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Úrsula Garrido:

“Mi fuerza está en la obra del Padre Hurtado”

En estos 79 años del Hogar de Cristo, compartimos la historia de Úrsula, quien fue usuaria del centro abierto número uno de Conchalí y hoy, es asistente profesional en la subdirección de Operación Social de la fundación en la Región Metropolitana. Aquí te contamos su historia.

Por María Luisa Galán

12 Octubre 2023 a las 23:08

“La pobreza sigue estando muy presente porque existen diferentes tipos de pobrezas, que van más allá de lo material. En la actualidad sigue muy presente la brecha en relación a los accesos a poder romper los círculos de pobreza y carencias, y eso hace que se perpetúe generacionalmente la situación”.

Así describe Úrsula Garrido (49) su mirada sobre la pobreza en Chile. Lo ha vivido de cerca. Primero, como usuaria del Centro Abierto número uno de Conchalí. Hasta ahí llegó por su madre, Blanca Badilla, quien la inscribió junto a su hermano. Ella tenía 12 años. “Literalmente íbamos a comer, en la casa no estaban los medios. Fui feliz en ese lugar y los tíos un amor de personas. Hasta que egresamos”, recuerda Úrsula sobre ese espacio que hoy, es el Centro de Atención Residencial San Francisco Javier (CAR) para personas con discapacidad mental del Hogar de Cristo.

Úrsula de pequeña. En la foto, junto a sus padres y hermano.

Egresó, pero su vínculo con la fundación no terminó. Su padre, Miguel Garrido, siguió como voluntario del Centro Abierto y, luego, se dio la posibilidad de que trabajara como estafeta en el policlínico del Hogar de Cristo. Posteriormente se trasladó a Casa Matriz, donde se desempeñó hasta sus últimos días. Lamentablemente él falleció a causa de un aneurisma cerebral.

Y así como se dio la opción de que su padre trabajara en la fundación, a Úrsula también se le abrieron las puertas. Hace 23 años ingresó al programa de tratamiento ambulatorio Los Morros como secretaria. El centro acogía a personas con consumo problemático de alcohol y otras drogas.

“El padre Hurtado me dio la oportunidad de regresar como trabajadora. Paola Pérez me entrevistó y me dio la más linda fortuna de trabajar en Los Morros. El trabajo y mis chiquillos, así los llamaba, me enamoraron. Sus familias, sus historias, sus caritas, me conquistaron. Fui creciendo con ellos. Y hacía de todo. Atendía familias, cocinaba a veces, hice visitas domiciliarias. Lo único que me faltó fue entrar a terapia con ellos”, cuenta Úrsula entre risas. Y efectivamente ella hace de todo. Además de ser asistente profesional en la fundación, es cabo segundo de reserva del Regimiento Infantería N°1 Buin, ubicado en Recoleta.

Úrsula en su amado rol en el Ejército.

Aro aro aro… Antes de seguir, le preguntamos:

-¿Hay alguna similitud entre lo social y el ejército?

-Sí. El Ejército no sólo se está preparando para una guerra, sino para tiempos de paz. En las catástrofes están los militares ayudando, en los incendios, con las carpas para primeros auxilios, en terremotos. Y lo que hacemos nosotros en el Hogar de Cristo, también es social.

Con las mismas ganas

Luego de su paso por Los Morros, se trasladó a otros programas. Estuvo en Manresa, cuando éste se encontraba ubicado en Lampa y, después, en casa central Fundación Paréntesis del Hogar de Cristo. “Ahí no tenía trabajo directo con mis chiquillos pero seguía cerca de ellos desde otra vereda. Y tuve jefaturas como Sergio Chacón, Carlos Vöhringer y Paulo Egenau. Todos ellos están en mi corazón, también”, dice.

Hoy es parte del equipo de la subdirección de Operación Social de la fundación, reencontrándose con quien fuera su primera jefa: Paola Pérez.

Úrsula en su oficina del Hogar de Cristo.

Sobre lo que le ha tocado ver en término de pobreza en Chile, comenta: “La pobreza ha cambiado con el pasar del tiempo. Las necesidades son otras. Aún existe hambre como hace décadas atrás, pero hoy existen personas y organizaciones que se ocupan de ello. Encuentro que la pobreza es multidimensional, por la falta de educación, los accesos a la salud, pensiones bajas, el cuidado de adultos mayores, personas en situación calle o en situación de discapacidad, el empleo, las políticas públicas para las personas que están en vulnerabilidad, todo esto es lo que veo como pobreza hoy. Sigue llegando gente, hoy más extranjeros pidiendo comida, techo, trabajo. La población creció mucho en cuanto a la solicitud de ayuda y esto pasa por todas las edades. Y en ese sentido el Hogar se ha puesto a la medida para apoyar a estas poblaciones”.

-¿Por qué es importante para ti el Hogar de Cristo?

-Hogar de Cristo es importante no solo para mí, sino que para mi familia. El Hogar de Cristo me dio la mano desinteresadamente cuando no teníamos ni siquiera un pan que comer y además me dio la posibilidad de trabajar. Así que me siento orgullosa de ser parte. Sigo con las ganas y amor de siempre por la fundación. Mi fuerza está enfocada en la obra del Padre Hurtado. Yo estoy feliz de ayudar día a día a tantos chiquillos y chiquillas que atendemos. Además tuve una pérdida muy importante. Cuando mi hijo mayor Nicolás falleció por insuficiencia respiratoria, ahí estuvo el Hogar. Los amigos, los compañeros, estaban presentes y acompañando en mi dolor. Por eso no tengo intenciones de dejar la fundación. Estoy siempre agradecida del padre Hurtado por tanto que me ha dado. Y eso se lo repito a menudo: Gracias padre Hurtado por tanto.

Agrega: “Mi otro hijo, Gonzalito, me ha ayudado mucho. Siempre lo ha hecho, pero hoy más que nunca. Él, junto a mi pareja, Alejandro, son lo más importante. Son mis tesoros que me apoyan y están junto a mí día a día”.

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