Bajar y subir a diario desde el barrio alto hasta Cerro Navia es algo que la trabajadora social Niniza Krstulovic Matte (62) ha hecho durante los últimos 23 años y más. Pero nunca ha dejado de vivir ese contraste “con mucho sufrimiento”.
Afirma: “Ese trayecto me demuestra que vivimos en dos Chiles, que hay dos países en uno, y que no tienen nada que ver uno con el otro. Yo, a estas alturas, como que cierro los ojos, me subo al auto y parto a trabajar. Asumo esa realidad y hago lo que mejor puedo”.
Niniza Krstulovic es directora ejecutiva de la Fundación Cerro Navia Joven, que se fundó en 2002. Nació en esta comuna del norponiente, que originalmente era parte de Barrancas y luego perteneció a Pudahuel. Hoy es una de las comunas con mayor nivel de vulnerabilidad social de las 52 que integran la Región Metropolitana. Su nombre hace referencia a una loma que era propiedad de la familia Navia.
Cerro Navia Joven, por su parte, surgió de una suerte de orfandad. Así lo explica su directora:
–La fundación nace de un grupo de personas que había sido parte de las pastorales solidarias de las capillas. Eran grupos que post dictadura se quedaron medio cesantes, por decirlo de alguna manera. Eran los organizadores de ollas comunes, por ejemplo, que se empezaron a enfrentar a un grave problema: la alta tasa de embarazo juvenil y el aumento del consumo de drogas.
Niniza Krstulovic estuvo en Hora de Conversar comentando los cambios que trae la nueva CASEN.
Comenta que entonces la droga no estaba tan presente en el sector como ahora, “porque no teníamos salidas al aeropuerto ni a ninguna parte. Hoy día la droga está por todos lados. Y la fuerza de las drogas que yo llamo invisibles es tremenda: las pastillas” Para paliar esas problemáticas, Cerro Navia Joven se organizó para abordar tareas de rehabilitación de drogas, además de apoyar a personas con discapacidad intelectual y a adultos mayores con dependencia en sus domicilios. “También instalamos el jardín infantil que la gente quería. El jardín que hoy tenemos fue a pedido del público”.
–¿Tienes la percepción de que a diferencia de hace 23 años, hoy la gente no valora como entonces los jardines infantiles y las salas cuna?
–Algo ocurrió en pandemia y antes con el estallido social. Algo hizo que la gente quisiera replegarse en las casas. Post pandemia descubrieron que los abuelos y toda la gente que se instaló como allegada podían hacerse cargo de cuidar a los niños. Algunos dicen que hay poca valoración de la educación. Yo no creo eso. No va por ahí la cosa. Es más bien una actitud de “yo sé qué hago con mi guagua, no se metan conmigo”. Yo lo entiendo, porque el sistema no es amigable.
La trabajadora social Niniza Krstulovic considera que la educación inicial oficial es muy rígida. “Los niños tienen que entrar a una hora exacta en la mañana y salir a las 5 y media de la tarde, cuando esa jornada debería ser muy flexible. Con extensión horaria para mamás trabajadoras. Hay una rigidez del Estado que no parece comprender qué pasa en las poblaciones. Si yo estoy en mi casa, trabajo de tarde y puedo llevar a mi niño a la hora de almuerzo, ¿cuál sería el problema de que lo aceptaran en ese horario? Pero no es así. Me parece que la rigidez de la educación parvularia es algo que se debe modificar”.
Aterrizamos así en lo concreto: cómo se vive la pobreza severa en una de las comunas donde está más presente. Para hablar de ese tema, la invitamos a Hora de Conversar, el programa vía streaming que pueden revisar aquí.
–Las recomendaciones de la Comisión de Expertos que revisó la encuesta CASEN cambiaron el esperanzador 6.7% de pobreza que nos dijeron existía en Chile en 2024 por un altísimo 22.3% de pobreza. ¿Qué piensas de este cambio?
–Cuando el año pasado se habló de un 6.7%, yo miraba lo que sucedía en las poblaciones y no me cuadraba. Porque ese número no reflejaba para nada la realidad. De partida, teníamos mucha más gente en situación de calle, al menos en Cerro Navia y en Pudahuel. Que ahora la comisión de expertos diga que la pobreza es de 22.3% me parece mucho más coherente con lo que veo. Los felicito y comparto todas las recomendaciones que hacen, porque la CASEN estaba midiendo la pobreza con años de atraso. También comparto que se miren y se analicen las dos pobrezas, la que se mide por ingresos y la multidimensional, de manera más integrada. Creo que están muy separadas en el análisis.
