Acogidos de Hogar de Cristo canalizan emociones jugando ajedrez
24 Junio 2021 a las
09:09
¿El propósito? Potenciar habilidades cognitivas en adultos mayores y personas en situación de calle de los programas sociales de Hogar de Cristo. Su organizador, el psicólogo Alberto Paredes, explica que “el ajedrez es para todo tipo de personas y permite aprender a pensar, tomar decisiones y hacerse responsable de ellas”.
Por Matías Concha P.
En la miniserie “Gambito de Dama”, de Netflix, se podía observar a su protagonista, la ajedrecista Beth Harmon, agobiada por los recuerdos de una infancia tortuosa. Sin embargo, siempre lograba encontrar un minuto de tranquilidad a sus adicciones en las casillas blancas y negras del tablero de ajedrez. Y a pesar de tratarse de una ficción, la idea de canalizar las emociones mediante este juego no está para nada alejada de la realidad. Bien lo saben los participantes de los programas de Hogar de Cristo, quienes desde hace dos meses participan de un taller de ajedrez gratuito, impartido por Jorge Elgueta (68), miembro de la Fundación Chilena de Ajedrez Social y Terapéutico.
“Esta iniciativa nace como una manera de generar comunidad a través del juego, también sirve como un estímulo cognitivo, sin distinción de edad o condición. También es una herramienta de integración social que ayuda a mejorar o entrenar la atención, la memoria, el razonamiento, las funciones ejecutivas, entre otras capacidades que van más allá de la enseñanza tradicional del ajedrez”, asegura Mauricio Zorondo, jefe social territorial de Hogar de Cristo en Maule sur.
El taller es impartido los días jueves a través de Zoom y reúne a monitores y acogidos del Hogar de Cristo en Linares, Concepción, Cauquenes, Antofagasta, Coyhaique y Curicó, quienes practican en equipos de a dos las diferentes estrategias de ajedrez. “Acá nos enseñan a todos por igual, con decir que Oscar, un adulto mayor de 71 años, recuerda muchísimos más movimientos que yo, me gana siempre”, cuenta Eduardo Gatica (31) monitor de la Hospedería para personas en situación de calle de Hogar de Cristo, en Linares.
Para Jorge Elgueta (68), psicólogo a cargo del taller, el principal valor del ajedrez radica en que “es muy recomendable para los adultos mayores, porque es una instancia para adoptar el hábito de hacer gimnasia mental que, tal como el ejercicio físico, es fundamental para poder mantenerse activo y retardar el deterioro cognitivo”.
A lo largo del tiempo, la Fundación Chilena de Ajedrez Social y Terapéutico, encargada de promover el taller de ajedrez en Hogar de Cristo, ha establecido alianzas y convenios con otras instituciones y agrupaciones. Algunas de ellas han sido Teletón, Fundación Techo, Asociación de Ciegos de Chile, Programa Adulto Mayor UC y el Hospital Sótero del Río, entre otras, con quienes han trabajado en la organización de talleres y capacitaciones a profesionales en el uso de una nueva metodología.
Así lo explica su director, el psicólogo Alberto Paredes, quien con su equipo de peones, alfiles, reyes y reinas, ayuda a niños en riesgo social, a jóvenes que sufren de autismo, a personas que cumplen penas de cárcel y a ex adictos a las drogas en plena fase de rehabilitación. “Nosotros no nos dedicamos al ajedrez tradicional o convencional, que tiene que ver con lo deportivo, nos interesa más transmitir el ajedrez como un recurso de participación e inclusión social, que no sólo entrega beneficios cognitivos, también genera lazos sociales. Es simple, nos interesa que se produzca un impacto entre las dos personas que juegan ajedrez, lo ideal es que se conozcan, que hablen, que discutan”.
Cuando Paredes vio “Gambito de Dama” sintió que toda la trama le hacía sentido. Un jaque mate inapelable: el poder que tuvo el deporte-ciencia sobre la descascarada vida de Beth era algo que él ya había presenciado desde hace años en cercanos y pacientes. “El 2006 participé como voluntario en el Hogar de Cristo en Osorno, por eso quise llevar nuestro trabajo a la fundación… Creo que el ajedrez es un motor que hace sobrellevar dificultades de infancia y permite abrir una ventana para poder crecer y desarrollarse como persona”, finaliza.