Es una corporación cultural que cuenta con el apoyo de Acción Solidaria del Hogar de Cristo y está compuesta por tres actrices que buscan llevar el teatro a sectores que no tienen acceso al arte. Trabajan con niñas, niños y población adolescente y con el uso de marionetas y objetos los ayudan a reconocer sus emociones.
Por Jacqueline Otey A.
Simone Muñoz (30) es actriz, gestora cultural y luego de vivir tres años en Buenos Aires, al regresar a Chile en 2017, creó la Corporación Cultural Motor de Búsqueda. Hoy es su directora y cuenta con el apoyo de Fundación Acción Solidaria del Hogar de Cristo, para ser “un propulsor” de arte.
“Nos gusta mucho la investigación y experimentación de las materialidades, de los distintos lenguajes escénicos y del teatro aplicado. Pero a la vez nuestra propuesta está muy ligada a la política, ya que tiene relación con democratizar el arte, que en Chile es muy elitista. La idea es romper este círculo de desigualdad para poder llegar a las poblaciones y a la periferia”, explica.
Motor de búsqueda también lo integran otras dos actrices: Isabel Palma (30) y Valentina Narváez (27). En 2017 hicieron la obra “Añañuca”, que trata sobre una joven indígena que va en busca de su corazón. “Luego por medio del Fondo de Fortalecimiento de Organizaciones Públicas (FFOIP) del Ministerio Secretaría Nacional de Gobierno, el que ganamos en 2018, hicimos un laboratorio teatral con confección de marionetas para niñas y niños, para que, a través de ellas, reconocieran sus emociones básicas”.
El trabajo con marionetas las hizo darse cuenta de que en ocasiones las personas muy tímidas, a través de estos objetos hablan, sacan la voz y expresan sus sentimientos. “Sin querer serlo, es un espacio muy terapéutico”.
El primer taller de laboratorio teatral lo hicieron en el barrio República entre enero y febrero de 2019 y participaron, principalmente, niños y niñas migrantes. Después de esa experiencia, Simone apadrinó a una niña haitiana de 9 años. “Ella llegaba todos los días a participar de la actividad. Luego se quedaba y nos ayudaba a limpiar. Tenía muchas habilidades artísticas. De hecho, hizo sola su marioneta. El último día del taller no se quería ir. Desde ese momento, fuimos desarrollando un vínculo muy bonito y fuerte; hoy ama el teatro”.
Durante el año pasado, la agrupación potenció la obra “Añañuca”, llevándola a diferentes lugares, como poblaciones, centros comunitarios, juntas de vecinos, festivales infantiles. “Después de las funciones, el público se acercaba a nosotras para decirnos que les gustaron los títeres, los objetos, las máscaras. El formato de Añañuca permite que los niños y niñas suban al escenario y puedan relacionarse con la escenografía, entren en contacto con el teatro”, destaca.
Las integrantes de Motor de Búsqueda por medio de un fondo del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) que ganaron, hoy se encuentran trabajando en un segundo proyecto que se llama “Deshilachando género”, dirigido a la población adolescente. La actividad se realizará en un centro cultural de Lo Prado con 20 adolescentes desde el 13 de enero hasta el 17 de febrero. “Ahora estamos capacitando a las voluntarias y voluntarios para que nos ayuden a desarrollarlo. Vamos a trabajar la perspectiva de género porque muchas jóvenes hoy sufren violencia en el pololeo, no saben cómo relacionarse y desde ahí nacen las malas relaciones porque normalizan la violencia. El proyecto también incluirá capacitación en sexo género y la creación de marotes (marionetas a escala humana) para intervenir espacios públicos”.
Cuenta que a Acción Solidaria llegaron en 2018 y en 2019 esa relación les ayudó a contar con una alumna en práctica de la carrera de Educación Parvularia. “Éramos tres y que se integrara una persona más al equipo fue maravilloso. Además, poder contar con su enfoque desde la educación fue un aporte. Ella pertenecía al Instituto de Formación Fundacio América (IFF América). El vínculo y las redes de Acción Solidaria han sido un gran apoyo”.
Una de las metas este año que recién comienza es disponer de un espacio físico donde funcionar. “Necesitamos un lugar donde tener nuestras cosas, como la escenografía de las obras”. También sueñan hacer otra obra de teatro vinculada con el medio ambiente y, por el momento, se encuentran expectantes ya que postularon un proyecto a Fundación Mustakis que denominaron “La Revolución Afectiva”, donde esperan trabajar con niños y niños de entre 6 a 13 años. “También incluye marionetas y nos interesa que sea aprobado porque pensamos que el taller no sólo es para los niños que asisten, sino también para sus cuidadores. Hay muchas personas adultas que son analfabetas emocionalmente. Nos criamos en paradigmas donde nos castigaban y se validaban los palmazos o golpes, los que hacen mucho daño. El juego y la expresión dramática ayudan a generar empatía y lazos. El teatro es un motor muy importante para lograr esos cambios”, concluye Simone.