Main Donate Form

$ 0

80 años del Hogar de Cristo:

Celebración del 19 de octubre en casa

Hasta la emblemática Parroquia Jesús Obrero en Estación Central llegaron cientos de personas para conmemorar un nuevo aniversario de la obra más emblemática de Alberto Hurtado: el Hogar de Cristo. Durante la emotiva jornada se llevó a cabo una ceremonia en la que participaron acogidos de diversos programas, trabajadores y voluntarios de todo el país.

Por Matías Concha P.

22 Octubre 2024 a las 19:57

La ceremonia fue liderada por José Francisco Yuraszeck, capellán nacional del Hogar de Cristo, quien condujo el emotivo encuentro. En un momento especialmente conmovedor, dos participantes con discapacidad entonaron un canto que celebraba los 80 años de la fundación. La emoción se hizo sentir en cada rincón, y “el padre Pepe”, como es conocido el capellán, no pudo contener las lágrimas, demostrando el profundo compromiso que inspira esta misión y la importancia de mantener vivo el legado del padre Hurtado.

“En este aniversario número 80 del Hogar de Cristo, recordamos al padre Hurtado, ¿Dónde estaría puesta su mirada ahora? Quizás en las personas mayores o con discapacidad, aisladas en sus casas, con creciente dependencia, soledad y abandono, pensiones bajas y salud distante. Tal vez en los 300 mil niños y jóvenes fuera del sistema escolar, una generación completa excluida. Y también en las miles de personas en situación de calle, que incluyen no solo a quienes han roto vínculos y sufren problemas de salud mental o adicciones, sino también a familias enteras de migrantes que han llegado con lo puesto. Es urgente atender a quienes siguen al margen, renovar nuestro compromiso y actuar con determinación para construir un Chile más justo y solidario”. Estas fueron las palabras del sacerdote José Francisco Yuraszeck.

EL POBRE ES CRISTO

Otro emotivo momento fue la representación de la epifanía vivida por el padre Hurtado un 18 de octubre de 1944. Se le conoce como “el encuentro con el mendigo”. Ese hecho marcó que al día siguiente, el 19 de octubre de ese año, se fundara el Hogar de Cristo. La compañía de teatro Setenta y Siete, liderada por el actor Pablo Aranda, recreó con gran sensibilidad ese instante clave en la vida del sacerdote. La puesta en escena logró conectar profundamente con el público, evocando el espíritu de solidaridad y compromiso social que dio vida a esta obra. El estar siempre al servicio de los más excluidos.

“Desde aquella fría noche de octubre de 1944, cuando Alberto Hurtado quedó profundamente conmovido al encontrar a un hombre enfermo, temblando de frío y sin un techo que lo cobijara, el Hogar de Cristo ha sido testigo y protagonista de los cambios que han marcado la lucha contra la pobreza y la vulneración en Chile. Hoy, celebrar estos 80 años no es solo celebrar una historia, es celebrar la vida misma y la dignidad inherente de cada ser humano, independientemente de su origen, su raza o su historia, buena o mala. En cada persona, especialmente en las más excluidas, se encuentra la presencia de Dios, una verdad que el padre Hurtado siempre tuvo presente. Para él, ‘El pobre es Cristo’. Esta frase sigue siendo el corazón de nuestra misión”, expresó Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo de Hogar de Cristo.

A lo largo de la jornada, diversas voces se alzaron para compartir vivencias y testimonios sobre su vínculo con el Hogar de Cristo. Beneficiarios, trabajadores, voluntarios y devotos: todos tuvieron un espacio para ser parte de esta conmemoración tan significativa. Entre ellas, destacó Marieta Sapunar (89), integrante del Programa de Atención Domiciliaria para Adultos Mayores (PADAM) del Hogar de Cristo en Estación Central. Marieta, quien conoció personalmente al padre Hurtado, ofreció un testimonio lleno de historia y emoción, reflejando el impacto de la obra en su vida.

UN TESTIMONIO CONMOVEDOR

“Tengo casi 90 años y tuve la suerte de conocer al padre Hurtado”, comenzó diciendo Marieta Sapunar con serenidad. “En ese momento, me pareció un sacerdote como cualquier otro, para qué les voy a mentir”. Fue solo con el paso de los años, después de su partida, que entendió la verdadera profundidad de su legado. El haberlo encontrado en su juventud, junto con su arraigada fe católica, forjada en su educación con las monjas, y la tragedia que marcó su vida —el asesinato de su hijo en una esquina de Estación Central—, la acercaron aún más a la figura del padre Hurtado.

“El Hogar de Cristo y el padre Hurtado han sido mi refugio, especialmente después de esa tragedia. Antes, la soledad me pesaba mucho, pero desde que estoy acá, siento el cariño y el acompañamiento de las tías del PADAM. Ellas han sido un refugio para mí, y hoy puedo decir que ya no me siento sola”. Las palabras de Marieta, llenas de gratitud y emoción, no solo reflejan su profunda conexión con el legado del padre Hurtado, sino también el impacto transformador que el Hogar de Cristo ha tenido en su vida y en la de miles de personas que, como ella, encontraron en esta obra un faro de esperanza frente a la exclusión y el abandono social.

Si te interesa colaborar con el milagro cotidiano de un grande, involúcrate.

Cerrar
tienda