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Claudia, Francisca y Brenda:

La fuerza del voluntariado

En el Mes de la Solidaridad, más de 70 voluntarios del Hogar de Cristo en la Región Metropolitana se congregaron para vivir una jornada inolvidable en el campus El Llano Subercaseaux de la Universidad Autónoma. Un pie de cueca y un coro inclusivos amenizaron el encuentro más esperado del año.

Por María Teresa Villafrade

16 Agosto 2023 a las 22:40

Ya es una tradición que durante el Mes de la Solidaridad se realice la Jornada Anual de Reconocimiento a la labor de los voluntarios del Hogar de Cristo, que en todo Chile sumaron 2.227 durante el 2022, de acuerdo a los datos de la reciente Memoria.

Sin duda que son muchas más –casi 70 mil– las personas impactadas e involucradas en las acciones que promueven la solidaridad dentro y fuera de la fundación. En este caso nos referimos a los voluntarios individuales que colaboran directamente con los distintos programas.

Al encuentro de motivación y renovación del compromiso en la Región Metropolitana asistieron más de 70 voluntarios, quienes participaron con mucho entusiasmo en la jornada que incluyó un conversatorio guiado por la subgerenta de soporte territorial, Carmen Gloria Nievas.

También asistieron jefes(as) de programas como Tamara Elgueta y Javier Salazar, y Montserrat Duarte, jefa de operación social territorial en la región de O´Higgins, las que entregaron testimonios sobre el aporte que significa para ellas la labor del voluntariado en sus respectivos territorios.

La oportunidad fue propicia para recoger ideas sobre cómo potenciar más esta noble tarea y recopilar buenas prácticas, lo que quedó sistematizado en un documento al finalizar la jornada, momento en que se entregó un diploma a todos los participantes.

COLABORACIÓN Y RETRIBUCIÓN

Por primera vez, el campus El Llano Subercaseaux de la Universidad Autónoma fue la sede de este encuentro, gracias a la gestión de la coordinadora de prácticas de la carrera de Trabajo Social del plantel de educación superior, Claudia Flores.

“Fue una jornada súper agradable, humana, acogedora, porque se demuestra el cariño de Hogar de Cristo para sus voluntarios. Para ese día sábado muy frío, ofrecimos todas nuestras instalaciones que son muy buenas y el auditorio además, estaba totalmente calefaccionado, muy apropiado para que la gente lo pasara bien”, cuenta.

Desde 2013, existe un convenio entre la Universidad Autónoma y el Hogar de Cristo que si bien se firmó en Temuco, abarca todas las sedes a nivel país. Así, los estudiantes comenzaron a realizar prácticas profesionales en distintos programas de la fundación.

“Siempre le digo a los estudiantes que el que trabaja en Hogar de Cristo está preparado para trabajar en cualquier lugar, en términos de nuestra profesión porque ustedes son de primera línea y están donde otras organizaciones no van ya sea jardines infantiles, los programas de atención domiciliaria para adultos mayores (PADAM), las personas con discapacidad mental”, agrega.

Para ella, se trata de una colaboración y una retribución: “Para nosotros, es una forma de agradecerle a la institución de recibir a nuestros estudiantes. Este año tenemos a 14 estudiantes en práctica de la carrera de Trabajo Social, pero queremos ampliar a otras carreras del área de la salud como Psicología, para que sean más”, concluye anunciando que para ello, harán otra actividad para mostrar el quehacer de Hogar de Cristo.

ENCUENTRO CON EL OTRO

La psicóloga Francisca Benavente, además de voluntaria en un PADAM de Hogar de Cristo, es coordinadora de la red de colegios de la Congregación de Jesús, entre los que figura el Colegio Instituto Santa María de Ñuñoa.

“Hace un tiempo atrás yo participaba coordinando en el colegio de Santiago, el área de pastoral y formación. En 2016 generamos vínculo con el Hogar de Cristo para poder tener distintas experiencias a nivel de profesores y estudiantes”, relata.

Así conocieron distintos programas de la fundación: Rostros Nuevos, las hospederías de hombres y de mujeres y los PADAM, en donde más que voluntariado sistematizaron una experiencia de acompañamiento durante todo un día, observando todo el contexto.

