En la Biblia, especialmente en los Salmos, se menciona esta palabra hebrea de origen incierto que indica una pausa, elevación o reflexión. Probablemente, se trata de una instrucción musical para detenerse y meditar en lo que se ha cantado o leído, o para que los instrumentos suenen más fuerte en alabanza. Significa “para y reflexiona” o “eleva las voces”.
Selah funciona en Chillán como funcionan las cosas importantes: sin estridencia y con constancia, desde hace unos 14 años. Reúne a niños y sus madres y padres, a jóvenes y a adultos mayores que ensayan juntos, afinan la respiración, aprenden a escuchar al otro antes que a lucirse. La música para ellos no es adorno ni premio; es disciplina y encuentro.
También es solidaridad pura. No cobran, salvo cuando van a cantar a supermercados, donde sí piden donaciones en alimentos para apoyar a alguna residencia de adultos mayores.

El coro Selah oscila entre los 18 y los 30 integrantes. No hay límite de edad ni de ningún tipo. Sólo el espíritu de animar a los demás a través de la música.
Su directora —que habla con la misma calma con la que dirige— es trabajadora social. Rossana Salazar Leiva (43) estudió de adulta la carrera de trabajo social e hizo su práctica en el Hogar de Cristo. En el servicio de apoyo domiciliario a personas mayores de San Carlos, donde vive. Mujeres, casi todas. A las que le emocionó ver ayer en la ceremonia de inauguración del Centro Regional de Chillán. “Me encantó ver que estaban bien y que me recordaban”, nos cuenta, antes de seguir con la historia de Selah.
Dice que el coro no busca formar estrellas, sino personas capaces de sostener una voz propia sin tapar la del resto. “Cantar juntos obliga a algo que hoy cuesta: ponerse de acuerdo, esperar el tiempo del otro, respirar al mismo ritmo”, dice.
Siempre se ha dedicado a la dirección coral y afirma que es parte de Selah desde el inicio, cuando, pese al nombre tan bíblico, resolvieron que no eran un grupo religioso, sino un espacio musical, donde todos caben. No hay límites de edad ni de ningún tipo.
—Son todos personas talentosas y solidarias, que encuentran en la música un camino para ser solidarios y acompañar a otros. Por eso, vamos tanto a hogares de personas mayores, porque la música es el mejor paliativo para la soledad. Y estamos siempre en las actividades del Hogar de Cristo. Conocer el servicio de apoyo a los mayores que viven solos fue para mí una experiencia maravillosa.
Entre los integrantes de Selah están Israel Albornoz y su hermana menor, Julieta. Hijos de un pastor evangélico, lucieron su talento vocal en el rol de solistas ayer. En especial, Israel, que, a su voz poderosa, suma un profundo sentimiento religioso.
-Israel tiene muchas condiciones. A mí me contactó su papá hace años. Me conocía como directora coral y me pidió que le diera clases particulares de canto. Yo le propuse que se integrara a Selah, porque no tenía tiempo para dar clases.
Israel no duda cuando le preguntamos qué quiere ser cuando grande: “Cantante lírico”, responde con su voz de púber en etapa de cambio, que suena pequeñita al lado de la potencia que adquiere en el escenario. También nos sorprende que asista a clases de manera telemática, por decisión personal y de sus padres. Y sobre todo sus respuestas cargadas de amor a Dios.
—¿Cuál es tu canción favorita?
—¿Del coro o en general? —contra pregunta. Y responde de inmediato: —La favorita del coro es “Noche de Paz”, y en general me gustan todas las canciones que alaban a Dios.
También comenta que le gusta cantar sin micrófono, que la voz salga completa. Y que le sirvió mucho tomar clases en la Academia Claudio Arrau, un músico chillanejo famoso, como quizás llegue a ser él.

Anteayer, el coro Selah, en la inauguración del centro regional del Hogar de Cristo en Chillán.
En un acto marcado por la renovación de un espacio que acompaña a quienes viven al margen, la presencia del coro fue un número artístico coherente con la ocasión. Dirigido por una trabajadora social llena de compromiso, conocedora del trabajo del Hogar de Cristo, convencida del valor de la solidaridad. Rossana emociona por su vocación, sobre todo cuando cuenta que hará Selah este sábado:
—Estamos invitados a una velada post navidad en un pueblito rural precioso, al interior de San Carlos, donde ya cantamos el año pasado. Vamos a estar cantando con la comunidad de San José de Ninquihue.
Será lindo. Y el Coro Selah arrasará con su clásico medley de villancicos, tal como lo hicieron en la inauguración del Centro Regional del Hogar de Cristo en Chillán. Porque la armonía siempre es un trabajo colectivo.