Un hombre joven de sotana negra y ojos transparentes se inclina, se detiene un momento antes de hablar. Mira a la cámara de su celular como quien mira a un país entero. Y aprieta play. No levanta la voz. Tampoco acusa. No sermonea. Dice algo simple: “Conectémonos en serio. No con un like, sino con el corazón”.
Ese hombre es Alberto Hurtado. No está vivo. Y, sin embargo, esta Navidad vuelve a hablarnos.
No es un milagro. No es una resurrección. Es una decisión.
En el Chile de hoy —rápido, fragmentado, hiperconectado y, a ratos, exhausto— la pregunta ya no es si la tecnología llegó para quedarse. La pregunta es otra más profunda: ¿para qué la usamos?
Esta Navidad, el Hogar de Cristo decidió hacerse cargo de esa pregunta con una audacia poco frecuente en el mundo social: recurrir a la inteligencia artificial para traer simbólicamente al presente a su fundador, san Alberto Hurtado. No como un gesto nostálgico. No como un truco efectista. Sino como una invitación a volver a mirar lo esencial.
El video muestra al padre Hurtado en sus imágenes más reconocibles y en otras cotidianas: la sotana negra, el chuzo, la camioneta verde, la olla común, la pelota de fútbol, la sopaipilla callejera. No hay caricatura. No hay impostura. Hay cuidado, estudio, respeto. Y, sobre todo, hay una intención clara: preguntarnos qué nos diría hoy alguien que dedicó su vida entera a sacudir conciencias y organizar la solidaridad.
“En esta Navidad quisimos usar la inteligencia artificial para traer un saludo simbólico del padre Hurtado: no para sustituir su figura ni para desvirtuar su legado, sino para abrir un espacio de recuerdo y conversación”, explica el capellán general del Hogar de Cristo, el jesuita José Francisco Yuraszeck. La tecnología, subraya, no está al centro. Está al servicio. “Honrar su mensaje de solidaridad y mostrar que la tecnología, cuando se usa con sentido, puede estar al servicio de la dignidad humana”.
La idea no es una contradicción con la historia. Es, más bien, su continuidad.
En los años 40, el padre Hurtado fue un innovador radical. Usó camioneta, teléfono, chequera, redes humanas y organizativas cuando nada de eso era habitual en un sacerdote. Lo hizo por una razón simple y urgente: llegar antes, llegar mejor, llegar donde otros no llegaban. Ocho décadas después, el espíritu es el mismo. Cambian las herramientas. No cambia el propósito.
La chispa inicial fue de la periodista y publicista Catalina Villanueva, especializada en redes sociales, quien llegó al Hogar de Cristo después de revisar los contenidos de la fundación en redes sociales. Así se encontró con una campaña con actores de teleseries de Mega invitando a sumarse a la causa. La encontró buena, cálida, pero se preguntó: ¿cuál es el rostro más propio del Hogar de para una campaña solidaria?
La respuesta apareció sola. “El Hogar de Cristo tiene uno excepcional: un santo que cambió Chile”, dice esta profesional otrora agnóstica y, desde hace tres años, convencidamente católica. “Aunque no es fácil serlo en estos días”.
Desde ahí, el desafío fue enorme. Lo primero era encontrar la mejor agencia o productora que trabajara bien con la IA generativa. No se trataba de “revivir” al Padre Hurtado ni de cruzar la delgada línea del deepfake como espectáculo. “Siempre hablamos desde lo hipotético: ‘si yo estuviera con ustedes hoy’, dice todo el tiempo el guión”, explica Catalina. Cada frase de ese texto, cada gesto, cada imagen fue trabajada con un cuidado extremo. “Nos importaba transmitir algo alegre, luminoso. Nunca un concientizar desde la pena. El padre Hurtado no era eso”.
LA CAMIONETA VERDE AHORA CON GPS

La IA permite modelar imágenes antiguas con imágenes actuales en una suerte de batería de diseño que permite dar vida a figuras tan entrañables y extrañables como Alberto Hurtado.
Para hacer realidad la idea se sumó a la productora NANO de la startup chilena DeepMaster, pionera en el uso creativo de inteligencia artificial aplicada a lo audiovisual. Con experiencia en proyectos virales y experimentales, aquí el foco fue otro. “Recrear al padre Hurtado con herramientas de IA es un ejemplo de cómo la tecnología bien usada puede generar emociones reales y conectar a nuevas generaciones con un mensaje universal”, señala Cristóbal Ross, fundador de ambas compañías.
El resultado es un video que no pretende engañar a nadie. No oculta su carácter tecnológico ni su dimensión simbólica. Al contrario: las asume.
Alberto Hurtado mira a cámara y dice: “Conectémonos en serio, no con un like, sino con el corazón”. Habla de comunidad, de mesa compartida, de gestos pequeños que encienden esperanza. Incluso bromea: seguiría recorriendo Chile en su camioneta verde, pero ahora con GPS para no perderse tanto.
El mensaje culmina con un llamado concreto: a hacerse socio del Hogar de Cristo. Porque detrás de toda emoción hay una realidad que sostener. Más de 40 mil personas en pobreza severa reciben cada año acogida, asistencia y dignidad gracias a una red que funciona —todavía— por compromiso humano y apoyo constante.
“Eso es lo que mantiene vivo el milagro cotidiano del padre Hurtado”, resume el capellán general José Francisco Yuraszeck.
En tiempos de desconfianza, polarización y fatiga emocional, la campaña no busca imponer certezas ni dar lecciones morales. Busca algo más simple y, a la vez, más difícil: tocar el corazón. “Si logra emocionar, unir, recordar que nos necesitamos, ya está cumplido”, dice Catalina Villanueva.
Esta Navidad, el Hogar de Cristo no nos pide mirar el pasado con nostalgia, sino el presente con responsabilidad. Alberto Hurtado Cruchaga —santo, fundador, referente moral del país, “otro tipo de padre de la Patria”, como lo llamó el presidente Ricardo Lagos al ser canonizado— vuelve a hablarnos. No porque la inteligencia artificial pueda devolver la vida, sino porque su mensaje sigue radicalmente vivo. Y porque, como siempre, depende de nosotros hacerlo carne.