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Serie 8 Mujeres/ 8 Décadas

Elena Caffarena: Feminista de otro tiempo

Como estudiante de Derecho, constató la inferioridad legal que tenía la mujer en la década del 20 y a partir de ese momento luchó incansablemente por revertir todo tipo de discriminación hacia la mujer. La abuela de la hoy diputada que se denomina “abuela”, Pamela Jiles, fue pieza clave en la obtención del voto femenino en 1949.

Por Valentina Miranda G.

2 Marzo 2024 a las 21:08

Elena Caffarena fue una de las primeras mujeres en recibirse de abogada en Chile.

Desde muy joven, Elena Caffarena (1903-2003) mostró una gran sensibilidad por la injusticia social. En especial por la discriminación que sufrían las mujeres a principios del siglo 20. Era una época en que los derechos de ellas las situaban en total inferioridad respecto de los hombres.

Hija de inmigrantes italianos, nació en Iquique. Pero, cuando era una adolescente, su familia se trasladó a Santiago donde instaló un taller de medias y calcetines, negocio que tenía en el norte. Los primeros meses no había operarios y todo era hecho por la familia.

Allí Elena realizó sus primeros trabajos, estando aún en el colegio. En la historia de esta empresa, se destaca que “las chicas Caffarena”, como les decían a Elena y sus hermanas, eran trabajadoras incansables, madrugadoras y puntuales, acogedoras y cercanas con sus trabajadores.

A comienzos de los años 20, ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Derecho, participando en los talleres voluntarios para la educación de obreros. En 1922, se vinculó a la FECH, la federación de estudiantes. Elena y sus compañeras María Marchant y Aurora Blondet fueron las primeras mujeres en formar parte de este círculo con ideas anarquistas. Ya ese año se alzó como líder estudiantil cuando, en el contexto de la huelga por la reforma universitaria, le tocó junto a sus compañeras explicar a los estudiantes las razones de la toma de la Casa Central.

DE LAS PRIMERAS 15

En 1926 recibió el título de abogada, convirtiéndose en una de las 15 primeras mujeres juristas chilenas.

Ya titulada, viajó a Europa para hacer un postgrado, el que finalmente no realizó porque se encantó con el arte y la cultura y los numerosos museos europeos. Durante ese viaje conoció a Gabriela Mistral, quien se transformó en una gran amiga con la que sostuvo una intensa correspondencia.

Volvió a Chile en 1929. Ese mismo año contrajo matrimonio con el abogado comunista Jorge Jiles, a quien había conocido siete años antes en la oficina de Defensa Jurídica Gratuita. Como fruto de este matrimonio nacieron tres hijos.

Preocupada siempre de defender y ampliar los derechos de las mujeres, participó en 1931 en la formación de la Asociación de Mujeres Universitarias y, en 1935, fundó, junto a otras activistas, el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile, MEMCH. Esa fue la primera organización femenina política que luchaba por sus reivindicaciones y cuyas integrantes se declaraban abiertamente feministas.

Este movimiento permaneció activo durante dieciocho años, trabajando en la organización de mujeres en pro de su “emancipación económica, biológica y política”. Siendo su secretaria general, Elena declaró que los embarazos no deseados, entre muchas otras cosas, constituían una tragedia social. Esto provocó que buena parte de la prensa y los sectores más conservadores, las tildaran de destructoras de la familia y comunistas. No obstante, eso no las detuvo.

POR EL VOTO FEMENINO

Elena se dedicó principalmente a promover los derechos jurídicos de la mujer, ya que las leyes consideraban a las chilenas como menores de edad, atadas a la voluntad del padre o del marido.

Obviamente tampoco tenían derecho a voto.

En 1935 pudieron manifestar sus preferencias, pero sólo en las elecciones municipales. Con la llegada del radical Pedro Aguirre Cerda a la presidencia en 1938, surgieron esperanzas de lograr el derecho a voto para todas las elecciones. En vista de este escenario más propicio, Elena junto a Flor Heredia, otra de las fundadoras del MEMCH, redactaron el proyecto de ley que les permitiría a las mujeres votar en todas las elecciones. Sin embargo, la muerte de Aguirre Cerda truncó la iniciativa.

Perseveraron en la lucha, la que dio resultados recién una década más tarde: en 1949, el presidente Gabriel González Videla, también radical, firmó el decreto que le otorgó pleno derecho a voto a la mujer.

Elena Caffarena con su marido y sus hijos.

A pesar de ser una pieza clave en esta conquista, Elena Caffarena no fue invitada a la ceremonia de aprobación del decreto y sólo tres días después el gobierno le suspendió sus derechos civiles, acusándola de ser comunista e instigar a la sedición. Se había instaurado la llamada Ley Maldita (Ley de Defensa Permanente de la Democracia) que proscribía la participación política del Partido Comunista y que se aplicó a Elena a pesar de que nunca adhirió a un partido político, a diferencia de su marido que era dirigente de ese partido.

Pero esta jurista no sólo abogaba por el derecho a voto de la mujer, sino por terminar con todas las discriminaciones. Desde el punto de vista jurídico, una de sus mayores satisfacciones fue lograr que la Corte Suprema y los Tribunales de Justicia modificaran sus criterios con respecto a que la mujer tenía pleno derecho a recibir pensión alimenticia, aunque hubiera abandonado el hogar. Esta tesis la planteó en el libro “¿Debe el marido alimentos a la mujer que vive fuera del hogar conyugal?”. La publicación que le valió el premio Manuel Egidio Ballesteros, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

LA ABUELA DE LA ABUELA

Durante los años 80, la casa de Elena fue el lugar de encuentro y debate para las feministas y la disidencia en general, con el riesgo que eso implicaba en dictadura. Se realizaban tertulias sabatinas y reuniones clandestinas, lo que significó que la casa fuera allanada por los militares.

Al momento del allanamiento les dijo tranquilamente a los militares: “Miren muchachos, yo voy a estar en mi pieza y no quiero ser molestada. Les recomiendo que antes de quemar los libros, los lean”. El episodio se consigna en “Elena Caffarena: Un siglo, una mujer”.

En todo este periodo, trabajó por la defensa de los derechos humanos. Fue una de las fundadoras del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU, y de la Fundación para la Protección de la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia, PIDEE, ambas organizaciones operativas hasta hoy.

Elena murió a los 100 años y se mantuvo activa hasta muy avanzada edad.

En 1994, con 91 años, publicó en la revista Punto Final tres artículos que reflejaban sus temas de interés en ese momento- ¿Sus títulos? Aborto en Chile, Divorcio con antifaz, El divorcio vincular y la familia.

Una larga vida dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres, de los discriminados y de los perseguidos durante la dictadura. Su nieta, autoproclamada “la abuela de Chile”, ha dicho de ella: “Elena Caffarena fue la líder de la única revolución triunfante de la historia de Chile, la de las mujeres”.

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