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Solidaridad con sabor a café

El colombiano Bryan García se vio obligado a vivir cinco meses en una hospedería en Linares durante un fallido viaje a Chile. Al conocer y experimentar en carne propia el trabajo de la institución con los más vulnerables, volvió a su país para comenzar un cultivo de frutas y verduras para alimentar a los más necesitados de su comunidad.

Por Daniela Calderón

26 Octubre 2020 a las 17:16

En octubre de 2018 y tras recorrer varios países, Bryan García (24) llegó a Chile con la intención de buscar nuevas opciones laborales y asentarse por un tiempo en nuestro país. Gracias a su vida en la selva colombiana, tenía conocimientos de agricultura, por lo que apoyado por un amigo decidió viajar hasta Linares para trabajar como temporero en el campo chileno.

Lamentablemente, en el camino las cosas no resultaron como las tenía planificadas y, tras quedar sin dinero para costear un alojamiento, se vio obligado a buscar un lugar que lo acogiera por algunos días.

“En Linares tuve problemas con el lugar donde me iba a quedar, fue allí cuando llegué a Hogar de Cristo”, cuenta Bryan, recordando su primer acercamiento con la hospedería de hombres de la ciudad, lugar que lo acogió por más de cinco meses y marcó su vida hasta hoy. “La experiencia fue única, en Linares se ve al Hogar de Cristo como un lugar en el que nadie viviría por voluntad propia, y yo lo veo como un lugar al que volvería sin dudar. Es acogedor, para mí fue como llegar a una casa familiar”, recuerda desde su natal Colombia, lugar al que pudo regresar a principios de 2019.

Desde Anserma Caldas, localidad de Colombia que destaca por sus cultivos cafeteros, Bryan no olvida su paso por el Hogar de Cristo y a las personas que allí conoció, amistades que aún perduran, así como toda la jerga de modismos chilenos que aprendió durante esos 5 meses.  “Varios usuarios estaban muy interesados en saber de mi vida. Por eso, en las noches, nos sentábamos a jugar cartas, a tocar guitarra en el patio. Gracias a la cercanía con el fútbol, teníamos temas en común: jugadores colombianos, música y cultura colombiana. En Linares conocí a muchas personas que habían caído en calle por quedar en bancarrota y no solo por el consumo de alcohol y drogas. Por eso, creo que cualquier persona que sufra de un bajón económico y pase una temporada en el Hogar de Cristo, puede salir adelante. Yo veo a la fundación como un lugar donde se puede tener una segunda oportunidad”, cuenta. “En mi paso por la Hospedería aprendí muchas expresiones, como que al papel higiénico se le dice ‘confort’, o que ‘darle color’ es exagerar. El chileno no anda asustado sino que ‘anda con la pera’, que no se dice estanquillo sino botillería, al almuerzo le dicen colación y que, por más grande que uno sea, igual lo pueden llamar chiquillo, y muchas palabras soeces”, agrega riendo.

Estos alegres recuerdos motivaron a Bryan a grabar un video con un mensaje de apoyo a los usuarios de la Hospedería en Linares que se mantienen en cuarentena preventiva, y que debieron celebrar el 18 de septiembre alejados de sus familiares y amigos. “Sabía que en Chile se celebraban las Fiestas Patrias y decidí enviarles un saludo. Aún mantengo el contacto con mis amigos de Linares, cuando uno convive tanto tiempo con algunas personas, se vuelven parte fundamental de tu vida. Cada cierto tiempo, hay un saludo, sé que varios no siguen en Linares y se fueron a otras ciudades y eso me alegra porque sé que están dando un paso para surgir”, relata. “Aunque fue una coincidencia llegar hasta ahí, con el tiempo, Linares fue el pueblo que escogí para vivir, me encantó porque es un lugar tranquilo que me recordó a mi pueblo. El clima y la cercanía con Talca, me gustaron. Linares es como equivalente al eje cafetero de Colombia, donde yo vivo ahora”, agrega Bryan.

Bryan hoy enfoca sus energías en un proyecto solidario, que busca cultivar frutas y verduras para alimentar a las comunidades más pobres de su entorno. “Estamos trabajando la tierra, buscamos la seguridad alimentaria, hacer huertas que durante el año den alimento. La idea es cubrir los gastos de alimentación y hacer productos derivados de todo lo que cultive. Queremos que esto crezca. Hay colombianos en extrema pobreza que viven con un dólar diario y con este proyecto podríamos generar alimentos y ser parte de un cambio que combata la desigualdad social que existe en mi país. La idea es lograr un estilo de vida más primitivo donde el hombre pueda vivir cultivando sus propios alimentos y sin mayores pretensiones”, se despide, optimista y esperanzado, desde la selva colombiana.

 

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