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Muestra de oficios en Colegio Álvaro Lavín

Aunque el frío calaba hondo, estudiantes del colegio Álvaro Lavín, de Fundación Súmate, en Maipú, desplegaron todo su talento en la muestra de oficios. Gracias a los talleres de estética, gastronomía y banquetería, estos jóvenes confirman que las escuelas de reingreso realmente transforman vidas.
Por María Luisa Galán
Junio 16, 2025

La mañana del miércoles 11 de junio estaba heladísima en Maipú. Aun así, los jóvenes que asisten al Colegio Álvaro Lavín, de Fundación Súmate, estaban desde temprano preparando lo que sería la muestra de oficios a externos. En una suerte de evaluación abierta a la comunidad. Desde el año pasado, los estudiantes se han perfeccionado en estética, gastronomía o banquetería. Y ese día, desde las once de la mañana, expondrían sus aprendizajes frente personas que no conocen.

Los invitados eran trabajadores del Hogar de Cristo. De bodega, programas, áreas administrativas. También, de otras organizaciones sociales que, con gusto, aceptaron la invitación.

El primer oficio en presentarse fue estética. A la entrada, había dos jóvenes que hicieron de anfitriones. Dieron la bienvenido y agasajaron al público con jugos y dulces del taller de gastronomía.

Estética tenía dos opciones. Por un lado, limpieza facial. Por el otro, manicure. El servicio se realizó en una sala calefaccionada y con música relajante. Asientos especialmente cómodos para el invitado y estantes con todos los instrumentos necesarios para un buen servicio.

El segundo se desarrolló en un aula. Calientita, decorada y con todos elementos que necesita una manicurista. Una buena luz, limas, corta cutículas, muestras de colores de uñas. Eso y más. Todo entregado por la fundación a las estudiantes.

Me atiende Sayen.

Una joven de 17 años que se había retrasado en sus estudios por problemas familiares. Está desde el año pasado en el Colegio Álvaro Lavín. Había llegado hasta octavo básico en una escuela tradicional. Pero el año pasado pudo hacer primero y segundo medio aquí. Y, ahora, tercero y cuarto medio. Está feliz porque podrá terminar sus estudios a la misma edad que la mayoría de los jóvenes del país.

Sueña con ser carabinera. Pero, mientras investiga de qué se trata y los requisitos, piensa hacerle las uñas a amigas y vecinas para generar algunos ingresos.

Sayen en pleno trabajo de manicure en la muestra de oficios en el Colegio Álvaro Lavín Fundación Súmate.

Sayen en pleno trabajo de manicure en la muestra de oficios en el Colegio Álvaro Lavín de Fundación Súmate.

“PRIMERO MI FUTURO”

Franco Cisternas (17) es otro alumno de estética. Hace tres años que asiste a este colegio. Cuenta que estuvo a punto de irse a un hogar de Mejor Niñez. Pero, afortunadamente, fue derivado a este colegio de Súmate.

Estuvo tres años fuera del sistema escolar. Explica que sus padres no lo enviaban al colegio, lo que coincidió con la pandemia. No tenía motivación y durante todos esos meses, estuvo encuevado en su pieza. Hoy vive con su abuela paterna y está feliz con el colegio. “Me gusta demasiado. Es más versátil, más flexible con todo. Cualquier cosa, siempre están ahí los profesores. Viendo qué pasa”.

-¿Qué te motivó a venir acá?

-Primero mi futuro. Porque si uno no estudia, no es nada. Hasta para barrer la calle piden cuarto medio. No desmerezco los trabajos, pero sin cuarto medio no haces nada.

Eligió el taller de estética pensando que era más fácil que gastronomía, pero pronto se dio cuenta de que con guitarra en mano es otra cosa.  “Es más difícil que cocinar. En el tema de estética hay que ser más cuidadoso con las manos, con todo el cuidado personal”. Franco egresa este año. Espera poder dar la PAES y estudiar pedagogía. Sueña con formar familia y poder comprar un auto, un Chevrolet Camaro. “De pequeño siempre me ha gustado ese modelo de vehículo y me gustaría tener uno”.

