Main Donate Form

$ 0

Luisa:

“Prefiero vivir en la calle que volver con mi ex marido”

¿Cuántas mujeres deambulan por nuestra región, atrapadas en una espiral de violencia que no termina? Hogar de Cristo, con el apoyo del Gobierno Regional del Maule, irá al encuentro de 58 mujeres en situación de calle en las comunas de Curicó, Talca, Linares, Cauquenes y Constitución. Lo harán implementando apoyo psicosocial y asistencia en alimentación, higiene y abrigo, a través de una ruta social que abarcará toda la región del Maule.

Por Matías Concha P. 

15 Diciembre 2022 a las 11:37

“Prefiero vivir en la calle que volver a vivir con mi ex marido”, dice Luisa (64), quien vive desde hace 2 años en las calles de Linares. “Yo tenía una casa y una hija, pero una noche mi marido me ahorcó tan fuerte que casi me mata, así que no me quedó otra que escaparme y venirme a vivir a la calle. Él siempre me golpeaba pero esa noche fue la gota que rebalsó el vaso”

-¿Qué sucedió con su hija?

-Ella es mayor y como tiene su propia familia, no me pesca, así que no quiero llegar a su casa a molestar.  Tampoco sabe lo que sucede conmigo o que estoy viviendo en una carpa, pero prefiero eso, no quiero molestar o ser un estorbo para nadie.

La realidad de las mujeres que viven en la calle es una situación que no se muestra en la televisión, sino que vive oculta en nuestra región.  Así lo atestiguan las 1.200 personas en situación de calle que se contabilizan en Curicó, Talca, Linares, Molina y Cauquenes. Sin hogar, expuestas a violencia y vejaciones. Luisa explica que la mayoría de ellas buscan protección en otras personas. “Es la peor noche que puede pasar cualquier mujer”, revela. Luego recuerda: “La primera vez que me quedé en la calle estaba aterrada, yo no tomo ni me drogo, así que estaba súper consciente de lo que me podía pasar, pero no tenía de otra, era eso o que mi marido me matara a golpes, así que apechugué y una pareja de jóvenes que hacía circo en las esquinas me acogió las primeras noches en su carpa”.

Definir el perfil de la mujer que vive en situación de calle es difícil, pero se sabe que en Maule hay más de 140 atrapadas en una espiral de violencia que no termina. Hay mujeres jóvenes, con hijos o sin ellos; de la tercera edad, con pareja o solas; hay extranjeras y chilenas; con enfermedades crónicas, con problemas de salud mental o de consumo de drogas, y también están las que quedaron sin hogar por escapar la violencia intrafamiliar o de un quiebre afectivo inabordable, como Luisa.

-¿No tiene alguna red de apoyo?

-No, las amigas que tenía me dieron la espalda y cuando me han visto en la calle corren la mirada, quizás les doy vergüenza. Así que acá nos cuidamos con los de la calle, especialmente entre las mujeres.

-¿Por qué no denunció a su ex marido?

Si lo denuncié pero el proceso era largo, usted sabe cómo es la justicia,  mientras tanto él me seguía pegando y no tenía dónde irme porque él no se quería mover de la casa. ¿Pero sabe qué? Prefiero que las cosas sigan así, cuando él empezó con el tema de las drogas fue cuando temí por mi vida… Así que prefiero mil veces vivir en la calle que tenerlo cerca.

PREVENCIÓN Y ABORDAJE

Para el experto de Hogar de Cristo, Mauricio Zorondo, no existe una manifestación más cruda de la pobreza que la vida en calle “y en el caso de las mujeres esa realidad se amplifica en materia de vulneraciones, no es solo el golpe que le propina su pareja, o un agarrón en la micro, o la manipulación de un explotador sexual, es la pobreza la que genera todas las vulneraciones anteriores”.

Es por esto que para el Hogar de Cristo la dimensión de género se ha convertido en una cuestión crucial. Hace pocas semanas, con el apoyo del Gobierno regional del Maule, comenzó a implementar un proyecto que busca abordar la situación de vulnerabilidad material y psicosocial, que viven mujeres en situación de calle, adultas mayores y cuidadoras de personas con discapacidad mental.

“La iniciativa contempla tres líneas de acción”, explica Mauricio Zorondo, jefe de operación social de Hogar de Cristo, en Maule. “En primer lugar, vamos a entregar un apoyo material, que aporte en las necesidades  de urgencia en alimentación, abrigo e higiene. En segundo lugar, vamos a realizar espacios de encuentro y apoyo psicosocial, en el plano individual como colectivo, entendiendo que la calle es la consecuencia de reiterados abusos y traumas anteriores. Y, por último, vamos vincularlas en espacios de aprendizaje, recreación y reflexión; todas las cuales tienen como punto de partida la creación de vínculos de confianza y cercanía que permitan confianza mutua en el apoyo y en la certeza de que sí es posible salir de la calle”.

Luisa es una de las mujeres en situación de calle beneficiada por el proyecto de Hogar de Cristo. “A pesar de mi fortaleza, hay veces que una necesita apoyo porque si no se desmorona…  Ahí es cuando llegan las del Hogar de Cristo, con comida o con abrigo, pero sobre todo con la conversación, porque saber o escuchar que a otras mujeres les pasó lo mismo, ya es una avance para ir terminando con esto del machismo, que es peor cuando se es pobre, porque se puede terminar muerta”.

 

Cerrar
SOAP