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Cómo implementar el gran acuerdo por la infancia

13 Marzo 2018 a las 11:43

“…invitamos al nuevo gobierno a tomar nuestro modelo, implementarlo como política pública y mejorarlo con los resultados de las residencias piloto que estamos desarrollando…”.

“Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados”, repitió el domingo varias veces el Presidente Sebastián Piñera en sus discursos de asunción del mando. El Mandatario citó a Teresa de Calcuta para reforzar que, como señaló el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, en esta segunda administración “la prioridad son los niños”.

Para dar fuerza a esta decisión (que nadie podría no aplaudir y compartir), como primera actividad de gobierno visitó un hogar de la Fundación Padre Semería en La Pintana, organismo colaborador del Sename, y expuso allí 10 medidas que forman “un gran acuerdo por la infancia”. En general, son todas iniciativas en las que existe consenso, partiendo por reemplazar el actual Sename por dos nuevos servicios públicos: el Servicio de Protección de la Infancia y Adolescencia y el Servicio de Responsabilidad Adolescente.

La separación administrativa en dos áreas diferenciadas dentro del Sename se produjo en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos. Desde 1994, todos los programas de los gobiernos elegidos han planteado una reforma integral, pero, pese a los avances parciales, el diseño institucional que se encuentra en la raíz del problema no se ha superado y hay un proyecto parado en el Congreso.

El recién asumido mandatario también señaló que se aumentará la subvención estatal para los organismos colaboradores, lo que es, sin duda, no solo necesario, sino prioritario. Recientemente, tres centros residenciales que albergan a 105 niños y jóvenes anunciaron su cierre por falta de recursos.

Aquí lo fundamental es que el aumento corresponda al cumplimiento de estándares de calidad en los servicios, y no a un porcentaje arbitrario, por muy bueno que se vea. Actualmente, los Organismos Colaboradores del Sename (OCAS) recibimos una subvención promedio de $260 mil por niño, mientras los Centros de Administración Directa del Sename (CREAD) cuentan con un presupuesto promedio de un millón 600 mil pesos mensuales por niño y un máximo de dos millones 200 mil pesos.

Hoy, 13 mil niños viven en distintos tipos de residencias, cuando no debería haber más de seis mil. Los niños de 0 a 12 años no deben estar en residencias, y para los que tienen entre 6 y 12 años habría que fortalecer los programas preventivos, ambulatorios y los sistemas de cuidados familiares.

Tras dos años de investigación, y con la aprobación de más de 50 expertos nacionales e internacionales, en el Hogar de Cristo construimos un nuevo modelo de residencias de real protección para jóvenes de 12 a 18 años con necesidades múltiples y complejas. Durante este 2018 y el próximo 2019 estaremos dirigiendo dos residencias piloto con los estándares de calidad definidos en ese estudio, que tendrán un costo mensual de dos millones de pesos por niño, el que se ajusta a lo que ya Sename destina a sus CREAD. Este trabajo lo estamos haciendo con el financiamiento y la participación activa de la empresa privada, concretando en la práctica el espíritu del “gran acuerdo por la infancia” que propuso el Presidente recién asumido: sumar los esfuerzos de todos, el Gobierno, la sociedad civil, la empresa, la academia, las ONG… Por eso invitamos al nuevo gobierno a tomar nuestro modelo, implementarlo como política pública y mejorarlo con los resultados del piloto que estamos desarrollando.

A Susana Tonda, designada a la cabeza del Sename, le deseamos el mayor de los éxitos en su tarea, que se facilitará si actuamos en conjunto todos los involucrados. Ella dirigió durante seis años el Hogar de Cristo; por lo tanto, conoce en profundidad la vulneración de derechos que representa la pobreza, en particular la de los niños. En sus tiempos con nosotros, ella solía decir: “Malgastar recursos en cualquier empresa es un delito, hacerlo aquí, en el Hogar de Cristo, es un pecado”. Ahora, yo la parafrasearía afirmando que seguirse demorando con las soluciones en el Sename es ciertamente un pecado mortal.

Paulo Egenau Director Social Hogar de Cristo.

El Mercurio

 

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