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Claudia Fasani: “Hagamos que el kínder sea obligatorio”

Pasemos de 12 a 13 años de trayectoria escolar por ley, para que los más pequeños tengan educación inicial. Está comprobado que es en los primeros mil días de vida cuando más se aprende y un 38 por ciento de los niños y niñas en Chile no asiste a la sala cuna y al jardín. Un desperdicio de oportunidades del que habla aquí la experta a cargo de los 35 establecimientos que tiene Hogar de Cristo. Por Ximena Torres Cautivo
Por Ximena Torres Cautivo
Junio 11, 2025

“En casa es espectador, en el jardín es protagonista”. “En casa prende la tele, en el jardín prende su imaginación”. “En casa se conecta al celular, en el jardín a sus emociones”.

Estas con algunas de las frases con que la red de unas cincuenta organizaciones que trabajan en educación inicial e integran el plan Educación Inicial 2030, buscan relevar la importancia clave de esta etapa educativa. “Dejarlo es casa, es dejarlo atrás” es el muy certero y concluyente slogan que acompaña esta campaña que ya da vueltas en redes sociales. Se trata de convencer a ese 35 por ciento de familias que optan por no llevar a sus niños y niñas a la sala cuna y al jardín infantil, de hacerlo. De no desperdiciar la etapa más clave de la formación humana. Y también de que los que sí lo hacen sean regulares y comprometidos, ya que lactantes y párvulos matriculados presentan una asistencia promedio de 57 por ciento en sala cuna y de 71 por ciento en niveles medios.

La educadora de párvulos Claudia Fasani trabaja desde el año 2004 en el Hogar de Cristo. Hoy es la responsable del funcionamiento de las 35 salas cuna y jardines infantiles que tiene la fundación desde Arica a Puerto Montt. Es quien dirige una de las redes privadas más grande de Chile. En 2024 atendió a 7.860 niños y niñas pequeños de manera completamente gratuita.

NO HAY CUPO

–¿Cómo te explicas que siendo conocidas y probadas las ventajas de la educación inicial haya tantos padres que no lleven a sus niñas y niños al jardín?

–Efectivamente toda la evidencia científica demuestra que es en esta etapa en que el cerebro humano establece más conexiones neuronales. Estos primeros años son claves para el desarrollo de habilidades  lingüísticas, motoras, emocionales, que nos acompañaran por el resto de la vida. ¿Por qué pese a todo, hay un 35 por ciento de niños que no puede aprovechar esta tremenda oportunidad? Para mí tiene que ver con muchas razones. Es multicausal. Están las convicciones y decisiones familiares, legítimas, claro. Distintos estilos de crianza y de necesidades. Es también que nosotros como educadores no hemos informado lo suficiente y contribuido a que los padres encuentren un buen lugar para sus hijos. Un jardín abierto, cercano en lo geográfico y en lo emocional. Donde ellos se sientan participantes y protagonistas del proceso de desarrollo de sus hijos.

Claudia Fasani comenta que los modelos suelen ser estrictos pocos flexibles y, post pandemia, asegura, las necesidades de los padres cambiaron. Se volvieron mucho más diversas. Y “por otro lado está el tema de los cupos. Existen comunas, como Santiago, Calama, Alto Hospicio, donde las listas de espera para matricular a un niño en una sala o jardín son larguísimas. No hay espacio, simplemente”.

PASAR DE 12 A 13

Claudia Fasani dice que la Subsecretaría de Educación Parvularia está enfrascada en un trabajo de geolocalizar los barrios, comunas, territorios, donde falta oferta de educación inicial y que también se trabaja en una ley para regular las guarderías ilegales.

Ambos temas tienen que ver con lo antes descrito: cambios sociales y culturales en lo que requieren las familias para sus hijos pequeños y mala distribución de los servicios.

