Trabajando en “1944-2024: 80 avances para reducir la pobreza en Chile”, la periodista Ximena Torres Cautivo, se encontró con la obra fotográfica de verdaderos genios. Personajes hoy perdidos en el olvido. Hombres como Antonio Quintana, Marcos Chamudes y el más conocido de todos, Sergio Larrain, no sólo alcanzaron cumbres estéticas con sus fotos en blanco y negro, sino que trabajaron por dignificar y visibilizar la pobreza en sus más diversas formas a mediados del siglo pasado. Fueron además protagonistas de vidas dignas de novela. Marcadas por convicciones y desilusiones políticas y sociales, que los llevaron a tomar caminos tan complejos como diversos.
El hallazgo de esos personajes notables cuajó en una idea que hoy se ha convertido en un nuevo libro de la editorial Hogar de Cristo. “Ojos que ven, corazones que sienten” es una antología de la fotografía social de Chile. Se inicia en los años en que Alberto Hurtado se empezó a hacer conocido por su trabajo para reducir la pobreza en Chile.

El libro será presentado hoy, 25 de noviembre, en la Fundación Cultural de Providencia. Ojos que ven… nació del trabajo de búsqueda de material fotográfico para 1944-2024: 80 avances para reducir la pobreza en Chile. Esa obra obtuvo el oro en los premios Eikon 2025 en la categoría mejor libro institucional.
El libro será presentado este martes 25 de noviembre en el auditorio de la Fundación Cultural de Providencia. Habrá un conversatorio que conducirá el editor de DF+, el periodista Patricio de la Paz. Participará la subgerente de Comunicaciones del Hogar de Cristo, la periodista, escritora y editora de la publicación, Ximena Torres Cautivo. Y también el capellán del Servicio Jesuita al Migrante, Pablo Walker, magíster en estudios de la imagen de la Universidad Alberto Hurtado y artista plástico.
“Estamos felices de presentar desde nuestra Fundación este libro que nos hace reflexionar sobre la pobreza, sobre no cerrar los ojos, sobre sentir una realidad tan dura que el Hogar de Cristo siempre nos hace presente con sus sentidos proyectos”, señala Jorge Andrés González, director ejecutivo de la Fundación Cultural de Providencia.
Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, dice: “Este libro es una invitación a mirar. A mirar de verdad. A detenernos frente a imágenes que revelan no solo la dureza de la pobreza y de la desigualdad, sino también la belleza, la fuerza y la dignidad que persisten incluso en los márgenes”.
Adelantado a su tiempo, el padre Hurtado pensó que los medios de comunicación podían ser una vitrina donde mostrar la realidad de los más desvalidos. Lo hizo así con ocasión del terremoto de Chillán, en 1939, que dejó la ciudad en el suelo, valiéndose de la radio. Lo repitió luego al descubrir la rotundidad con que la fotografía podía registrar lo que tanto nos cuesta ver. Ya había muerto, cuando el fotógrafo Sergio Larrain, en 1952, donó fotos de su serie “Los niños del Mapocho” al Hogar de Cristo y a Mi Casa para una campaña de sensibilización pionera. Pero su ojo en la fuerza de la fotografía marcó los años posteriores y lo sigue haciendo dentro de la fundación que creó hace 81 años.
A los tres genios ya descritos, todos fallecidos, el libro agrega otros siete con los que va avanzando en la visibilización de pobrezas nuevas y eternas, junto con los cambios de década y de siglo.
Ahí están los pueblos originarios, las mujeres jefas de hogar, los migrantes, las personas en situación de calle, los damnificados por emergencias, los sin casa… Hellen Hugues, Lincoyán Parada, Alejandro Maltés, Kena Lorenzini, Carolina Vargas, Ximena Hinzpeter y Cristóbal Olivares, reflejan esos temas, completando la decena que hace esta antología fotográfica. Muchos de ellos han hecho trabajos para y en el Hogar de Cristo, y así lo narran en sus perfiles entrevistas.
El libro tiene un sensible prólogo escrito por la destacada antropóloga y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013, Sonia Montecino. Ella apunta:
“Ojos que ven, corazones que sienten es un testimonio de la fotografía chilena que no solo mira la pobreza, la tragedia o la pena, sino que, nos obliga a contemplar la supervivencia, la resistencia, la organización y la dignidad que fluyen de lo que hemos relegado a los márgenes. Mirar, nos recuerda esta antología, es siempre asumir una responsabilidad con lo real, recordar siempre la pregunta sobre la pena: Llorando las propias/ ¿quién vio las ajenas? y, rotundamente, actuar sobre eso que debe ser consolado, mejorado y superado.
Te invitamos a la presentación este martes 25 de noviembre a las 19:00 horas, en el Auditorio de Fundación Cultural de Providencia, Avenida. Nueva Providencia 1995.