-El magistrado me preguntó: “¿Quiere que pongamos una pantalla para que no vea al acusado y él tampoco pueda verla?”. Yo dije: “No, señor juez, yo quiero verlo. Mirarlo a la cara”. Y lo vi. Ahí estaba, un niño joven que se desgració la vida para siempre. No sólo la de él. Yo me imagino el sufrimiento de su familia y sé que seguramente están sufriendo más que nosotros, porque nuestro familiar murió, de manera brutal, pero descansa en paz. En cambio, el de ellos pasará toda su juventud en la cárcel.
Se nos había olvidado lo consciente y elocuente que es la ingeniero y socióloga colombiana Nancy Domínguez, la hermana del ex usuario de la Hospedería de Hombres de Iquique, que había perdido una pierna en Chile en tiempos inmediatamente post pandemia. Milton, a quien ella y la familia llaman “El Pajarito” había llegado a Chile buscando “aportar a este país que amamos. Él estaba capacitado como técnico en paneles solares y soñaba con contribuir a producir energía limpia”.
Pero todo se desbarató.
Hace un par de días, el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Iquique dictó sentencia contra dos exfuncionarios de la Armada involucrados en el homicidio calificado de Milton Domínguez, migrante colombiano de 61 años y persona con discapacidad.
El ex marino S.P.N. fue condenado a 16 años de presidio, mientras que C.G.S. recibió 10 años de cárcel como coautor del crimen.
Para la familia Domínguez, que ha seguido cada etapa del proceso, el fallo supone un respiro moral, un gesto de reparación después de meses de dolor y búsqueda de respuestas.
-Nosotros no buscamos venganza, sino justicia. Cuando en el tribunal mostraron el video de la golpiza… -En este punto, Nancy se quiebra, pese a todo lo que intenta controlarse. Más tranquila, agrega: -Mi hermano ni nadie merecen semejante castigo. Fueron tres minutos de golpiza, de infierno. En esos tres minutos, Milton conoció el infierno. El vino a Chile decidido a contribuir con conocimiento, pero la pérdida de su pierna a causa de una infección hospitalaria, lo deprimió y tuvo una caída emocional.
Así fue como terminó viviendo en situación de calle, alejándose de la Hospedería de Hombres del Hogar de Cristo en Iquique, donde había encontrado amparo tras la amputación de su pierna. “Por teléfono, después que él me contó que había perdido la pierna me consolaba diciendo: ´Perdí una patita, pero no las alas, hermanita´. Así me tranquilizaba, pero nunca sabremos cuán deprimido estaba. Eso he intentado investigarlo, pero el caso es que terminó en la calle”.
Ahí encontró la muerte.

La imagen de Milton con vida en los tiempos en que convalecía de la amputación de su pierna izquierda en la Hospedería de Hombres del Hogar de Cristo de Iquique. Hoy se hizo justicia,
Milton Domínguez, oriundo de Cali, era -como hace notar Nancy- técnico en paneles solares, un oficio que lo llenaba de orgullo. Llegó a Chile en abril de 2023 con la intención de comenzar un nuevo capítulo, decidido a aportar desde su conocimiento en energías limpias.
Su travesía se transformó abruptamente luego de presentar una herida menor que derivó en una infección fúngica y en la amputación de su pierna derecha. El mundo estaba aún sufriendo las alteraciones post pandemia por COVID. Tras su alta médica, quedó en situación de calle, pero pronto se vinculó como usuario habitual de la Hospedería de Hombres del Hogar de Cristo en Iquique.
Allí lo recuerdan como un hombre tranquilo, amable y con una fuerza interior extraordinaria. “Se me cayó una pierna, no los brazos”, decía para explicar que no pensaba rendirse. Eso nos dijo a nosotros, cuando lo entrevistamos en una visita periodística a los programas sociales que el Hogar de Cristo tiene en Iquique.
Nancy comenta:
—Cuando vine a buscar sus restos en julio de 2023, eran los días en que celebraba la Fiesta de La Tirana. Una niña del Hogar de Cristo de Iquique me regaló la imagen de la Virgen de la Tirana y en esta segunda visita en que me acompañó mi esposo, fui a cumplirle una manda a La Tirana. Y alguien me regaló una pluma. Sentí que era una señal de mi Pajarito.
La madrugada del 19 de mayo de 2023, en la intersección de Bolívar con Ramírez, un grupo de funcionarios de la Armada —que había salido de un local nocturno en estado de ebriedad— agredió brutalmente a Milton, golpeándolo incluso con sus propias muletas.
La golpiza quedó registrada por cámaras de seguridad.
Horas después, Milton falleció en el Hospital de Iquique.
Al ver el video de la golpiza en el Tribunal, Nancy perdió toda la fortaleza. La coraza que había intentado construirse para no quebrarse en el juicio, velando incluso por su propia salud, cedió frente a las imágenes tantas veces vistas.
—Lo que menos quería era generar compasión, y me preparé para no llorar. Yo tengo dos marcapasos. El médico que me trata me advirtió que comparecer en el estrado como testigo-víctima podía provocarme un shock emocional intenso, por eso había tomado todas las previsiones mentales posible, pero me quebré y lloré.
En su momento, la brutalidad del caso conmocionó a todo el país y expuso con crudeza la vulnerabilidad de quienes viven en calle, especialmente de personas migrantes y con discapacidad. Cuatro marinos fueron dados de baja. En febrero, dos de ellos ya habían sido condenados como cómplices.

