de Cristo me apoya con una caja de mercadería y del hospital me traigo leche y sopas”. La suya es una elocuente descripción de su precaria situación de jubilada.
Hija de minero que “le sacaba la mugre a mi madre”, Hilda se crio en la región del Biobío, en el campo. No tuvo infancia ni juventud. Allí fue madre de dos hijos varones por los que debió trabajar para sostenerlos totalmente sola, sin apoyo familiar.
“Para sacar adelante a mis cabros me tuve que sacar cresta y media trabajando en el campo, a puro azadón, trillando arvejas y porotos con las horquetas”, recuerda.
En 1991 una hermana le consiguió trabajo en Santiago como asesora de hogar puertas adentro. “Mi hermana no me dijo que me tenía que separar de mis hijos. Quedaron repartidos en casas distintas. De ahí que ellos me tienen rencor. Se sintieron abandonados por mí. Pero no había otra manera de subsistir”.
El aviso que salió publicado en Match Solidario.
Perdió contacto con ellos y recientemente el equipo del programa de atención domiciliaria de Hogar de Cristo le ayudó a encontrar al menor. “Hablamos un par de veces. Sé que vive en Maipú. Quedamos de vernos pero no pasó nada, no me volvió a llamar y yo no tengo cómo llamarlo, no tengo plata, solo puedo recibir llamados en mi celular. No me alcanza la pensión”.
Su única esperanza es el subsidio habitacional que le dieron en 2019. Dice que su departamento ya está listo, pero que no se lo entregan.
“Queda muy cerca de donde vivo ahora en el pasaje Serrano, antes de llegar a la plaza. Sé que está listo pero no sé qué están esperando para entregármelo. Desde diciembre que lo están entregando y todavía no pasa nada. El alcalde anda paseando en el extranjero y no se preocupa de nosotros”, reclama.
Pese a todo, se mantiene optimista.
Alegre y sonriente, así luce Hilda Cuevas. Solo falta que sus hijos la contacten y que le entreguen su departamento para considerarse muy feliz. AGENCIA BLACKOUT
“El equipo del Hogar de Cristo ha sido un siete conmigo. El miércoles vinieron Nereida, Claudia y Diego, a dejarme las camas. El jueves en la mañana no me quería levantar… ¡Son tan cómodas y blanditas, súper ricas! No sé quién me las regaló, lo único que me dijeron fue que tuvieron que ir a buscarlas muy lejos. Si conociera a la señora que las donó, la abrazaría muy fuerte”, dice Hilda.
Un total de 3.715 personas mayores que viven en extrema vulnerabilidad y pobreza, al igual que Hilda, son atendidas en distintos programas de la fundación. Si quieres ayudarlas, ingresa a Match Solidario y busca a alguien dentro de tu comuna o región. Muchos están esperando una mano amiga para solucionar un problema específico. No dejes pasar por alto esta invitación.