Trabajadores de General Electric comparten con acogidos
El pasado viernes 28 de septiembre una docena de voluntarios de la empresa General Electic compartieron con acogidos de la casa Josse Van Der Rest de Estación Central. Estas visitas partieron en 2017 con la idea de financiar un techo del patio central y de potenciar el taller de madera Expreso, así como actividades de esparcimiento que realizan nuestros viejos durante la semana.
Equipo de Comunicaciones
A un año de esa primera visita a la hospedería de los los trabajadores de General Electric, no sólo se construyó el techo, sino que se generó un vínculo entre los participantes de la empresa y los adultos mayores de 55 años, en situación de fragilidad que tienen en la casa de acogida Josse Van der Rest su hogar.
El capellán José Yuraszeck, durante la jornada de encuentro entre voluntarios y acogidos, preguntó directamente, con micrófono en mano, si el techo construido había sido un aporte, a lo que todos respondieron a coro que sí, agradeciendo luego la posibilidad de tener un lugar al aire libre donde compartir. “Es un techo nuevo y muy firme. Para nosotros, esto es excelente”, declaró uno de los acogidos, seguido de aplausos de trabajadores, voluntarios y participantes. Otro acogido agradeció la reunión junto a General Electric y recordó a los presentes que los adultos mayores “no somos desechables” y tienen mucho que compartir.
“Nos encanta cuando la gente nos vea. Nuestra misión es hacer visible lo invisible”, afirmó Angelina Rodríguez, terapeuta en adicciones de Hogar de Cristo.
El padre Pepe finalizó la breve ceremonia, que siguió con una completada para los adultos mayores de la casa de acogida, recalcando que el Hogar de Cristo está abierto para todos los que quieran vivir encuentros transformadores sobre todo con quienes tienen la sabiduría de vida que los jóvenes necesitan: los adultos mayores.
Durante la completada, los voluntarios de General Electric, se preocuparon de que los participantes de la casa de acogida degustaran uno o dos completos, además de compartir la mesa juntos y escuchar sus increíbles historias y anécdotas llenas de coraje y arrojo. “Hay que visitar sin prejuicios las hospederías de Hogar de Cristo. No importa por qué están aquí o qué hicieron antes. Ellos necesitan a alguien que los escuche”, reflexionó Rodrigo Martínez, controller de la empresa y voluntario.
Ni su sala de clases, ni su jardín infantil, ni su sala cuna. Hogar de Cristo trabaja porque todos, al margen de su situación socioeconómica, reciban educación de calidad en todos los niveles de su trayectoria educativa. Apóyanos.
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