Desde que el Padre Hurtado rescató a los primeros niños del Mapocho y les dio techo, abrigo y comida, sembrando las primeras semillas de lo que sería el Hogar de Cristo, supo que esta titánica tarea de ir en ayuda de los más desposeídos no la podía hacer solo. No sólo buscó aportes económicos, sino también las manos y talentos de personas de corazón generoso que estuvieran dispuestas a regalar su tiempo a esta obra.
Así, desde sus inicios, los voluntarios han sido parte fundamental de la historia del Hogar de Cristo. Hablamos de voluntarios individuales y también grupales, entre estos últimos estudiantes y profesores de colegios y de instituciones de educación superior o trabajadores de una empresa, por poner algunos ejemplos.
QUIÉNES SON
Durante este año 2025, hasta octubre, habían colaborado 1.100 voluntarios individuales. De ellos, 420 son jóvenes, cifra nada despreciable y que desmitifica que el voluntariado lo componen sólo mujeres mayores pensionadas. Del total, el mayor porcentaje corresponde a personas de 40 a 59 años. Las siguen las del segmento 18 a 24 años y en tercer lugar recién aparecen los mayores de 60 años.
Al hacer una clasificación por género, se constata una interesante incorporación de hombres. Actualmente, el 67 por ciento son mujeres y el 25 por ciento hombres (la diferencia corresponde a personas que no contestaron esta pregunta). Cabe señalar que hace 40 años entre el 80 y 90 por ciento de los voluntarios eran mujeres.

Ha cambiado el perfil del voluntariado del Hogar de Cristo: han aumentado los hombres y los jóvenes. AGENCIA BLACKOUT
La mayor parte de estos voluntarios se involucra en tareas que tienen que ver con adultos mayores. Dato razonable frente al envejecimiento de la población. En segunda posición aparecen las personas en situación de calle, seguidas por aquellas con discapacidad mental. Luego están niños y niñas de nuestros jardines infantiles y salas cuna
La mayoría de las actividades está relacionada con actividades recreativas y por el acompañamiento en actividades de la vida diaria. También colaboran activamente en la realización de talleres, charlas y capacitaciones, entre otras actividades como reparaciones y cuidado de espacios comunes.
A estos voluntarios individuales se suman 5.857 personas que hasta octubre habían participado en voluntariados grupales. En esta categoría, casi el 71 por ciento son jóvenes. En su mayoría estudiantes de la Región Metropolitana, seguidos por los de la zona centro sur, que es muy activa en el tema del voluntariado. Incluso, considerando sólo los voluntarios individuales, supera en cantidad a la Región Metropolitana. En este segmento también la mayor participación es en actividades recreativas, con 65 actividades realizadas hasta octubre.
Esta cantidad de voluntarios está muy cerca de la meta establecida cada año por Hogar de Cristo. Ese número se determina en función de las necesidades levantadas por cada punto operativo del país.
En sus 81 años, el Hogar de Cristo ha ido cambiando su forma de trabajar con el voluntariado, de acuerdo a las necesidades y a la experiencia adquirida. Y el perfil de los voluntarios también ha ido variando.
Ingrid Gallardo, subdirectora de Cultura Solidaria, el área encargada del voluntariado, recuerda: “En los 80, el voluntariado estaba muy marcado por las damas de colores. Después, por la contingencia, se creó un voluntariado más político y nos fuimos a trabajar en poblaciones pobres de todo el país. Hacíamos alfabetización y colaborábamos en las ollas comunes. Luego vino un fuerte impulso por generar una solidaridad activa, de hacer vida en comunidad. Eran voluntarios que hacían de todo, muy comprometidos, pero no había un parámetro técnico. Entonces con mucha fuerza incorporamos profesionales en las filiales. Antes en su mayoría eran personas de buena voluntad, y gradualmente se fueron incorporando aspectos técnicos. Hemos aprendido que el voluntariado se debe desarrollar en un marco institucional, donde todos se coordinan en pos del bienestar de las personas que atendemos”.

