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73 millones reunió Juntos en Acción:

Para dar un respiro a mujeres como Marta, Ana y Bernardita

Ellas son tres madres que enfrentaron la catástrofe climática en la región del Maule, con la misma determinación que cuidan a sus hijos con discapacidad. Sus testimonios representan ejemplos de entereza y relevan cómo la campaña Juntos en Acción levantada por Hogar de Cristo y Mega, contribuyó a mantener a flote parte de sus vidas. Pero, sin duda, se requiere un cambio estructural frente a los desafíos del cambio climático, que golpea con mayor fuerza a los más vulnerables.

Por Matías Concha P. 

29 Agosto 2023 a las 18:30

“Fue un momento aterrador”, confiesa Marta Ramírez (44), en su pequeña vivienda del callejón Santa Lucía, comuna de Romeral, en Curicó. A causa de las lluvias, la casa quedó cubierta de agua y barro, evidenciando las dimensiones de la catástrofe climática en la zona centro sur del país.

Una emergencia que ya suma cuatro muertos, 56 mil personas aisladas, 274 mil casas inundadas y con diversos daños. El sistema frontal que afectó a la zona centro-sur del país no dio tregua y, en pocos días, activó todos los protocolos de emergencia de las autoridades y campañas solidarias como Juntos en Acción de Hogar de Cristo.

“Con decirle que a través de mi casa comenzó a correr tanta agua que parecía que vivía en un río. Pero no crea que esto pasó solo ahora, no. Esto nos ha pasado cada vez que hay lluvias más fuertes, porque el barrio se construyó en lo que antes era una laguna, que se llamaba ‘Laguna de los Patitos’. El problema es que cada vez que llueve, todo se vuelve a inundar y las casas parecen piscinas por dentro”.

-¿Cómo sobrevives cuando pasa eso?

-Una como mujer se las arregla, el problema más grande y por lo que una más se angustia es por lo que le produce a los niños, como a mi hija Trinidad. Ella tiene una discapacidad intelectual y se asusta mucho. Ahora está enferma por la humedad, no para de toser.

-¿Han recibido ayuda?

-Hace poco vinieron los bomberos y algunas maquinarias. Trataron de desviar el caudal pero fue peor porque se inundaron más casas, con decirle que la del final ya parece laguna. El Hogar de Cristo sí me ha ayudado. Ese apoyo significa todo para mí, especialmente en lo que se relaciona con el cuidado de mi hija Trini, que tiene 10 años. Yo soy su única cuidadora y sin los muchachos que me llaman cuando hay problemas, estaría sola con ella. Además, ellos me han enseñado de mis derechos como cuidadora y me traen cosas para reconstruir y volver a empezar cada vez que el agua se lo lleva todo.

Marta habla del apoyo que ha recibido del equipo de profesionales del PAFAM de Hogar de Cristo en Curicó, que diariamente entrega ayuda a personas en situación de pobreza y exclusión social con discapacidad mental y sus familias. Y destaca la iniciativa Juntos en Acción ante la Emergencia Climática, que proporcionó mil kits de emergencia a familias damnificadas en la zona centro sur del país. Estas cajas incluían alimentos envasados, artículos de aseo y elementos de higiene personal.

–¿Qué nos espera ahora? ¿Reconstrucción? ¿Mantener la casa seca? Han pronosticado más lluvias; es posible que todo se repita –reflexiona Marta con resignación.

En las paredes de la húmeda casa exhibe numerosos diplomas enmarcados, testimonio de sus logros.

-¿De qué son esos diplomas?

-Algunos son de empoderamiento, de cocina, de cuidadora. Mi vida, o mejor dicho, la vida de muchas mujeres es difícil. Yo tengo cáncer, mi casa se llueve o flota, pero acá estoy luchando, eso me hace fuerte.

El impacto del sistema frontal llevó al gobierno a declarar Estado de Emergencia en las cuatro regiones amagadas, donde miles de personas han resultado damnificadas y sus viviendas han quedado completamente devastadas. Es el caso de Ana, quien además de ver cómo su hogar se inundaba, volvió a perderlo, producto de un incendio que se declaró por una falla eléctrica al cesar la lluvia y que casi consume la vida de su familia.

PRIMERO, LLUVIA; LUEGO, FUEGO

Ana Silva Cruz (33) es una mujer peruana que enfrentó una doble adversidad: primero, el impacto de las lluvias catastróficas que inundaron su hogar, y al día siguiente, un devastador incendio que consumió lo poco que aún le quedaba en su vivienda en Romeral, provincia de Curicó.

“Primero llegó la lluvia y dejó todo mi hogar bajo el agua, como si fuera una tina gigante: las cosas de mis niños, los muebles e incluso el negocio que teníamos al lado de nuestra casa, de donde obteníamos nuestro sustento diario. Todos los productos quedaron mojados, flotando y perdidos. En ese momento, creí que habíamos perdido todo. Pero, al día siguiente, debido a un corto circuito u alguna otra razón, un incendio estalló y terminó consumiendo mi casa y el negocio. Solo nos quedó la fachada de la casa, el resto está hecho cenizas”, describe, conmocionada.

