Main Donate Form

$ 0

Alicia Vega:

El hoy de los niños pobres

Su herramienta fue la apreciación cinematográfica como método de transformación social. Y su trabajo en dictadura con niños y niñas de sectores vulnerables, quedó registrada en “Cien niños esperando un tren”, que es un clásico de ese tiempo oscuro. Antes, en 1956, fue asistente de “Las Callampas”, otro documental, que mostró la primera toma de terrenos en Latinoamérica. Así nos habló post pandemia y en esta serie de mujeres líderes la destacamos en la década posterior al golpe de Estado.

Por Ximena Torres Cautivo

4 Marzo 2024 a las 08:40

Justo al salir del colegio, la joven Alicia Vega enfermó de tuberculosis. Eso la obligó a permanecer durante 5 años en cama y a no poder entrar a la universidad. Cuando tenía 89 años, la destacada cineasta y académica, volvió a vivir recluida a causa de una enfermedad, planetaria y sorprendente, el COVID-19. Entonces conversamos sobre su acción social y cultural entre la infancia en pobreza y bajo dictadura en los años 80. Entonces,  dirigió la Oficina Nacional de Cine del Espiscopado. En esa tarea creó el programa de Cine Foro Escolar y consiguió que miles de estudiantes de la Región Metropolitana se acercaran a la apreciación cinematográfica.

Un medio para soñar pero también para desarrollar pensamiento crítico frente a las duras circunstancias que vivía la infancia en Chile.

En el año y cuatro meses de reclusión obligatoria a causa de la pandemia de 2020, recordó y registró ese tiempo. No estaba sola. Lleva más de medio siglo acompañada por Eduardo Vilches, Premio Nacional de Artes 2019, su esposo. Confinada, hizo memoria manuscrita de sus 30 años como profesora de cientos de talleres de cine para más de 6 mil 500 niños y niñas pobres y vulnerables en distintas comunas de Chile. De su puño y letra, fue plasmando recuerdos, aprendizajes, experiencias, junto con dibujos, fotos y trabajos de sus maravillados alumnos, que mayoritariamente nunca habían ido al cine en sus vidas.

Así nacieron “Los Cuadernos de Alicia”, tres volúmenes preciosos, que se venden en una caja que semeja el envase de una pizza pedida a domicilio.

Alicia Vega, cineasta, documentalista, investigadora y pedagoga chilena.
AGENCIA BLACKOUT

En la presentación del libro, el periodista Francisco Mouat, además de declararle su amor a Alicia, casi la propuso de ministra de la Cultura y las Artes del gobierno de Boric que por entonces asumía. No era mala idea.

Alicia no se arruga. No peca ni de modestia ni de soberbia. Escucha, agradece. Modesta y austera, como es, no hace grandes aspavientos con nada. Entrevistada en el programa “Piensa en Grandes”, dice:

“Las enfermedades no se eligen. Te tocan y ya. Yo tuve que quedarme cinco años en cama, porque en ese tiempo todavía no llegaba la eritromicina a Chile. Ese fue el medicamento que permitió después combatir la tuberculosis. En mi caso, hubo que recurrir a los métodos antiguos: reposo, aislamiento y paciencia. El encierro por la pandemia tiene algo parecido en el sentido de que uno no puede salir. Pero hoy tienes muchas más posibilidades de hacer cosas, de conseguir que este tiempo sea productivo. Igualmente, cuando yo era joven y estuve enferma, pude leer mucho, escuchar música y entretenerme con la gente que iba a visitarme, eso es lo único que he echado de menos ahora: el poder ver a los amigos”.

VENTAJAS DE LOS NIÑOS RICOS

Positiva, entonces y ahora, Alicia Vega consideró que la pandemia le permitió hacer un valioso trabajo de memoria y recopilación. Y montar dos exposiciones: una en el Museo de Bellas Artes y otra en el Centro Cultural de Los Vilos. Así las explica: “En ellas está el trabajo creativo de niños que vivieron en la pobreza y asistieron a mis talleres de cine de los años 80 y hasta el 2015. Hay de distintos grupos, de todos esos años, de la Región Metropolitana y de algunas regiones”.

Dice que todos hicieron el curso Taller de Cine para Niños que duraba seis meses y aprendieron a conocer la imagen cinematográfica y qué se podía hacer con ella. “Lo hacían utilizando juegos del siglo 19, como el zootropo, hasta terminar generando sus propias creaciones. Todos esos trabajos los guardé y ahora pueden ser expuestos. Las personas se van a sorprender al descubrir el rigor con que trabajaron esos pequeños, siguiendo un programa académico con una gran dedicación y entrega, y eso los hizo crecer como personas y aprender algo bueno y propio que nunca nadie se los va a poder quitar”.