Niniza Krstulovic se concentra en describir lo que ve a diario en Cerro Navia. Parte por la precariedad del trabajo.
–Hoy tengo pega, mañana no sé. Así es el día a día de los pobladores de la comuna. Nadie tiene seguridad de su ingreso. Y esto aplica para familias con padre y madre, y para las monoparentales. Otro aspecto de lo que se vive es la precariedad de las viviendas. Las casas son muy pequeñas, máximo tiene dos dormitorios, y el allegamiento es una realidad muy presente. En esas casas no hay espacio para que un niño haga sus tareas. ¿Dónde se instala a estudiar. ¿Qué pasa ahí con el aprendizaje? Por eso que se apliquen criterios de calidad a la medición de la pobreza multidimensional me parece maravilloso.
–Hablabas del aprendizaje. ¿Cómo ves el tema de la educación?
–Hay acceso a la educación. Existen jardines infantiles y salas cunas, escuelas, pero ¿hay aprendizaje real y de calidad? Yo estoy en el territorio de Barrancas. Ahí todos concuerdan en que la educación no es integral ni de calidad. Con mucho esfuerzo, una escuela logra mejorar en el SIMCE, como pasó en 2024, pero es un esfuerzo titánico que en los colegios privados del barrio alto resulta natural. La sensación de los profes es: “Yo me esfuerzo muchísimo como docente, como colegio, pero sigo teniendo niños que en cuarto básico no saben leer y sí saben no comprenden lo que leen”. Tampoco logran sumar y restar. Es muy desolador, por eso, mejorar los indicadores y agregar el concepto de calidad permitirá a todos ver con mayor claridad lo que está pasando… o no está pasando, por ejemplo, en las escuelas.
Niniza se enfoca en contarnos qué preocupa a una madre jefa de hogar en Cerro Navia.
“Su preocupación cotidiana es la sobrevivencia: qué les dará de comer a sus hijos. Con un empleo precario que le absorbe todo su tiempo, no tiene cabeza para preocuparse de cuánto aprenden sus hijos. Se conforma con que no les pase nada malo, cuando ella no está. Antes y no se trata de idealizar el pasado, cuando el tejido social existía y era fuerte, había siempre adultos responsables preocupados de los niños en la población. Una vecina incluso se hacía cargo de vigilar a los de las demás cuando jugaban en la plaza. Hoy, qué niño juega en plaza. Hoy los vecinos tienen que repartirse los horarios de la plaza con las pandillas en la tarde, con los angustiados de la tarde noche… ¿A qué hora y dónde juegan los niños?”.
La trabajadora social comenta que “las personas mayores en nuestro territorio aún cultivan redes. En ese sentido, están menos mal que sus hijos. Pero hay algo que no tengo resuelto en términos de pensamiento y que me aflige. Siento que las personas mayores están ocupando roles que no les corresponden. No hablo sólo de que sigan trabajando cuando deberían estar descansando, porque eso es una decisión personal. Hablo de que están convertidos en cuidadores de nietos, de bisnietos. Eso es raro, porque reemplazan a una generación ausente. Hoy padres y madres han perdido su rol”.
Las modificaciones propuestas a la CASEN tienen que ver estos cambios sociales sutiles que hacen decir que hay nuevas pobrezas. Una que se propone determinar es la llamada “pobreza severa”, que es la intersección entre la por ingresos y la multidimensional. Son los pobres entre los pobres.
–¿Cómo se vive la pobreza severa en Cerro Navia?
–En materia de alimentación, es muy evidente. Los niños se alimentan en el jardín o en la escuela. Ahí desayunan y almuerzan, pero ¿después qué pasa? Un jugo, un té. Nadie prepara una cena, porque no hay costumbre ni recursos. En el jardín infantil que tenemos nosotros, veo que la solución para la comida de la tarde-noche es el paquete de ramitas. Cuestan 100 pesos y a los niños les gustan. El otro día una mamá me contaba que ellos son cinco y que por sus ingresos el fin de semana, el almuerzo consiste en comprar 5 completos de luca en el kiosco de la esquina. Instalar dentro de la nueva CASEN una canasta alimentaria saludable que discrimine entre el valor de guisos, verduras, legumbres frente a una salchicha o una bolsa de ramitas es ciertamente muy necesario, porque mostrará esta nueva cara de la pobreza y sus consecuencias.
