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Mario Kreutzberger: “He sido discriminado por judío y yo también he discriminado”

24 Octubre 2016 a las 18:32

No sabe a qué se debe esta nefasta tendencia humana, pero cree que la única manera de combatirla es teniendo conciencia de ella a diario.

Por Ximena Torres Cautivo.

“A esta edad ya no se puede pecar”, dice Mario Kreutzberger a sus 75 años, que pensábamos eran más. Sin molestarse y para demostrar que no miente, muestra su carnet estadounidense. “A todos nos aflige el paso de los años y lo notamos en lo físico, en las enfermedades. Mi capacidad de trabajo ha disminuido, pero hay también algunas ventajas, como la experiencia. Hoy hago mejores entrevistas que antes”. Ahora anda “detrás de Hillary, de Trump y de Obama para entrevistarlos en Telemundo, mi nuevo canal en Estados Unidos. En los últimos 25 años he entrevistado a todos los candidatos y, por ende, a todos los presidentes de los Estados Unidos”.

-¿Cuál es el que más te ha impresionado?

-Me admira la capacidad comunicativa de Barack Obama. Es una mezcla de animador de televisión y político. Tiene notables aptitudes comunicacionales que usa para sus objetivos políticos. Habla y gesticula bien. Es buenmozo. Las tiene todas. Y Michelle, su mujer, a quien también he entrevistado, es muy simpática.

Con mucho más de medio siglo en pantalla y una carrera internacional que lo convierte en el chileno más popular en la televisión de habla hispana, Mario, para los importantes, don Francisco para todos los demás, es el cerebro de la Teletón. Un evento solidario que le copió al comediante estadounidense de origen judío, igual que él, Jerry Lewis, y surgió como una manera de “devolver a la gente lo que la gente me había dado”. A comienzos de los años 70, cuando llevaba poco más de una década en televisión, ya había tenido impulsos solidarios masivos. Pero fallidos eso sí, como cuando se le ocurrió instalar un criadero de conejos y una curtiembre para exportar cuellos de piel y otros accesorios en unos sitios eriazos de la comuna de La Reina. “La idea era crear una cooperativa y que los ingresos fueran para los vecinos. Fue un desastre: los conejos se reprodujeron, se comieron los radieres y se escaparon. Se volvieron una plaga en La Reina”.

En 1975, después de ver en la tele gringa la Teletón contra la distrofia muscular, logró entrar en contacto con la organización y decidió montar en Chile algo similar. Ahora vuelve a recordar qué lo decidió a hacerlo en beneficio de los niños lisiados.

-Andaba por Campos de Ahumada, un sector rural cerca Los Andes, haciendo “Usted no conoce Chile”, cuando me topé con un niño amarrado a una higuera, minusválido y con debilidad mental. Tenía la edad de mis hijos y me indigné. Busqué a la madre, que estaba trabajando en su rancho, para retarla, pero me desarmó. Me dijo: “Tengo 5 niños. Si no lo amarro, no tengo cómo ocuparme de los más chicos y él les hace daño”. Fue muy fuerte para mí.

En 1977, conoció a Ernesto Rosenfeld, presidente de la Sociedad Pro Ayuda al Niño Lisiado. “Lo invité a comer a mi casa, había crema de espárragos y recuerdo que se le cayó la sopa, cuando le dije que creía que podíamos reunir tres millones de dólares en una jornada de solidaridad nacional”.

-Has propiciado la solidaridad, ¿alguna vez la has experimentado personalmente?

-En muchas circunstancias. El mejor ejemplo es la Teletón y lo considero algo personal; en 1978 conseguí la generosidad de todos los canales de la televisión abierta chilena, que aceptaron el reto. Mis colegas fueron más que solidarios conmigo al participar y esa actitud ejemplar de ellos y de todos los chilenos se ha repetido a lo largo de 38 años.

¿A qué obedece la discriminación? ¿A ti te han discriminado?

-Explicar el porqué de la discriminación se me hace difícil, no tengo respuesta. Pero se manifiesta en muchas áreas, no sólo raciales y religiosas, sino económicas, políticas, sociales. Yo, sí, he sido discriminado algunas veces por ser judío y otras veces, sin darme cuenta, también he discriminado. Lo más importante es detectar esa tendencia en uno y en los demás y luchar contra ella. En una sociedad hay que lograr haciendo todos los esfuerzos posibles la inclusión de todos.