CREMA, LOMITO Y PIE DE LIMÓN

Cerca de las 12.30 comenzaron los preparativos para el almuerzo que ofrecerán los talles de banquetería y gastronomía. Pero el proceso comenzó mucho antes. Temprano, los jóvenes prepararon la vajilla. Fue notable el cuidado con que lavaron las copas con vapor de agua. Y, mientras los invitados de estética recibían sus servicios, se comenzó a percibir un olor a comida delicioso. Abría en apetito.

Pero los invitados al almuerzo eran otros.

A este segundo grupo lo recibieron dos anfitriones. Muy bien terneados, peinados y perfumados. Les explicaron de qué se trataba lo que iban a experimentar y si tenían preguntas sobre Fundación Súmate. Luego, pasaron a la mesa.

Ahí los esperaban los garzones. El jefe de ellos, uno de los mismos estudiantes, les dieron la bienvenida y ubicaron en la mesa. Luego, empezaron a traer los líquidos: agua y jugos; y unos crostinis de aperitivo. El menú era: crema de champiñones de entrada. De fondo, lomo de cerdo con salsa de ciruelas y puré de papas. De postre, pie de limón. Y como no se quería excluir a nadie, a un invitado con diabetes, se le preparó un flan con salsa de cramberries.

CRISHNA, PASIÓN POR LA COCINA

Crishna Cornejo (17) es parte del equipo de gastronomía. Le tocó probar el flan, y dice que ni se nota que no tiene azúcar.

Hace dos años que asiste al Colegio Álvaro Lavín. Había terminado su octavo básico y no pudo postular por el sitio web al liceo donde asistía. Así que optó por Súmate porque sus primas ya habían egresado de ahí.

“De verdad me ha gustado porque nos llevamos bien con todos. Con los profesores puedo tener una conversación buena. Todos son muy simpáticos, nos preguntan que cómo estamos y todos se interesan harto por nosotros”, comenta Crishna.

Quiere estudiar gastronomía cuando egrese este año.

-¿Cuál es la clave de la cocina?

-La paciencia. Esperar los tiempos. Estar muy concentrado porque son muchas cosas las que tienes que hacer. Cuidar tu área, hacer bien un mise-en-place, fijarte en los cortes y todo eso. La limpieza también. Todo. Nosotros somos muy organizados con la limpieza. Mientras uno va cortando, haciendo todo, los otros ya van limpiando lo que se ensucia al tiro.

Muestra de oficios en el Colegio Álvaro Lavín Fundación Súmate

Chrisna preparando el postre especial para un invitado afectado por la diabetes: flan con salsa de cramberries sin una gota de azúcar.

OFICIO PARA TRABAJAR Y ESTUDIAR

Cuando Christian Farías (19) entró al colegio Álvaro Lavín para terminar su enseñanza media, escogió banquetería como el oficio a desarrollar. La pandemia, un par de malas experiencias en liceos anteriores, y un receso personal lo habían alejado del aula.

Con franqueza, contó qué hacía el tiempo en que no iba al colegio: “Me escapaba a hacer otras cosas que no eran muy buenas. Pasaba mucho rato con amigos y perdía el tiempo”. A su familia, tampoco le preocupaba su inasistencia. “Fue mi decisión retomar los estudios, porque por ellos, hubiera seguido haciendo otras cosas o trabajando”.

Christian eligió la especialidad de banquetería no sólo porque le gusta, sino porque ve en ella una vía práctica para ser garzón. Y, con ellos, poder estudiar, trabajar y seguir adelante. “Me gustaría seguir estudiando, entrar a la universidad. Me gusta todo lo que es internet, ventas, el e-commerce, las monedas ethereum”.

-¿Recomendarías el colegio?

-Lo recomendaría porque aquí uno se siente a gusto y de verdad que se puede hacer un cambio. Y yo me he dado cuenta porque nunca había tenido notas tan, tan altas y eso que me cuesta aprender. Pero acá los profesores explican y logro aprender fácilmente.