Aquí, Nancy Domínguez, en su anterior visita a Chile. En esa ocasión, logró cremar el cuerpo de su hermano y repatriar sus cenizas. Ahora vino para ver cómo se hizo justicia.
Desde Cali, Colombia, Nancy Domínguez Moreno, hermana mayor de Milton, tomó la determinación de viajar a Chile para enfrentar el proceso y levantar la voz por su hermano.
Su historia, recogida en distintos reportajes del Hogar de Cristo, muestra la humanidad detrás de la tragedia. Nancy llegó sola, sin recursos suficientes, con la única convicción de que Milton merecía una despedida digna.
Con apoyo del Hogar de Cristo, del consulado colombiano y de una funeraria local, logró cremar los restos de su hermano y repatriar sus cenizas. Lo hizo, dijo, “sin odio en el corazón”, confiando en que la justicia chilena haría su trabajo.
Ahora, que se dictó sentencia, que los hechos fueron nítidamente probados y que se hizo justicia, afirma: “Yo nunca busqué venganza, sólo pedí justicia. Insisto: nadie merece morir así, apaleado en la calle. Yo espero que algo así nunca más se repita. Los abogados me decían que no hablará desde la compasión que me provocaban esos niños que cometieron el crimen, que eso podía reducir su pena. Pero, de verdad, yo los miraba y los compadecía. Al que estaba en el tribunal y al que estaba conectado vía internet desde la cárcel”.
La relación del Hogar de Cristo con Milton no terminó con su fallecimiento. El equipo de la Hospedería de Hombres lo acompañó desde el primer día en que llegó buscando apoyo. Y cuando murió, fue la institución la que colaboró para ayudar a identificarlo en el Servicio Médico Legal y para conectar a la familia con las instancias necesarias para su repatriación.
Este compromiso —más humano que protocolar— fue central para que Nancy pudiera cerrar el ciclo y despedir a su hermano rodeada de afecto, aunque lejos de casa.

Aquí están Nancy y su marido junto al capellán del Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck, en Santiago, tras la dictación de la condena a los asesinos de su hermano Milton. La sensación es que se hizo justicia.
Hoy nos dice: “Ese video que grabaste, Ximena, la entrevista que le hiciste, los vemos regularmente en familia para recordarlo. Ahí se muestra que era un hombre honrado, que viajó lleno de ilusiones. Ese video lo muestra en toda su integridad”.
La historia de Milton, además, motivó un trabajo comunicacional que permitió visibilizar la violencia que viven personas migrantes y en situación de calle. Desde entrevistas con expertos como el ex fiscal Carlos Gajardo, hasta reportajes sobre la vida de Milton, el Hogar de Cristo se convirtió en un puente entre la justicia y la memoria.
La condena contra los ex marinos es un hito judicial, pero también un llamado a mirar de frente la realidad de quienes viven en calle y enfrentan múltiples vulnerabilidades.
La sentencia —calificada como un homicidio calificado— otorga una forma de reparación simbólica para sus cercanos, especialmente para su hermana Nancy Domínguez Moreno, quien ha liderado la lucha por la dignidad de Milton desde entonces. De Milton, el “Pajarito”, que para ella es no sólo una víctima, sino un soñador.

Nancy en La Tirana, agradeciendo que se hizo justicia, La hermana mayor de Milton ama a Chile y está conmovida por la ayuda recibida y la eficiencia con que se resolvió el caso en el que el “Pajarito” fue víctima y no victimario, como argumentaban los homicidas.
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