Recuerda su origen y sentido
Hoy en una plaza de la comuna de La Granja, el capellán nacional, el director ejecutivo y trabajadores del Hogar de Cristo, rememoraron una costumbre del imperio romano que en los tiempos de Jesús, específicamente en la víspera de su Crucifixión, Él transformó en un gesto maravillosamente significativo.
Comunicaciones Hogar de Cristo
17 Abril 2025 a las 20:01
. En el imperio Romano, en los tiempos de Jesús, se estilaba que en las grandes cenas y recepciones, los esclavos les lavaran los pies a los invitados al llegar. Eran escenarios polvorientos los de entonces. Los personajes importantes calzaban sandalias, no había caminos ni calles pavimentadas. Por eso, el lavado de pies era un lujo y un agasajo que ofrecían los pudientes a sus pares y realizaban los más vulnerables de entonces, los esclavos.
El capellán nacional del Hogar de Cristo predica y práctica. En este texto cuenta el porqué de esta costumbre y lava los pies a participantes de la Casa de Acogida Esteban Gumucio de La Granja. AGENCIA BLACKOUT.
Es costumbre que cada Jueves Santo, cuando la Iglesia Católica conmemora la que será la Última Cena de Jesús con sus discípulos, momento en que se instaura la Eucaristía, se replique el gesto de Jesús al lavar los pies a sus discípulos. El profundo contenido de esa acción está descrito en el capítulo 13 del Evangelio Según San Juan, como nos precisa José Francisco Yuraszeck, capellán del Hogar de Cristo.
“(Jesús) se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, éste le dijo: ´Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?´. Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo harás´. ´No, le dijo Pedro, ¡Tú jamás me lavarás los pies a mí!´. Jesús le respondió: ´Si Yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte´. ´Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!´.
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: ´¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si Yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes´”.
–Así está narrado en el Evangelio de San Juan –dice el capellán José Francisco Yuraszeck y agrega: –Es un gesto de humildad el que hace el Maestro, tomando el papel del esclavo, del servidor del otro. Es lo mismo que proponía el padre Hurtado, nuestro fundador, quien invitaba a todos a ponerse al servicio del otro. De eso se trata, y a eso es a lo que invitamos a todos.
Este Jueves Santo, en la Casa Padre Esteban Gumucio, por recomendación del programa sociocomunitario que el Hogar de Cristo está desarrollando en la comuna de La Granja, el padre Yuraszeck y su equipo de Espiritualidad; el director ejecutivo de la fundación, Juan Cristóbal Romero; y trabajadores de la fundación recrearán ese gesto que busca igualar a todos, ayudándose los unos a los otros.
El equipo de Espiritualidad del Hogar de Cristo se desplegó en La Granja este Jueves Santo. AGENCIA BLACKOUT.
El lugar elegido está lleno de simbolismo para los vecinos de La Granja por el peso de la figura del sacerdote de los Sagrados Corazones Esteban Gumucio, destacado escritor, además, quien trabajó por décadas en esa comuna. Y por el trabajo que desarrolla la Casa Padre Esteban Gumucio, que hoy es un Centro de Referencia y pertenece al Programa Calle y al Plan de Invierno. Atiende a unas 20 personas en situación de calle. En ella también funciona el histórico comedor de la parroquia San Pedro y San Pablo, que entrega cerca de 80 almuerzos diarios. En la plaza, ubicada frente a este significativo lugar de trabajo social, se hizo este jueves 17 de abril, Jueves Santo, la tradicional ceremonia del lavado de pies.
Francisca López, jefa de Espiritualidad del Hogar de Cristo, explica así la actividad: “Nos anima el enfoque del trabajo en red, la reconstrucción del tejido social desde la colaboración, y también la necesidad de volver a ocupar espacios públicos con signos de reconciliación y esperanza”.
¿Qué más conciliatorio que lavar los pies a otro? ¿Qué más esperanzador que arrodillarse frente al más desvalido?
Eso fue lo que sucedió hoy en La Granja y que aquí expresan lo que vivieron algunos de sus protagonistas.
María, (65) es una de las vente participantes de la Casa Padre Esteban Gumucio. Con sus pies recién lavados, dice: “Fue emocionante. Nunca había vivido algo así. Ver que alguien se arrodilla para lavarte los pies… es fuerte. Da vergüenza, pero es simbólico. Uno viene de la calle, de pasarlo mal, de no importarle mucho a nadie. Y aquí, en este gesto, me sentí respetada, querida. Me hizo bien. Fue un día bonito, distinto, de esos que te hacen pensar que todavía hay personas que se preocupan por los demás.”
Fue Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, quien le lavó hoy los pies. Él comenta: “El lavado de pies es una acción profundamente simbólica para el Hogar de Cristo. Representa lo que hacemos todos los días: ponernos al servicio de los más excluidos. Hoy, en Jueves Santo, fue un encuentro con la comunidad de La Granja, con participantes, trabajadores, vecinos. Un acto de humildad, de respeto, de reconocimiento de la fragilidad humana, pero también de su dignidad. Es una religión hecha carne, vivida en el gesto concreto de servir y acompañar”.
Juan Andrés, también de 65 años, como María, vive sólo hace 5 meses en esta Casa de Acogida de La Granja y se ofreció para que le lavaran los pies. Así explica por qué quiso participar: “Uno comparte la humildad de Jesús. Y no sólo por quien se arrodilla a lavar, también por quien entrega sus pies. Hay que mostrarse tal cual, sin tapujos. Me lo preguntaron y dije que sí al tiro, porque quería sentir esa experiencia en mi vida. Y fue bonita, muy libre. De entrega total”
La Dirección de Comunidad también estuvo presente, a través de Emilio Jorquera, quien está lavando los pies de un participante de la Casa Padre Esteban Gumucio. AGENCIA BLACKOUT.
Quien lo lavó fue Emilio Jorquera, coordinador territorial de Comunidad del Hogar de Cristo: “Fue muy significativo, porque representa la actualización del servicio en la fe cristiana y también simboliza lo que hacemos en el Hogar de Cristo: ponernos al servicio de una sociedad más justa, más igualitaria. El gesto de arrodillarse y acompañar a otros me hace mucho sentido en mi trabajo. Soy terapeuta ocupacional y, desde ahí, también acompaño dolores, procesos difíciles, momentos de rehabilitación. Me invitaron a participar y dije sí, yo voy, porque creo en una paz social construida desde el servicio y la justicia”.