–¿Qué pasa en materia de vivienda?
–En Cerro Navia el mayor problema es el hacinamiento, consecuencia del allegamiento. Las viviendas son pequeñas, precarias. Hay campamentos, pero no tantos ni tan grandes como en otras comunas. Pero el hacinamiento es tan extremo que el otro día nada más me contaban de casas donde tienen establecidos turnos para usar las camas y dormir.
Niniza agrega el valor de los servicios, las cuentas impagas. “Pasar frío”, dice, “es un gran detector de pobreza extrema”. Y agrega otro elemento que también está considerado en las recomendaciones de la comisión de expertos para mejorar la CASEN:
–No contar con conectividad como un elemento nuevo para determinar pobreza, me parece súper importante. No nos olvidemos que en pandemia se nos dijo que todos estudiarían remotamente, a través de internet. Fue una mentira. Eso es mentira en vastos sectores de Cerro Navia, Pudahuel, Lo Prado. Nosotros trabajamos en las tres comunas y en ninguna existe conectividad como debe ser. Tenemos que salir a la mitad del de la calle, acercarnos a la Costanera para hablar por teléfono. Ese es el nivel de la conectividad en estos sectores. Hemos hecho mil reclamos a las compañías y a la SUBTEL, pero finalmente la respuesta es coherente con que no son sectores rentables a los que interese prestar un servicio de calidad.
Cerro Navia Joven no trabaja con personas en situación de calle. Ese es un aspecto de la pobreza severa que no está dentro de su ámbito de acción, pero Niniza lo menciona porque le resulta evidente cómo han aumentado su presencia en la comuna.
–A diferencia de lo que se ve en los bandejones centrales de la Alameda o en los alrededores de postas y hospitales de otras comunas, en Cerro Navia este es un tema más vinculado a la salud mental y a los problemas de consumo que a la crisis habitacional. Acá, el problema de la salud mental no está cubierto. Los psiquiatras prácticamente no existen.
El hospital Félix Bulnes, que es el que les corresponde geográficamente, atiende además a Pudahuel, Renca y Quilicura, todas las comunas del poniente de la Región Metropolitana. “Una enormidad de gente. Y, sí, la Urgencia funciona, pero ¿cuánto te demoras en promedio? Si estás en estado de gravedad extrema, te ingresan, pero hay casos menos evidentes en que la gente ha muerto en la sala de espera de la urgencia. En ese contexto, la salud mental, no es tema”.
En la presentación de la Memoria 2024 del Hogar de Cristo, Niniza Krstulovic intervino, celebrando el que Hogar de Cristo busque soluciones más integrales y menos asistencialistas para la realidad de las personas en situación de calle. AGENCIA BLACKOUT
–En la cuenta pública del Hogar de Cristo interviniste para decir que te parecía bien que se cerraran las hospederías para personas en situación de calle. ¿Por qué sostienes algo tan poco popular y criticado?
–La hospedería respondió a un minuto de Chile. Y a que quizás entonces teníamos otros conceptos. Hoy no soy partidaria de las hospederías, porque aíslan aún más a los que están aislados. Las personas están integradas, pero a un mismo grupo. Son guetos. Hoy creo mucho más en la inclusión. En vivir juntos con otros e integrados a la comunidad y con acompañamiento especializado. Las viviendas tuteladas me parecen una muy buena manera. Ojalá el Estado ponga plata ahí.
Niniza Krstulovic cree que la hospedería es una solución extrema, la última. “Siempre será mejor una solución integral. Yo siempre he sido partidaria de encontrar a algún familiar o persona significativa para que colabore en la integración de la persona. Como fundación, nosotros hemos generado un grupo de unas 60 personas voluntarias que apoyan a adultos mayores, que están postrados en sus casas. Esa es una solución mucho más interesante que las residencias de larga estadía. Involucra al barrio, a los vecinos, a la comunidad”.
Afirma que en el caso de Cerro Navia Joven, “son voluntarios solidarios. Pero a lo mejor hay que invertir plata ahí. Pagarle a la vecina que conoce al adulto mayor, ha convivido con él, tienen una relación de años, y proponerle que sea cuidadora remunerada. Esa me parece una respuesta mucho más humana que las residencias. Y coherente con el tan comentado sistema nacional de cuidados. Hay que buscar lazos. Entrelazar a vecinos y comunidades. Para recuperar así ese tejido social perdido del que se habla tanto”..