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A 14 años del 27F:

Cómo el Hogar de Cristo se hizo presente en la tragedia

Hoy se cumple una década y cuatro años desde el terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010. El movimiento telúrico dejó un saldo devastador: cientos de personas fallecidas o desaparecidas, miles de viviendas destruidas y una infraestructura severamente dañada. En medio de esta gran catástrofe, el Hogar de Cristo brindó apoyo incondicional a los más vulnerables afectados por el desastre

Por Rodrigo Becerra

27 Febrero 2024 a las 13:28

El 27 de febrero de 2010, en plena temporada de vacaciones, Chile fue sacudido por un terremoto a las 03:33 horas. Lo que inicialmente parecía un temblor leve rápidamente escaló en intensidad. Este sismo, que duró cuatro minutos, alcanzó una magnitud de 8,8 en la escala de Richter, devastando miles de estructuras, desde viviendas hasta infraestructuras críticas. El epicentro, ubicado en el mar frente a las costas de la recién establecida Región de Ñuble, generó olas que impactaron las costas de esta región y del Maule, así como las localidades de Constitución, Pichilemu, Talcahuano y Valparaíso, agregando más desastre al desastre, el que a 14 años del 27F recordamos aquí.

El puerto de Talcahuano quedó devastado por el terremoto y posterior maremoto de 2010, del cual hoy se conmemoran 14 años. A 14 años del 27F, recordamos las campañas de ayuda lideradas por el Hogar de Cristo.

El devastador terremoto seguido de un maremoto cobró la vida de 550 personas y dejó más de 2 millones de damnificados, casi el 10 por ciento de la población de Chile. Esta tragedia, que trajo a la memoria eventos similares ocurridos en 1960 y 1985, dejó a cientos de familias sin hogar. La presidenta Michelle Bachelet, en aquel momento, pronosticó que la nación necesitaría entre 3 y 4 años para recuperarse de la catástrofe, con un costo estimado de reconstrucción de 30 mil millones de dólares.

“Yo estaba durmiendo con mi familia cuando empezó todo. Es indescriptible cómo se movía la casa en ese momento, como la tierra nos sacudía de un lado hacia otro, de arriba hacia abajo. Luego fuimos a un cerro cercano y ahí pasamos la noche. Pero los bomberos pasaron diciendo que volvieran a sus casas las personas, y los que volvieron a sus hogares lamentablemente se encontraron con el mar que se venía encima. Hay mucha gente desaparecida que aún los rescatistas no pueden encontrar”, describió Francisca Rebolledo, testigo directo de los sucesos en Talcahuano.

Otro damnificado, Camilo Gómez, recordó: “Estábamos veraneando en Los Ángeles cuando en la noche todos dormíamos y mi madre me despierta para que abramos la puerta porque estaba temblando. Cuando salíamos se me cayó un mueble de cocina en la espalda y nos arrastró a la orilla del lavaplatos. De ahí me dijeron que mi primo chico estaba durmiendo solo. Lo fui a buscar y me di cuenta que tenía todos los dedos cortados con vidrios. El piso de la casa se abrió. Todos teníamos ganas de vomitar”.

EL PROGRAMA LA CAMPANA

El terremoto convirtió el paisaje en un mar de escombros. Sin embargo, en medio de las ruinas, emergió la necesidad imperante de infundir esperanza. Era crucial la reconstrucción de Chile. En este contexto, la contribución del Hogar de Cristo, destacó por su iniciativa en terreno. A 14 años del 27F, aquí recordamos parte de nuestra acción a favor de los miles de damnificados.

La devastación dejada por el evento telúrico de 2010, un 27F, requirió años de reconstrucción. Al menos una década.

Tras el terremoto, la fundación puso en marcha la campaña “Chile se la puede”, destinada a asistir a las personas afectadas por el devastador sismo. De manera concreta, la organización distribuyó 100 toneladas de alimentos y 3.500 cajas de mercadería a las regiones más golpeadas. Además, estableció 22 comedores solidarios en localidades como Santa Cruz, Curicó, Talca, Linares, Concepción, Talcahuano, Chillán, Los Ángeles, Laja, Puerto Saavedra y Carahue.

El compromiso se extendió más allá de las palabras, actuando directamente en el terreno, con la participación de más de 8.000 voluntarios.

Después, el 16 de abril del mismo año, Hogar de Cristo inició una nueva iniciativa solidaria denominada “Camiseta de Chile”. Esta campaña consistió en la venta de camisetas para adultos y niños, con el objetivo de destinar los fondos recaudados a las personas afectadas por el terremoto. En los meses sucesivos, también se desarrollaron 900 Programas de Atención Domiciliaria para Adultos Mayores (PADAM). Y se estableció “La Campana”, un programa de apoyo escolar y actividades recreativas que benefició a mil 100 niños y niñas en todo el país.

El Hogar de Cristo, con el apoyo integral de su equipo administrativo y voluntarios, desempeñó un papel activo en la coordinación y ejecución de proyectos de reconstrucción de infraestructuras y entrega de ayudas humanitarias a lo largo de Chile durante el 2010. En el año siguiente al terremoto, se establecieron 21 centros comunitarios en funcionamiento en más de 20 localidades y 52 aldeas de las regiones del Maule y Biobío. Estos centros brindaron asistencia diaria a más de 3 mil familias, demostrando un compromiso continuo con la recuperación y el soporte comunitario.

Desde el terremoto del 60, el Hogar de Cristo ha reaccionado con extraordinaria agilidad para levantar campañas de ayuda solidaria a los damnificados de las muchas tragedias naturales que suelen golpearnos. A 14 años del 27F recordamos lo hecho entonces. AGENCIA BALCKOUT.

Una vez más, Hogar de Cristo reafirmó su noble misión: estar con los que nadie más está y extender su mano a quienes más lo necesitan, impulsados por el espíritu de una profunda y sincera solidaridad y justicia para todos los chilenos.

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