-¿Dónde están viviendo ahora?

-En la casa de los abuelos de mis hijos. Aquí nos estamos refugiando. Sabe qué: gracias a Dios estamos vivos. Cuando ocurrió el incendio fue todo muy rápido y apenas alcanzamos a salir con mis hijos y mi niña, Melanie, que tiene problemas de movilidad y se asustó muchísimo, porque no entendía bien lo que sucedía.

-¿Qué le pasó?

-Cuando era chiquita, le dio meningitis y quedó con secuelas. Hoy puede caminar, pero se cansa rápidamente y apenas tolera estar de pie. Además, quedó con discapacidad intelectual. Por eso, mi esposo y yo estamos siempre a su lado, cuidándola y brindándole apoyo constante. Al igual que sus otros dos hermanos; ellos son nuestro mundo.

La hija de Ana, Melanie (13), pertenece al PAFAM del Hogar de Cristo en Curicó. A esa ayuda se refiere Ana:

-Los señores del Hogar de Cristo,nos han entregado mucho apoyo, desde dinero para costear alimentos y útiles de aseo, hasta asesoramiento para mí como cuidadora, y la preocupación constante de cómo estamos como familia. Yo ahora estoy embarazada de seis meses y hace poco estuve con reposo total, porque tuve riesgo de pérdida.

-¿Cómo tiene tanta fuerza?

-Cuando pasé el episodio con mi niña, que nació sanita, estuvo a punto de morir y ahí me mentalicé. Pensé que si mi hija estaba pasando por eso, yo tenía que ser fuerte siempre. Hasta el último respiro. También lo veo como una responsabilidad que le debo a mis otros hijitos y a mi esposo, que es un buen hombre. Si yo me caigo o flaqueo, qué ejemplo estoy dando. Ese es mi pensamiento.

NUEVAS POBREZAS

Un concepto relevante para abordar estas “nuevas pobrezas” que surgen del calentamiento global y otros crímenes ecológicos es el de la resiliencia, que es la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para afrontar situaciones adversas, como los desastres naturales o la contaminación.

Pero atención a esta resiliencia tan chilena (y tan peruana, en el caso de Ana). Si bien puede servir para reducir la vulnerabilidad de las personas en situación de pobreza, también puede ser a costa de su propio bienestar en el largo plazo.

Ejemplo de esto es Bernardita Ortiz (55), quien ejerce como cuidadora principal de su hijo Matías (28), afectado por discapacidad física y mental.

“Cualquier desgracia natural cómo la que acabamos de vivir tiene un impacto catastrófico en la vida de una cuidadora”, comenta, mientras sostiene la mano de Matías. “Esta casa está mal edificada, así que cada vez que llueve se inunda. Imagínese cómo fue quedar bajo el agua con tanta lluvia. Tenía que correr con una pala sacando el agua de la cocina, mientras iba ver cómo estaba el Mati y mi papá, que tiene 86 años y está postrado. Al final, se terminó inundando todo, pero la pieza del Mati quedó seca y él pudo dormir bien”.

-¿Cómo estás tú?

-Cansada, para qué le voy a mentir. Ya logré sacar el agua y ahora falta limpiar, sacar el barro y apurarme con todo para que el Mati y mi papá no se enfermen por la humedad de la casa. Una no tiene derecho ni a enfermarse.

Hace pocos días, Bernardita tuvo un breve respiro al recibir kits de la campaña Juntos en Acción de Hogar de Cristo, que contienen 22 productos de valiosos implementos de limpieza, además de alimentos envasados en formato pouch, que proporcionan una solución de alimentación de emergencia.

“Toda ayuda es bienvenida, desde los chicos del PAFAM, que nos llamaban para saber cómo estamos hasta los productos y los alimentos. Todo ayuda y todo suma”, dice.

A pocos días de la catástrofe, Hogar de Cristo y Megamedia, lograron superar la meta de los sesenta millones, alcanzando a reunir más de 73 millones de pesos, que irán en directo beneficio las familias que siguen batallando contra los estragos del agua que arrasó con sus viviendas en la zona centro sur de nuestro país.

AGENCIAUNO

Una ayuda que  según Liliana Cortés, directora social de la organización de la fundación, es “crucial para la emergencia y las necesidades inmediatas de las personas. Pero este auxilio debe ir acompañado de un cambio de paradigma, que considere nuevas soluciones para las nuevas pobrezas fruto del cambio climático. Debemos actuar ahora para que las personas y las comunidades puedan recuperar sus vidas pasados los temporales, pero contribuir a soluciones estructurales, sino esto volverá a repetirse una y otra vez”.

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