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Valeska Muñoz aconseja a las víctimas del megaincendio:

“Acepten toda la ayuda y no teman pedir apoyo”

Desde el corazón de Tomé, en la región del Biobío, surgen las reflexiones de Valeska, una joven madre cuyo mundo se redujo a escombros en los megaincendio de febrero de 2022. A dos años de esa tragedia, comparte su viaje de reconstrucción, ofreciendo una guía a quienes hoy, en los cerros de Viña del Mar, buscan reconstruir sus vidas post catástrofe.

Por Matías Concha P. 

9 Febrero 2024 a las 14:37

En febrero del año pasado, en una noche marcada por el horror, las llamas devoraron el hogar de Valeska Muñoz (33), en Ñachur, camino a San Rafael, una localidad situada al interior de Tomé. En este rincón, donde sus padres, agricultores de oficio, cultivan la tierra y crían animales, un megaincendio les mostró su rostro más feroz. “Nunca imaginamos que el fuego avanzaría con tal rapidez, impulsado por un viento más fuerte que el del peor invierno”, recuerda.

-Qué difícil debe ser volver a revivir todo eso a la distancia.

-Recordar lo que sucedió no es fácil. Había logrado construir mi vida; en cuatro años, levanté mi casa desde cero. Pero el fuego lo consumió todo. Ver las noticias de los recientes incendios en Valparaíso me desgarra el alma, me invade el terror. Es un cruel déjà vu del trauma que enfrentamos hace dos años con el megaincendio.

La noche del desastre, la familia se mantuvo en vela, observando con incredulidad cómo el megaincendio se acercaba. Valeska pensó en su casa, recién construida, y en la forma en que podría protegerla. Pero al entrar a la habitación de León, su hijo de 3 años, y encontrarla llena de humo, comprendió que debían evacuar. “Fue como enfrentarse a una bestia gigante, con un rugido metálico ensordecedor; era como mirar un mar de fuego, totalmente compuesto por llamas que arrasó con todo, en pocos minutos nos quedamos sin casa”.

-¿Lograron reconstruir tu casa?

-No, yo sigo en la vivienda de emergencia, es muy lento todo y hay que tener paciencia. Eso le diría yo a los damnificados, paciencia, aunque a veces las cosas tardan en llegar y puede parecer que todo está oscuro, siempre hay una mano amiga. En mi caso, fue el Hogar de Cristo; mi hijo iba al jardín infantil de la fundación. Aunque ahora vean todo oscuro, busquen de dónde sacar fuerzas, yo las saqué de mi hijo, no podría haberlo logrado sin él.

Valeska agradece los enseres entregados por la campaña Juntos por Chile de Hogar de Cristo en 2022. Entonces se logró reunir cerca de mil millones de pesos para habilitar interiormente mil viviendas de emergencia. Esto es, camas, mesas, sillas, ropa de cama, utensilios de cocina e incluso refrigerador. “La ayuda recibida fue tanto física como emocional. Nos brindaron un espacio seguro donde mi hijo pudo continuar asistiendo al jardín infantil, lo cual fue fundamental para mantener algún grado de normalidad en su vida. La solidaridad de la comunidad se manifestó de varias formas, desde donaciones hasta la ayuda de voluntarios dispuestos a colaborar en la reconstrucción. Es impresionante cómo una tragedia y un megaincendio puede fomentar la unión entre las personas”.

-¿Chile es un país solidario?

-En el día a día, quizás no sea tan evidente, pero en situaciones de desastres o catástrofes, soy un testimonio viviente de que existe gente dispuesta a arriesgarse por los demás. Por esta razón, llamo a todos los afectados en los cerros de Viña del Mar a que acepten cualquier ayuda ofrecida y no teman pedir más apoyo y más ayuda.

-A veces cuesta pedir ayuda.

Exacto, y eso está súper mal, porque todos dependemos de todos, eso aprende uno con catástrofes así. Nosotros no solo perdimos la casa, también nuestros papeles, carnet, fotos, recuerdos, todo, pero recibimos ayuda desde el municipio, el registro civil, de los voluntarios que llegaron a remover escombros y del Hogar de Cristo nos volvió a llenar la casa con cosas bonitas y buenas. Así, de a poco, una como mamá se empieza a sentir más armada, con tristeza, con rabia, porque esto se está repitiendo año a año.

-¿Las catástrofes?

-Absolutamente. Cómo, a veces, por intereses económicos o políticos, se pueden tomar decisiones que terminan afectándonos a los más pobres. A empresas como las forestales o las constructoras, parece no importarles la vida de las comunidades donde talan o construyen; comunidades formadas por gente humilde, que para colmo trabajan para ellos. Es injusto que, por conflictos que parecen peleas entre “gatos grandes”, los que realmente perdemos somos aquellos afectados indirectamente, la gente que no tiene culpa.

Valeska y su hijo, el pequeño León, dos años después de la catástrofe, en su vivienda de emergencia.

Ciento treinta y dos fallecidos, 6.900 viviendas destruidas y más de 15.000 personas afectadas por el megaincendio de Valparaíso nos obligan a actuar ahora. En nombre de nuestra fundación y la Confederación de la Producción y del Comercio y sus ramas, hacemos un llamado a todas las empresas y personas que quieran sumarse a esta iniciativa, involucrándose a través de una donación para que juntos logremos que los damnificados puedan salir adelante.

Tu donación urge. Marca la diferencia en la vida de las personas damnificadas aquí o en la cuenta corriente 1000-6 Banco Estado | RUT 81.496.800-6

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