En Navidad se activan muchas actividades de voluntariado en el Hogar de Cristo. Aquí jóvenes participando de nuestra tradicional fiesta en la plaza. AGENCIA BLACKOUT
el voluntariado es diverso: están los voluntarios de colegios, los de instituciones de educación superior y los voluntarios individuales. Todos ellos ofrecen su colaboración y tiempo en los puntos de atención del Hogar de Cristo en todo el país.
Ingrid explica que actualmente se está trabajando con la Dirección Social Nacional de la fundación para estandarizar la necesidad de voluntarios y estudiantes en práctica según el tipo de servicio y su tamaño, de manera que sea acorde a un criterio más técnico. “Por ejemplo, un servicio de atención domiciliaria de adulto mayor que atiende a 20 personas en Hualpén podría tener un requerimiento en número de voluntarios similar a un servicio igual de Antofagasta”, señala.
-¿Y cómo realizan la captación de nuevos voluntarios?
-La captación es local. Muchos años atrás hacíamos una campaña nacional de invitación a ser voluntario que significaba reunir un gran número de personas, pero a veces la inserción y fidelización local se dificultaba. Entonces todos estos años hemos sido bien cuidadosos para que cuando llega una persona, cumpla una labor que le guste y tenga que ver con sus habilidades y preferencias. Para el año 2026 hemos acordado que para los cinco nuevos modelos de servicio que están implementándose, vamos a hacer una captación focalizada, donde va a haber un estándar mínimo de estudiantes en práctica y de voluntarios.
-¿Qué requisitos tiene que cumplir un voluntario?
-No hay tantos requisitos; lo más importante es que la oferta de ese voluntario calce con la necesidad del servicio. La entrevista es fundamental para conocer sus intereses y capacidades. Todos los voluntarios para servicios con poblaciones altamente vulnerables −niños o adultos mayores con discapacidad mental, por ejemplo− además deben rendir un test psicológico elaborado por Hogar de Cristo.

Ingrid Gallardo, con más de 30 años en el Hogar de Cristo, además de su trabajo suele asumir tareas como voluntaria. Una en la que se luce en como profesora de cueca, donde es maestra. AGENCIA BLACKOUT
Una vez seleccionado, el voluntario realiza una visita inicial para conocer dónde se desenvolverá y el perfil de los participantes. Luego firma una carta de compromiso, se le designan sus tareas, se acuerdan las fechas de asistencia y puede comenzar a ejercer su labor.
Debido a que los voluntarios son muy diversos, se han diseñado experiencias segmentadas según grupos etarios (18-30 años, 31-60 años y más de 60) como una forma de satisfacer de mejor manera las expectativas de los voluntarios y reforzar su nivel de compromiso.
Otro aspecto muy relevante es la capacitación de los participantes en el voluntariado Hogar de Cristo, de manera que cuenten con las herramientas necesarias para desarrollar su labor adecuadamente.
Para esto, Hogar de Cristo cuenta con una escuela de formación, una plataforma virtual totalmente gratuita que permite la formación del voluntario según línea temática y permanencia. Participar en los cursos no es obligatorio y es una oportunidad muy valorada por los voluntarios.
Algunos cursos que se imparten: conceptos de salud mental y discapacidad; consumo problemático de alcohol y otras drogas; enfoque de reducción de daños; pobreza, exclusión y enfoque de derechos; enfoque de trauma; enfoque de género en intervenciones sociales; intervención en crisis; gerontología; y enfoque de derechos.
Para conocer con mayor profundidad cómo es la experiencia de los voluntarios, Hogar de Cristo realiza periódicamente una encuesta de satisfacción para los voluntarios individuales.
Al igual que en encuestas anteriores, la realizada en 2024 mostró que el mayor porcentaje (43%) llega por la invitación de un trabajador de la misma fundación. También es relevante la cantidad de estudiantes en práctica que mantienen su vínculo con el Hogar a través del voluntariado una vez terminada esa práctica.
Además, un tercio de quienes respondieron la encuesta lleva más de 6 años realizando su voluntariado, otro tercio lo ha realizado entre 1 y 5 años y otro tercio estuvo menos de un año. En general, el tiempo mínimo que se pide para ser voluntario es de tres meses con asistencia una vez a la semana.
Al indagar en la motivación para ofrecerse como voluntarios, constantemente las opciones “conocer otras realidades” y “cumplir con mi responsabilidad social” han liderado las preferencias. Sin embargo, en la última encuesta a estos dos argumentos se agregaron: “Ser activista de la justicia social” y “Apuntar al desarrollo sostenible”.
En general, la percepción de los voluntarios sobre su experiencia en Hogar de Cristo oscila entre “buena” y “muy buena”, al sentir que cumplieron las expectativas que tenían al iniciar el voluntariado y que el trabajo realizado ayudó a mejorar las condiciones de vida de las personas con las que se relacionaron. Muchos señalan que ha sido una experiencia significativa y transformadora en sus vidas, que les ha servido para su desarrollo personal, a tener un mejor entendimiento de las realidades sociales y fortalecer el sentido de propósito.
Como promedio, los voluntarios califican su experiencia en Hogar de Cristo con un 6,5 de un máximo de 7.