-¿Cómo descubriste que el cine es una herramienta de promoción social para los niños y los jóvenes más vulnerables?

-Cuando empecé a dar películas en las poblaciones, me di cuenta de que los niños pobres necesitaban muchísimo más entretenimiento y estímulo, que era clave acercarlos a la cultura y a la creación artística. Los niños más ricos tienen muchas ventanas para ver el mundo, por eso me dediqué a esto, en los tiempos muy duros de la dictadura, en que los niños de los sectores marginales, sufrían mucho.

Alicia Vega en 2021. Acababa de ser galardonada con la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, reconocimiento entregado por el Ministerio de las Culturas como parte de la celebración del Día del Cine Chileno. AGENCIA BLACKOUT

-¿Crees que el contacto intergeneracional, el estar siempre rodeada de niños, ayuda a mantenerse bien y vigente?

-Por supuesto, uno está recibiendo siempre mucho más de ellos de lo que uno les da. Los niños están ávidos de vida. Y los niños pobres tienen menos posibilidades de crecimiento, de estímulo, y reaccionan maravillosamente cuando alguien les ofrece tiempo y un mundo. Muchos de los niños de los talleres no habían ido jamás al cine, por lo tanto estaban totalmente vírgenes para extraer las conclusiones más refinadas a partir de la obra de un realizador. No estaban maleados por la televisión o por la tontera de andar gastando plata de más en cuestiones inútiles. Había mucha sensibilidad escondida en ellos, que se perdía al no contar con buenas escuelas en las cuales ellos pudieran encontrar elementos valiosos.

Afirma que a ella le ha dado ” mucha alegría ver la cantidad de niños que lograron subir su autoestima a partir del taller, que eran reconocidos dentro de sus propias familias como dueños de un saber. Ellos llegaban después de sus clases los días sábado a contarles a sus padres lo que habían hecho y se daban cuenta de que eso les otorgaba un rol protagónico. Era algo muy importante que les ha ayudado hasta hoy”.

Esa experiencia está plasmada en el famoso documental “Cien Niños Esperando un Tren”, del realizador Ignacio Agüero, que fue ayudante en alguno de los talleres de Alicia y decidió registrar ese trabajo. Ella hoy se ríe cuando nos cuenta que Agüero, su amigo y discípulo, es su referente para ubicar a las personas generacionalmente. “Cuando me doy cuenta de que Ignacio ya tiene casi 70 años, me da risa porque para mí él representa a las personas jóvenes”.

ADICTA AL HOY

Con sus alumnos de Lo Hermida, Huamachuco, Lo Sierra y La Legua, Alicia Vega no ha mantenido lazos. “Son unas 6 mil 500 personas, así es que no. Me habría costado privilegiar a uno sobre los demás, pero cada vez que voy a alguna parte, aparece alguien que se me acerca y me dice yo fui su alumno, yo estuve en su taller. De ellos, no salió ningún cineasta, pero sí personas capaces de conectarse con el arte y la experiencia artística”.

Alicia Vega se declara enamorada del hoy, aunque tiene más de 90 años.
AGENCIA BLACKOUT

Impresiona que una persona que hoy tiene 93 años esté tan presente en el presente. Tan conectada con el hoy. Quizás se deba a que es adicta al hoy, como dijo en una entrevista hace varios años.

Con Ignacio Agüero, quien hizo el famoso documental “100 Niños Esperando un Tren” sobre el trabajo de Alicia Vega

“Cuando yo era chica supe por un cura que en la Biblia la palabra hoy aparece sólo tres veces, me hice fanática de ella. Me hice adicta al hoy. Son tres momentos: cuando un profeta dice que un ángel anunciará que hoy les ha nacido el niño Jesús a los hombres. Luego otro profeta afirma lo mismo: que hoy ha nacido el niño Jesús. Y, después, cuando Jesús está crucificado y el buen ladrón le dice que cuando esté junto a su padre en su reino, se acuerde de él, Jesús le responde: ´Hoy estarás conmigo en el paraíso´”.

Concluye: “A mí me encanta el hoy, porque como siempre he trabajado con niños pobres, sé que para ellos no hay certeza ni del hoy ni menos del mañana. La mamá no sabe qué comerán hoy, menos mañana. No hay ninguna certeza ni planificación. Así viven los niños pobres. Mis clases las planteé siempre desde la certeza. Hoy veremos tal película, hoy haremos tal ejercicio y hoy comeremos pan con queso y jamón. Y eso a los niños pobres los maravilla, porque necesitan tener un marco que los reguarde, un espacio de certidumbre que les permita crecer. Yo creo que en eso radica el éxito de mis talleres y también el que yo sea una adicta al hoy”.

 

 

 

Cerrar
SOAP