“A partir de 2018, fuimos profundizando el vínculo con el PADAM de Estación Central y el trabajo con los adultos mayores principalmente para dar respuesta a la soledad que se estaba manifestando en esa etapa evolutiva, primero con el trabajo de pastoral de papás del colegio de Santiago”, señala Francisca Benavente.

El objetivo era generar espacios de encuentro con el otro. De esta forma, algunos apoderados comenzaron a visitar las casas de adultos mayores vulnerables.

“Llegó la pandemia y como ya teníamos ese vínculo nos decidimos a seguir teniendo ese contacto. Los colegios estaban cerrados pero los cursos empezaron a movilizarse para enviar todos los meses una caja con mercadería para cada uno de los 50 adultos mayores del programa. Conversando con los coordinadores nos dimos cuenta que no les estaba llegando otro tipo de ayuda y ellos tampoco podían salir a vender sus cosas, tenían necesidades médicas”, cuenta.

El compromiso de enviar las cajas todos los meses se mantuvo durante toda la pandemia y la colaboración continuó después pero con regalos de Navidad, caravanas dieciocheras y onces comunitarias. “Llevamos ya 3 años haciendo estos encuentros. Ahora un grupo de estudiantes irá con su profesora de arte a pintar un mural, está por definirse el lugar”, precisa.

Para Francisca Benavente, el “estilo de vida Hogar de Cristo, nos invita a ver al otro no como una persona desvalida sino como un igual a ti, relevando la importancia de dignificar a quienes no tienen las mismas oportunidades. El gran regalo es el tiempo, de conversar, de mirarse, de entender sus historias y que esas historias también te movilicen. Es una relación recíproca, uno no va solo a entregar sino que recibe tanto”.

Además, ya son dos colegios de la Congregación de Jesús que participan en Jugao, el debate interescolar más importante del país organizado por Hogar de Cristo.

“Esta jornada de voluntarios fue una oportunidad de conocernos desde distintos sectores y ciudades, y de conversar con gente que venía desde regiones como la sexta, por ejemplo. Fue muy nutritivo saber desde dónde los voluntarios nos paramos y fue un espacio de reflexión, tanto individual como en grupo”.

DE PRACTICANTE A VOLUNTARIA

Brenda Aragón Paz, de 33 años, es boliviana y está radicada en Chile hace una década. Casada, una hija y embarazada de 8 meses, hizo su práctica profesional como técnico en Trabajo Social en el PADAM de Renca, el año pasado, donde se sintió muy cómoda y acogida.

“Me encantó trabajar con ese equipo tan humano y con los chiquillos, que así llaman a los adultos mayores que atienden”, dice.

Al finalizar su práctica y titularse, Brenda siguió vinculada al PADAM como voluntaria, asistiendo a los talleres y acompañando en todo lo que ella pudiera.

“Es parte de mi vocación profesional, tratar de ayudar en mejorar la calidad de vida de todas las personas en general. Los adultos mayores te llenan el alma, se crea un vínculo muy especial con ellos. Estoy aprendiendo mucho de ellos y con ellos, en todo sentido, como persona y como profesional. Ser voluntaria y que esto no sea un trabajo remunerado requiere de una real voluntad de hacer las cosas por gusto”, agrega.

El equipo de PADAM la invitó a la jornada de reconocimiento por su labor, lo que la hizo sentir muy halagada. “Ellas me dijeron que me he convertido en una persona muy significativa para el equipo, lo cual me emociona muchísimo. Además, en la jornada conocí a otros voluntarios de Hogar de Cristo que llevan más de 30 años haciendo esa hermosa labor, todo un ejemplo”.

Brenda estudió en el centro de formación técnica ENAC y cuenta que también hizo rutas calle en nuestra fundación para conocer más de cerca a las personas en situación de calle.

Testimonios como el de Brenda, Francisca y Claudia se suman cada año para seguir la senda marcada por Alberto Hurtado. Al igual que los participantes del coro Voz de la Inclusión de La Granja que abrió el evento, dirigido por Jaime Maturana, e integrantes de la Fundación Liberarte que amenizaron con un pie de cueca, todos forman parte de esta gran familia de voluntariado que es el corazón que dio vida a la fundación hace casi 79 años.

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A:

  • Empresa Explora
  • Panadería San Camilo
  • Coro Voz de la Inclusión de La Granja
  • Fundación Liberarte
  • Universidad Autónoma de Chile

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