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El arte de los hombres de la calle de Temuco

Una improvisada exposición de arte callejera, fuera de la hospedería, permitió dar a conocer a la comunidad temuquense los sorprendentes talentos de los usuarios que han vivido la pandemia en cuarentena.

Por Daniela Calderón

1 Febrero 2021 a las 08:47

Para dar a conocer a la comunidad el trabajo que se realiza en la hospedería para personas en situación de calle de Temuco, acogidos y monitores sacaron un par de mesas a la calle para armar una improvisada exposición con todos los trabajos manuales que se han realizado desde que comenzó la cuarentena.

Fue así como vecinos y transeúntes del sector de San Antonio de la capital de La Araucanía se enteraron que dentro de la hospedería existían grandes sensibilidades y talentos capaces de pintar con distintas técnicas y de trabajar pequeñas obras decorativas con mosaicos, ideales para iluminar una casa sureña.

“Con esta iniciativa queremos demostrar que ellos no son el pobre, el alcohólico o el sucio, sino que son personas que tienen grandes capacidades y habilidades que muchos, lamentablemente, no saben ver. Queremos que la comunidad conozca las habilidades que tienen nuestros usuarios”, dijo Nicolás Mercado, jefe de la hospedería de Temuco.

Uno de los artistas tras estas creaciones fue Maximino Zurita (62), un hombre que tras vivir la mayor parte de su vida en situación de calle y de sufrir consumo problemático de alcohol, decidió dar un paso hacia la rehabilitación y pasar la cuarentena en la hospedería. Hoy es conocido y solicitado por sus espejos en mosaico. “El encierro me ha servido para reflexionar y aprender nuevas habilidades. Incluso hace unos días, cuando hicimos la exposición fuera de la hospedería, sacamos los cuadros y espejos de mosaicos para mostrárselos a la comunidad y aproveché de vender algunos. Me pagaron 20 mil por un espejo”, cuenta orgulloso.

Para Maximino, la oportunidad de vender un trabajo hecho con sus propias manos, le ha permitido soñar con un futuro lejos de la calle y el consumo. “Este trabajo me sirve para pensar mejor las cosas, para mantener la mente ocupada. Estoy contento en la hospedería porque los monitores me han ayudado a mantener a raya mi problema con el alcohol. Acá me he sentido seguro, por eso he aguantado mi ansiedad de consumir. Apenas termine la cuarentena, quiero arrendar una pieza y seguir vendiendo mis mosaicos”.

 

 

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