José Francisco Yuraszeck, S.J. , capellán general del Hogar de Cristo.
11 Diciembre 2018 a las
09:35
En estos días en que nos aproximamos a la Navidad, Hogar de Cristo lanzó un regalo visual que resume muy bien en su título lo que pretende en términos de inclusión e integración. “Ciudad somos todos” es un libro fotográfico, cuyo título no es casual, ya que define nuestra campaña navideña. En un año marcado por fenómenos de xenofobia, aporofobia o fobia al pobre, exclusión y discriminación, nuestro llamado es la a integración, tal como lo señala en esta reflexión el sacerdote José Francisco Yuraszeck, S.J. , capellán general del Hogar de Cristo.
“Vivimos en una ciudad fracturada y fragmentada, donde muchos de sus habitantes viven hacinados y otros esponjados; donde algunos miran de reojo los rucos instalados a la vera de las autopistas y otros apenas divisan al que desde un auto en la luz roja del semáforo les regala unas monedas. Esto es lo opuesto a lo que hace la periodista devenida en fotógrafa a causa de una sordera, Ximena Hinzpeter.
Ella camina, recorre, mira, descubre y retrata. Deja el corazón en la calle. Captura rostros de personas muchas veces marginadas y excluidas, plenos de dignidad, color y dolor a la vez. ‘Donde más vida y verdad encontré fue en los barrios en que el Hogar de Cristo pone su corazón. Es la condición humana lo que me conmueve. ¿Cómo se las arregla cada cual para vivir la vida? Para pasar este trance al que fuimos arrojados y que nos tiene perplejos como extranjeros aunque no lo sepamos. Eso busco en las calles, a las almas en pena que todos somos’, explica. Nosotros esperamos que ese ejercicio y las imágenes que generosamente nos compartió nos abran a todos los sentidos y nos movilicen para iluminar con nuestros pasos, ojos y conciencia esos rincones de la ciudad que no vemos.
El material que Ximena publicó y explotó en redes sociales, se convierte ahora en este libro que tiene un único objetivo: entendernos y mirarnos como iguales en nuestra maravillosa diversidad como miembros de la misma maraña urbana, del mismo corazón palpitante que constituye la urbe. Si no lo hacemos así, el narcotráfico, la desesperanza, el resentimiento, la indiferencia, la desigualdad, nos ganarán la partida, adueñándose de los territorios.
Como bien escribe el crítico de arte Pedro Gandolfo, ‘las fotografías de Ximena Hinzpeter se abren a una dimensión ética ineludible’ y nos recuerdan que el rostro ‘es el puente hacia la humanidad del otro, hacia la igual dignidad que yace en cada hombre y en cada mujer’. En el Hogar de Cristo queremos honrar esa igual dignidad que reconocemos tanto en los acogidos en nuestros programas de Arica a Punta Arenas, como en nuestros trabajadores, voluntarios, y en todas las personas que nos permiten servir de la mejor manera posible la misión que nos legara el padre Hurtado de acoger y convocar”.