El próximo diciembre habrá una nueva Teletón y la meta es millonaria, cuestión compleja dados los tiempos de vacas flacas y de “ni un puto peso” que se vive en el país.

-¿Cómo percibes el clima social en Chile?

-Se nota un descontento grande, aunque el país ha experimentado progresos económicos enormes. Antes era impensable que las personas contaran con refrigerador, lavadora, televisores; hasta hace poco, la población se dividía entre los que vivían en casa con piso sólido y los que vivían en ranchos con piso de tierra. Estos últimos eran la mayoría; hoy son los menos, pero eso se olvida. Los chilenos han cambiado. Están empoderados, pero medio negativamente, buscándole la quinta pata al gato a todo.Temo que ese malestar abra la puerta al populismo. Y esto no sólo en Chile. Es cosa de ver lo que está pasando en Estados Unidos.

-¿Qué piensas de lo obtenido en educación?

-No estoy calificado para responder sobre el resultado de lo obtenido. Sí estoy convencido es de que todos deben tener derecho a la educación básica y media gratuita y de calidad. Distinto es lo que se refiere a la universidad; ahí no me parece lo de la gratuidad universal. Hay que apoyar a los que no pueden pagar y tienen los méritos académicos para seguir una carrera universitaria.

-Está candente el tema de las pobres jubilaciones y te han criticado por haber publicitado a una AFP.

-Me han preguntado si no me arrepiento y yo respondo que si mi abuela hubiera tenido alas, hubiera volado, ¿entiendes? En ese tiempo, el antiguo sistema previsional de reparto estaba quebrado y surgió este modelo de las AFP. Hice ese comercial de Provida con la condición de añadir una frase final en que yo dijera: “Esta es mi opinión, yo respeto la suya”. Así lo hicimos.

Nunca ha estado interesado en participar en política. “Mi interés y capacidades están en otros lados, pero admiro profundamente la vocación política”, declara. Y alude al programa en que la presidenta Bachelet le dio “la exclusiva” del cambio de gabinete. “Ese anuncio revela cómo hoy la vida se vale de los medios, no sólo la política. Todo ha cambiado en materia de comunicación. Las redes sociales, internet, las multiplataformas han modificado la forma de hacer televisión, y uno debe adaptarse”, dice, usando el whatsapp con destreza.

-Se te asocia con la Teletón, ¿con quién asocias tú al Hogar de Cristo?

-Para mí Renato Poblete fue un personaje crucial en su desarrollo. Lo sigo admirando en el recuerdo. Se dedicó en alma, corazón y mente a hacerlo crecer y lo logró. Tenía notables conocimientos económicos, los que iban a la par con su sentido común. El Hogar de Cristo es hoy sinónimo de una gran obra social.

También destaca a “esa institución que creó ese hombre inteligente y bien intencionado que murió en el accidente de Juan Fernández”. Habla de Levantemos Chile y de Felipe Cubillos, al que conoció cuando hizo la segunda versión de Chile Ayuda a Chile, después del terremoto de 2010.

No menciona a la Teletón, pero es su orgullo. “Ha sido exportada a 14 países”, destaca. Este diciembre, la liderarán regionalmente distintas figuras de TV, lo que parece un casting al aire, porque se requiere un heredero. “Eso lo va a definir el tiempo”, sentencia.

Don Francisco anda vestido como capitán de yate. Chaqueta azul, zapatos con suela de goma, pañuelo al cuello, un look quizás adquirido en Miami. “Paso dos tercios del año allá y uno acá”. Confiesa que está feliz con su vida. Cambiarse de Univisión a Telemundo no fue fácil, pero se siente satisfecho. Tiene un proyecto interesante para 2017 en Canal 13. Le encanta dar charlas, una ocupación poco conocida a la que dedica tiempo. “Transmito mis conocimientos sobre el mercado hispano”, explica. Y termina la conversación, definiendo la palabra que la motivó: solidaridad. “Es un hermoso concepto por el cual hay que luchar a diario, siendo generoso y compartiendo tus logros”.

 

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