Hace notar que los jardines infantiles y salas cuna del Hogar de Cristo están donde nadie más está. En territorios vulnerables y complejos en lo social. “Los jardines infantiles debe ser espacios muy conectados con su territorio, con lo que pasa en su comunidad y muy abiertos a las familias. Deben permitir el ingreso y la participación muy activa de padres, abuelos, adultos en este proceso educativo. Tras los jardines, en particular en los nuestros, hay un poderoso proyecto educativo, no son meras guarderías”.

Afirma que cuando funcionan así, las familias, las madres, se dan cuenta de lo virtuoso que está pasando ahí adentro con su hijo o hija. “Ahí no dudan y se esfuerzan por traerlos a diario. “Se comprometen. Descubren que al no traerlos, están perdiendo tiempo valioso. Escuchamos el otro día a una mamá en uno de nuestros jardines en la comuna de Lo Espejo decir: Yo les aconsejo a todas mis vecinas que no pierdan el tiempo, porque yo lo perdí y no me di cuenta lo importante que era haber traído a mi niño antes acá”.

LLÉVALO A LA FIESTA

Claudia Fasani sostiene que la no asistencia o la renuencia a llevar lactantes y párvulos a estos espacios es transversal en términos socioeconómicos, aunque en los estratos altos es más común que los niños tengan educación inicial. Y se lo explica por una cuestión institucional más que educativa.

–Mi impresión es que este fenómeno tiene que ver con que la educación parvularia no es obligatoria en Chile. Y al no serlo, los padres se la plantean como una opción y así mejor lo dejo en casa (sin saber que así lo están dejando atrás). Por eso es tan importante difundir el desperdicio de oportunidades futuras que eso representa.

–Si tú fueras ministra de Educación, ¿empujarías el que se declarara obligatoria la educación inicial? 

–Hoy está en la Constitución la obligatoriedad, pero falta que se promulgue una ley, donde al menos el kínder sea verdaderamente obligatorio. Esa idea está entrampada desde hace años. Creo que una vez que salga nos permitiría tener una trayectoria formativa que se inicia en kínder y no en primero básico, como es hoy. Serían trece años de educación obligatoria en Chile, no doce, como es actualmente.

Advierte que no se trata de anticipar el proceso de escolarización, que es un temor común de los padres. “El fin es que ese  niño o niña tenga una base inicial que no es escolar, sino de juego, que sea la entrada a su trayectoria educativa. El temor de las familias es infundado, porque lo que hacen los niños en prekínder, kínder o en los niveles de transición es jugar todo el tiempo. A esa edad se aprende en la medida que se juega. Nadie aprende solo en su casa. Por eso, es tan acertada la frase de la campaña que dice: ´En la casa es espectador, en el jardín protagonista´, aludiendo al abuso de las pantallas, que son tan negativas. El juego es una metodología vital para el desarrollo de los niños y debe ser con sus pares.

–Dejarlo en casa es como no llevarlo a una fiesta.

–Tal cual. Los jardines infantiles funcionamos con diseños curriculares y eso nos permite ofrecerles a las familias alt estándares de estimulación con materiales entretenidos y dinámicas formativas y enriquecedoras. Entonces, por más encantadora que sea la abuela que lo cuida, por amorosa que sea la trabajadora que se hace cargo, no convivirá con sus pares, no sociabilizará. Hace años una campaña en este mismo sentido, decía: “No cualquiera es educadora de párvulos”.

EDUCATION AND CARE

–¿Sientes que se mira en menos a la educadora de párvulos?

–Sí, hay algo de eso instalado hace mucho tiempo. También es responsabilidad nuestra no mostrar la importancia de nuestra tarea. Ahora con esta campaña estamos en eso. Nosotras las educadoras de párvulos somos las responsables de demostrar que sabemos de neurociencia, de desarrollo cognitivo, de estimulación.

