Yerko Ljubetic (65), el abogado y flamante director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) desde julio pasado, circulaba solitario en medio de unos 300 hombres y mujeres que copaban el gimnasio de la casa matriz de la Universidad San Sebastián. Estaba en La Noche del Encuentro, organizada por la organización 3xi, para sensibilizar sobre la realidad de las personas en situación de calle. Aunque no salió a recorrer rucos, hospederías o a hacer ruta calle, quedó impresionado por la alta convocatoria.
-No me daba el tiempo para participar en toda la actividad, pero el rato que estuve me impresionó mucho. Por la diversidad y por la sintonía de todos con el tema. Sentí que había mucho entusiasmo, mucha conciencia y muchas ganas.
Había además un claro y generalizado sentimiento de rechazo a los cada vez más recurrentes desalojos de rucos en distintos municipios del país. Desarrollados con muchos recursos y poca sensibilidad y protocolos. Y tan inútiles, además, porque las razias solo desplazan a las personas de un rincón a otro de las comunas, sin resolver ni la preocupación “estética” de las autoridades ni mucho menos el problema ético de fondo.
El director del INDH afirma: “Tengan o no tengan un techo, todas las personas nacen libres e iguales en dignidad. Esa, que es la base de los derechos humanos, en la gente que vive en situación de calle, se transgrede en su totalidad. En esa realidad se expresan las contradicciones más flagrantes de sociedades como la nuestra. La vida en calle es como un resumidero de vulneraciones cotidianas de derecho”.
El abogado Yerko Ljubetic es el flamante director del INDH desde julio de este año. Trae una nueva mirada de los derechos humanos.
Llamativa e interesante ampliación de los criterios con los que trabaja el INDH sobre la que profundizamos en el programa Hora de Conversar después de toparnos con este abogado, que partió siendo democratacristiano en los gobiernos de la Concertación y hoy es frenteamplista, en La Noche del Encuentro.
“Esa visita tuvo que ver con una cierta intención que tenemos en la dirección del Instituto de incorporar a la gente en situación de calle como un tema relevante a abordar desde nuestra capacidad y atribuciones. Queremos entenderlo, establecer cuáles son las razones y condiciones estructurales que lo explican y cuál es la mirada que corresponde desde una perspectiva de derechos humanos. Es un tema que ha sido tratado, no demasiado intensamente, pero que ha ocupado parte de las temáticas de los organismos de derechos humanos. El propio INDH lo abordó en 2025. Ha sido parte de algunas declaraciones de ciertas instituciones del sistema internacional de derechos humanos: Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y Sistema Interamericano. La idea es ir estableciendo las condiciones necesarias para meternos más profundamente y hacernos cargo del tema.
-¿Significa esto un cambio de enfoque e intereses del INDH?
-Todos los años tenemos que ir viendo prioridades. Los problemas de derechos humanos son muchos, pero naturalmente hay ciertas cuestiones que se dan con carácter más intenso en ciertas condiciones y ameritan darles una cierta prioridad. El tema de la gente de la calle tiene una característica bien evidente, que es lo que en derechos humanos se llama la interseccionalidad. Es decir, confluyen en ella vulneraciones de derecho de distinta naturaleza. Es una realidad que debe ocupar intensamente nuestra atención.
-Antes de la pandemia, el Hogar de Cristo lanzó una campaña que sostenía: “La pobreza es la mayor vulneración de los derechos humanos”. En Chile, por muchos años, los derechos humanos han estado vinculados a los atropellos cometidos en dictadura. ¿Crees que hoy esa mirada debe ser más amplia?
-Sí. De hecho, tuvimos una reunión la semana pasada con todas las jefaturas de las sedes regionales, donde reflexionamos sobre la necesidad de ampliar la mirada del punto de vista de los derechos humanos. Ampliarla no quiere decir dejar de hacer lo que hacemos, porque naturalmente los temas relativos a nuestra historia dramática en materia de derechos humanos son cuestiones que van a seguir ocupando nuestra atención. Eso no lo podemos dejar de lado, pero sí queremos llevar al INDH a un conjunto de problemáticas de derechos humanos que tienen que ver con la vida diaria de las personas en el Chile de hoy.
Enumera la realidad de las personas en situación de calle, de quienes tienen discapacidad, de las personas mayores, de los excluidos de la informatización de los procesos, incluida la inteligencia artificial. “En este último punto, que tiene que ver con el acceso a las plataformas digitales del Estado, donde uno aprieta dos botones y sale información relevante, hay un grueso grupo de personas que, por edad, ruralidad, analfabetismo, está quedando fuera. Ahí aplica la defensa de los derechos humanos. Hay que asegurarse de que esas personas tengan acceso igualitario a estos a estos beneficios y a estos bienes públicos”, sostiene Yerko Ljubetic.
-Esta nueva mirada, más social, menos ideológica, contrasta con la institucionalidad del INDH que funciona como por cuoteo político… ¿Qué respondes frente a eso?
-El origen del Instituto está muy ligado a nuestra historia política. Su creación fue una de las recomendaciones de la Comisión Rettig como una garantía de no repetición de los horrendos abusos cometidos. Nació en diciembre de 2009. Este 2025, estamos cumpliendo 15 años. Pero tenemos que entender que el Chile de hoy, además de arrastrar esos problemas histórico-políticos, tiene muchos otros problemas de derechos humanos de qué preocuparse. Muchos quizás sin esa carga ideológica, pero todos con una posición de compromiso profundo con los derechos humanos.
El Museo de la Memoria se fundó con un espíritu similar al INDH, para que nunca más se repitieran los atropellos a los derechos humanos que sucedieron en dictadura. Hoy, sin embargo, las vulneraciones de derecho son muchas y cotidianas, y requieren atención.
