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Juan y Laura: Emocionante matrimonio de adultos mayores

4 Febrero 2019 a las 12:37

La novia sufre de un cáncer terminal y soñaba con casarse por la iglesia. Ambos vivieron en situación de calle.

Por Daniela Calderón Poblete

Nerviosa y emocionada, como cualquier novia antes de pisar el altar, se encontraba Laura (75), el 20 de enero pasado, cuando decidió dar el sí y contraer matrimonio con el amor de su vida, Juan Tapia, (77). Ambos son acogidos de la Residencia para Adultos Mayores de Hogar de Cristo de Los Andes, llevan casi 10 años juntos y soñaban con confirmar su amor ante Dios en la iglesia evangélica a la que pertenecen.

 

La historia de amor nació cuando Laura enviudó y se fue a Rengo a trabajar como temporera. Era una mujer de edad avanzada y Juan, también temporero de la misma empresa, se ofrecía para ayudarla en el día a día. El amor nació inmediatamente y ambos, con una precaria condición económica, comenzaron a vivir en un ruco cerca de la ciudad y eran ayudados por vecinos del sector.

Lamentablemente, Juan enfermó y debió ser hospitalizado, lo que obligó a Laura a dejar el ruco e irse a una residencia donde la acogieran. Estuvieron separados por alrededor de un año, hasta que en 2017 se reencontraron en la residencia de Hogar de Cristo. El amor seguía intacto.

 

Tras conocer el romántico deseo de la pareja, las trabajadoras de la residencia comenzaron a planificar la ceremonia, que en un principio estaba agendada para marzo de este año. Lamentablemente, una desgarradora noticia recibida a principios de enero cambió los planes iniciales: la novia, que se encuentra en silla de ruedas, fue diagnosticada de cáncer con metástasis cerebral ramificada.

“Desde que supimos el diagnóstico de Laurita empezamos las gestiones para realizar el matrimonio lo antes posible. Como ambos nos habían comentado que se querían casar por la iglesia, entre todas las trabajadoras de la residencia empezamos una campaña en redes sociales para pedir colaboraciones a vecinos y conocidos. Con el dinero que recaudamos compramos zapatos para los novios y la tela para el vestido de ella. También recibimos donaciones de globos, flores, canapés, mantelería y hasta la ayuda de un peluquero”, dice Evelyn Toro, jefa de la residencia de Los Andes.

Gracias a la colaboración de vecinos, empresarios y comerciantes de la ciudad, el matrimonio religioso se realizó tal y como se había planificado. Ese día, los novios caminaron juntos al altar, bailaron el vals e incluso ella lanzó su ramo de flores.

“Me siento muy feliz de haber sido parte de su historia y de aportar en todo lo que pude para que Laura y Juan pudiesen cumplir su sueño de estar casados por la iglesia. Si me lo pidieran lo haría nuevamente”, dijo Brenda Olivares. una de las trabajadoras de la residencia y cómplice del matrimonio sorpresa.

Tras una dura enfermedad, Laura falleció el 7 de febrero de 2019 acompañada de su esposo y las trabajadoras de la Residencia.

 

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