También de trabajo social e integración con la comunidad: “En la red de jardines del Hogar de Cristo trabajamos con los niños y las familias. En cada territorio donde estamos insertos es porque había necesidad de nuestro servicio. Por eso somos muy sensibles a la realidad de cada territorio y nos adaptamos a ella. No todos funcionan igual, porque las culturas, las familias, los niños y sus necesidades son distintas. El Jardín de Arica comparado con el de Puerto Montt tienen diferencias enormes respecto a las expectativas de la familia, los estilos de crianza, las necesidades de las madres”.

Impresiona cuando se visitan esos jardines, en lugares muchas veces precarios, el carácter de oasis que tienen. Y las madres son las que más lo aprecian. Una suerte de beneficio colateral. “Tenemos muchas mamás solas, que son jefas de hogar. Abuelas a cargo, mamás adolescentes, mujeres que logran retomar estudios o cursar una carrera gracias al jardín. También tenemos familias migrantes, para quienes el jardín es un espacio muy virtuoso porque es donde niños y adultos aprenden a socializar con otros. Aprenden de ciudadanía”.

Esta apertura que da enfrentar realidades tan diversas hace que Fasani saque a colación el tema de las guarderías.

–Educación Inicial 2030 busca instalar en la opinión pública y en los tomadores de decisiones la importancia de esta etapa, lo que involucra el tema del financiamiento y cómo nos abrimos a otros espacios que no son el jardín infantil tradicional. Post pandemia se ha hecho evidente que hay familias que no requieren este servicio, sino alternativas.

Claudia Fasani tiene a su cargo los 35 jardines y salas cuna que opera Fundación Hogar de Cristo de Arica a Puerto Montt. En 2024 atendieron de manera completamente gratuita a casi 8 mil lactantes y párvulos desde Arica hasta Puerto Montt. Esta foto corresponde al jardín Alto Belén de Puente Alto.  AGENCIA BLACKOUT

GUARDERÍAS IRREGULARES

–¿Cómo cuáles, por ejemplo?

–Como programas con la familia incluida, espacios donde está la mamá con su hijo. Hay mamás jóvenes que quieren estar con su hijo en un espacio de estimulación, apoyadas por una educadora de párvulos. Espacios alternativos, con menos horas. Esto existe en otros países. En Chile, también, pero no están regulados. Ahora mismo está en tramitación una ley de regulación de las guarderías. Existen muchas, porque es lo que los padres requieren. La educación pública debe ofrecer estos espacios. Y nosotros, como Educación Inicial 2030 queremos abrir las posibilidades para todas las formas y formatos que las familias demanden en esta etapa.

Claudia Fasani sabe cuán importante es el jardín para los niños, pero también conoce cuán benéfico resulta para las familias, sobre todo para las madres. AGENCIA BLACKOUT

–¿Cuál es cuál es la diferencia entre uno y otro?

–Los jardines infantiles tenemos un proyecto educativo y eso no hay en una guardería, la guardería es solo cuidado. Ahora existe una discusión y una dicotomía que para mi gusto no es real entre educación y cuidado. Hoy, internacionalmente, se habla de education and care. O sea, son las dos cosas juntas porque en un jardín infantil hay un proyecto educativo, pero también hay cuidado. En las guarderías hoy día no existe el proyecto educativo y el proyecto de ley pretende que sean un espacio de cuidado, pero con ciertos estándares técnicos de educación -responde Claudia Fasani.

La guardería surgió post pandemia y, poco a poco, fueron proliferando. Aparecieron por la necesidad de dejar a los niños en alguna parte, mientras se salía a trabajar. En comunas donde los jardines infantiles no dan abasto, una mamá que conoce a otras y sus , se ofrece como cuidadora en su casa y así surge la guardería. Pasó en los llamados guetos verticales de Estación Central y sigue sucediendo. Y eso requiere regulación, porque sin ella los riesgos son enormes y reales. Tanto como el enorme beneficio que tiene aprovechar los “mil días” de vida en que más se aprende en la vida.

 

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