-En las entrevistas que has dado a propósito de tu nombramiento, has dicho que los derechos humanos están muy desvalorizados. ¿Por qué?
-Hoy existe una suerte de crisis de legitimidad de la democracia, como dijo, certera, una consejera del Instituto. Y eso lleva de la mano una crisis de los derechos humanos. En la medida en que se juzga a la democracia como un sistema que no ha sido capaz de entregar los resultados inmediatos y contundentes para las necesidades de las personas, hay sectores que empiezan a cuestionar su legitimidad. Creo que eso está ocurriendo en el mundo. El fenómeno se ve en gobernantes que llegan por medios democráticos, pero que entran muy pronto en unas derivas autoritarias evidentes. Ha ocurrido en nuestra región, en Europa, en Estados Unidos.
En Chile, afirma, la cosa se traduce en “la aparición de sectores políticos para los cuales los derechos humanos son incómodos. Algo con lo que se sienten atacados e incluso han planteado dentro de sus programas de gobierno la eliminación, por ejemplo, del INDH. Pero más preocupante que esto es que se ha instalado en sectores importantes de la población una indiferencia o falta de conciencia de los derechos humanos como una referencia fundamental para nuestra convivencia”.
“Siempre cuento que en mi vida anterior cuando fui candidato y consejero constitucional me tocó ver mucho en actividades populares -ferias, juntas de vecinos, asambleas- a personas que me reconocían como alguien vinculado al tema de derechos humanos y me planteaban que su defensa ponía en problemas a las policías y les impedía combatir la delincuencia. O sea, los veían como un problema. Ahí tenemos que hacer un esfuerzo de educación importante”, comenta el abogado, experto en temas sindicales, además de derechos humanos.
-¿Los jóvenes entienden qué son los derechos humanos?
-Los jóvenes sí. Eso se nota, por ejemplo, en las movilizaciones que han involucrado episódicamente a las generaciones más jóvenes de secundarios y universitarios. Hay una conciencia de lo relativo a la igualdad y la no discriminación muy marcados. Son generaciones mucho más conscientes que lo que fue la mía. Pero también hay una debilidad en el conocimiento profundo del tema de los derechos humanos. Qué cosas son afectaciones de derechos humanos. Eso es preocupante, porque los derechos humanos finalmente son un punto central de cualquier democracia, de cualquier convivencia entre las personas.
¿Es la pobreza la mayor vulneración de los derechos humanos? Yerko Ljubetic cree que sí. AGENCIA BLACKOUT
Cuando una mujer que ha vivido la mitad de su vida en la calle y reclama el derecho a “defecar en privado”, como nos hizo notar hace años ella misma, probablemente nadie tome en serio que ahí hay una grave vulneración. Yerko Ljubetic asegura que él sí lo entiende. “De eso se trata la nueva mirada de la que te hablo. Que logremos hacer entender cómo a diario se producen graves atropellos de derechos en la vida cotidiana de las personas”.
-¿Qué podría hacer el INDH respecto de esta vulneración permanente de derechos humanos de las personas de calle?
-El INDH en estos 15 años ha desarrollado una capacidad profesional y técnica de primer nivel. Lo que nos permite conocer y analizar una situación, buscar sus causas, establecer sus efectos. Naturalmente, está todo mediado por la interseccionalidad…
-Para qué volver a estudiar lo estudiado y súper constatado -interrumpimos. Y preguntamos: -¿No sería mejor que inventaran protocolos de acción y de defensa de los derechos humanos más que hacer tanto análisis ya hecho?
-Sí, sí, claro. No hay que inventar nada, pero hay que recopilar mucho y aplicar la perspectiva de derechos humanos al tema. En nuestro mandato legal está el deber de plantearle y reprocharle al Estado o a los agentes del Estado cuáles son sus responsabilidades en lo que está ocurriendo. Cuando no hay alternativas de solución, debemos sugerir ciertos criterios generales sobre las cuales construir políticas públicas, iniciativas del Estado para hacerse cargo de esta situación. Eso es lo que queremos hacer con esta temática como con muchas otras que van a ocupar bien intensamente nuestra agenda en los próximos tiempos.
-En la Noche del Encuentro se percibió la necesidad de acabar con estas erradicaciones forzosas de los rucos, donde la gente no solo le quitan lo poco que tiene, sino que la dejan sin documentos, sin remedios, sin sus fotos…
-Ahí el Instituto tendría que hacer algo. Tenemos que abordar esta idea generalizada de que autoridades, sobre todo locales, municipales, compelidas por esta demanda de seguridad de las personas que tienden a asociar delito con personas en situación de calle, pueden actuar contra los derechos humanos de los más débiles. Las autoridades locales muchas veces son de gatillo fácil. No se hacen cargo, por ejemplo, del carácter estructural de este tema. Y sobre todo de que, desde una perspectiva de derechos humanos, nadie puede erradicar sin ofrecer una solución. No puede encararse el tema de la gente de la calle solo por un prurito relativo a la violencia sin comprender el carácter complejo y estructural del problema. Se requiere una batería de herramientas y de políticas orientadas en esa dirección y basadas sobre todo en una consideración central que es la dignidad de esas personas.
Comprometido con la realidad de la calle y con una visión social y menos ideológica se muestra quien fuera ministro del Trabajo de Lagos. Y con su tono académico y jurisprudente, Yerko Ljubetic repite como un karma: “Tengan o no tengan techo, todas las personas nacen libres e iguales en dignidad. Esa, que es la base de los derechos humanos”.
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