“Para el 27F sabíamos lo que venía; ahora todo es incertidumbre”
Biobío está entre las regiones con más casos de Covid-19. El panorama es incierto para todos, pero el equipo regional del Hogar de Cristo está manos a la obra en temas de prevención y cuidado de los participantes de cada programa de la zona. Hoy, están trabajando con la red local, porque la contingencia así lo requiere y porque esto es infinitamente más complejo que el 27F.
Por María Luisa Galán
27 Marzo 2020 a las 11:13
Una persona fallecida, la tercera en el país, y 109 casos por Covid-19 registra la región de Biobío. Luego de la Metropolitana, que concentra el 57% de los contagiados, y junto con Araucanía y Ñuble, es el territorio que le sigue en cantidad de personas afectadas. Eso por lo menos hasta el cierre de esta nota. Un panorama que Luis Cuevas, jefe de operación social territorial de Concepción, con 16 años de experiencia en la fundación, tiene claro y, por eso, están todos los equipos coordinados para enfrentar la desafiante contingencia sanitaria.
“Nos reunimos cada día por videollamada con todas líneas temáticas: adulto mayor, consumo problemático de drogas y alcohol y calle. Lo más significativo es que hemos podido hacer un seguimiento del trabajo que están haciendo nuestros compañeros, conocer cómo están sus familias y las principales dificultades que hoy tienen”, relata.
Dificultades que se traducen en la escasez de mascarillas, guantes, ropa especial y otros insumos de protección de contagio, además de la posibilidad de cuarentena total, lo que implicaría un enorme desafío de coordinación de los equipos. Mientras, están realizando todas las acciones para disminuir probabilidades de contagio. “En las tres hospederías hemos disminuido el ingreso de personas, sólo funcionarios, en modalidad de turnos, manteniendo la distancia recomendada y los cuidados necesarios para proteger a la comunidad. Los trabajadores hacen un estricto control de ingreso con lavado de manos, cambio de ropa, porque lo que queremos es evitar el contacto. Esto, porque los más vulnerables, que son nuestros participantes, podrían contagiarse con nosotros, los que entramos y salimos, que podríamos ser portadores si no extremamos las medidas de seguridad” cuenta al teléfono Luis Cuevas.
-¿Cómo está la salud mental de los participantes?
-Del Programa Apoyos Familiares Domiciliarios (PAFAM) de La Araucanía nos comentaban que algunas personas al no tener tanta información o desconocer este fenómeno nuevo, están viendo afectadas su salud mental y física. Les hemos pedido que extrememos los cuidados, sobre todo con ellos, que son los más vulnerables. En Tirúa, por ejemplo, para la próxima semana están programados los pagos de pensiones y ahí tenemos varias dificultades. En la provincia de Arauco, la mayoría de los buses intercomunales no están funcionando y los que sí, tienen dos o tres recorridos en el día, lo que es muy poco. Entonces, sin movilización local disponible, a los adultos mayores del Programa de Atención Domiciliaria al Adulto Mayor (PADAM), que están en localidades rurales y no tienen teléfono, se les dificultad ejercer el pago de su pensión básica solidaria, que es el único ingreso que reciben. Pero, por otro lado, nos complica la posibilidad que se acerquen a un lugar masivo porque aumenta la probabilidad de contagio. El equipo se está coordinando con el municipio y el consultorio para apoyar que esa acción sea lo más gradual posible, con turnos y lo más espaciada, y viendo cómo nos apoyan con el traslado de estas personas hasta el centro de la ciudad.
-Precisamente, hay adultos mayores que trabajan para aumentar sus pensiones. ¿Cómo les está afectando esta situación?
-Desde Curanilahue nos han dicho que el trabajo de los adultos mayores se ha visto restringido y eso ha aumentado la inseguridad respecto a las posibilidades de abastecimiento a futuro porque tenemos adultos mayores que trabajan en la pesca, las forestales o en algún pequeño emprendimiento. Sin duda, no han podido ejercer esas tareas, por lo cual varias de las personas que acompañamos, en el área de discapacidad, adulto mayor u otro, van a ver afectados sus ingresos económicos. Es un coletazo que tenemos que ir viendo cómo se presenta a futuro.
-¿Cuál es la situación de los otros programas, los que no tienen población de riesgo?
-En Villamávida, en Florida, la mayoría de los que estaban en proceso han vuelto a sus domicilios con familiares de apoyo, si la etapa de su proceso lo permite. Quedaron 15 personas en tratamiento residencial, los que tienen dificultades en temas de redes y no cuentan con acompañamiento familiar. Ellos permanecen junto a un equipo, resguardando la posibilidad de contagio. Otra parte del equipo, ha mantenido el acompañamiento domiciliario en la medida de lo posible, la entrega de fármacos a los que tienen tratamiento farmacológico y el llamado telefónico para la contención psicológica y emocional, y así darle continuidad al plan de trabajo individual.
-¿Qué harán si se produce algún contagio dentro de algún programa?
-Si se nos contagia una persona, nosotros tenemos que sensibilizar a la red local. Nuestras hospederías son bien básicas, hemos mantenido la distancia en la atención, haciendo cuarentena preventiva, pero si se contagia un participante, tenemos que apelar a la red de salud porque esa persona requerirá un acompañamiento que nosotros no podremos brindarle. Y en eso somos reiterativos: necesitamos el apoyo de otros. Por eso nuestros esfuerzos van hacia la prevención.
-¿Cómo está el ánimo de los equipos?
-Todavía hay buen ánimo en los trabajadores, una especial energía. Esta distancia física que hay que tomar entre las personas, nos desafía a que hay que hacerlo de otra forma, no necesariamente con la proximidad física, sino que con el llamado telefónico y buscar las instancias para que las personas no se sientan solas. Pero también, del PADAM de Concepción llamaron a todos los voluntarios para saber cómo están. Nuestra atención no sólo está abocada hacia los participantes, sino también a nuestra red interna que son nuestros voluntarios individuales y grupales. Hemos mantenido la ruta calle en Concepción, de lunes a viernes, de alimentación que ahora sale un poco antes por el toque de queda. Y esto ha sido gracias a que están saliendo sólo uno o dos voluntarios por día, para prestar atención a cerca de 50 participantes que están en las calles.
-¿Esto es peor que el terremoto del 2010?
-Es más complejo que el terremoto, porque para el 27F tú podías funcionar con mayor gente porque no habían riesgos asociados al estar con otro. Hoy se genera un aislamiento constante, con cero contacto. Basta un contagio y no dispones de una gran cantidad de personas. En el terremoto tenías claridad de la interconexión, hacia dónde te podías mover o no, pero ahora donde te muevas te puedes contagiar. Te obliga a estar en casa. Con el terremoto sabías lo que venía, las réplicas y eso, pero esto es nuevo para todos, estamos en una incertidumbre económica, política, de todo tipo. Además, antes podías recibir ayuda del extranjero, pero hoy cada país está tratando de salvarse.