No son edificios nuevos ni cortes de cinta en sentido estricto. Son gestos institucionales cargados de sentido: abrir las puertas, volver a nombrar los lugares, renovar la señalética y declararse disponibles. En diciembre, el Hogar de Cristo inauguró o reinauguró con esa nomenclatura: centros regionales, su presencia en las capitales de las regiones de Arica y Parinacota, O’Higgins y Ñuble. Ya había venido haciendo lo propio en otras regiones del país. La suma de estas acciones dan cuenta de una organización que se reafirma en los territorios, actualizando su forma de trabajar y vuelve a decir, con claridad, que sigue presente, trabajando por un Chile sin pobreza.
En un país que envejece vertiginosa, que convive con nuevas y persistentes pobrezas, y donde la situación de calle se ha vuelto un fenómeno estructural, la fundación creada por el Alberto Hurtado apuesta por una presencia más cercana, comunitaria y articulada con otros actores locales.
Los nuevos centros regionales no son solo oficinas: buscan convertirse en espacios de referencia para la acción social, la colaboración y la incidencia.
El 18 de diciembre, Hogar de Cristo lanzó oficialmente su Centro Regional de Arica y Parinacota. A simple vista, el edificio es el de siempre, pero el gesto es otro. Así lo explicó la directora de operación social, Solange Veloso, durante la inauguración: “A partir de hoy, este lugar se constituye en un espacio de referencia para todas las iniciativas que la región impulse para superar la pobreza”.
La sede se ubica en pleno centro de una ciudad que concentra la mayor parte de los 244 mil habitantes de la región. Y donde el 12,8% de la población supera los 65 años. Se espera que siga siendo con más fuerza un espacio de encuentro para vecinos, organizaciones y autoridades.

Los Mely-Saravia son parte del servicio de atención domiciliaria para personas mayores que el Hogar de Cristo tiene en Arica. A este dispositivo se suman una casa para personas con discapacidad mental, un jardín infantil y un centro abierto en la sede regional, que acaba de ser reinaugurada. Tres centros regionales ha inaugurado la fundación.
Ya lo era así: conocimos lo benéficos que son sus servicios para los habitantes de la Casa Esmeralda. Es un lugar donde viven nueve adultos mayores que son parte del centro abierto de la fundación. Diariamente, se preparan más de 50 almuerzos: 25 son para los adultos mayores que aparecen por ahí a partir del mediodía. Otros 15 son para el personal y el resto se llevan al Hogar Protegido Pedro Claver para personas con discapacidad mental. A veces hay que hacer figuras para que el menú incluya postre; no siempre alcanza el presupuesto.
Además de darles almuerzo a algunos de ellos, el Centro recibe a varios otros en talleres de autoestima, estimulación cognitiva, gimnasia, terapia kinésica. Cuentan con atención psicológica individual. Tienen también actividades organizadas por voluntarios. Es el caso de una peluquera que una vez al mes les viene a cortar el pelo, las barbas o a teñir a las y los más coquetos. El equipo organiza paseos, convivencias, celebraciones varias, lo que les permite estar integrados a las redes y menos solos, aunque cada uno es un mundo. Con sus particularidades y manías. Con sus idas y venidas. Por eso, este lugar donde conversan, orientación y, sobre todo, expresan sus dolores más profundos es tan positivo.

Parte de los asistentes a la celebración y bendición del primero de los tres centros regionales que fueron inaugurados en diciembre: el de la región de Arica y Parinacota.
A pocos metros del Hospital Regional Juan Noé, funciona el Centro Regional. Ahora el lugar aglutina a los cuatro dispositivos sociales que Hogar de Cristo mantiene en la región: el servicio de atención domiciliaria para adultos mayores, un hogar protegido en salud mental, un jardín infantil y el centro abierto. En él almuerza todos los días Héctor. “Si tuviera que pagar almuerzo, tendría que estar mendigando. De no ser por el Hogar de Cristo, me moriría de hambre”, dice, sin dramatismo.
La historia de la fundación en Arica se remonta a 1961, cuando se instaló una hospedería para hombres en situación de calle. Más de seis décadas después, el nuevo centro regional busca honrar esa historia y proyectarla hacia adelante, en coherencia con la Estrategia Social 2025–2030.
Un día después, el 19 de diciembre, fue el turno de Rancagua. Allí, Hogar de Cristo inauguró su Centro Regional de O’Higgins. Y además presentó el Servicio de Apoyo Territorial para Personas en Situación de Calle, una metodología que suma una dimensión comunitaria al acompañamiento individual tradicional.
El nuevo centro está e concebido como un espacio más abierto, inserto en el barrio y en diálogo permanente con su entorno. No es un dato menor que en su entorno inmediato convivan un CESFAM, un jardín infantil, una escuela, una sala cuna municipal y una iglesia. La idea es simple y ambiciosa a la vez: que la superación de la pobreza no sea una tarea solitaria ni exclusivamente institucional.
En una región que bordea el millón de habitantes y combina zonas urbanas y rurales, Hogar de Cristo mantiene una presencia histórica. Además del Centro Regional, cuenta con el jardín infantil Rincón de los Sueños y el servicio de atención domiciliaria para personas mayores.
El nuevo dispositivo para personas en situación de calle, que viene a reemplazar el trabajo de la hospedería, busca fortalecer las redes locales, vincular a las personas con los servicios disponibles en los territorios que habitan y generar apoyos que se sostengan en el tiempo. La iniciativa se enmarca en una solución más definitiva y no meramente asistencial.

Monserrat Duarte, la jefa de operación social de Rancagua; Solange Veloso, directora de operación social del Hogar de Cristo y Cecilia Ponce, jefa de operación social territorial Zona Sur, en el acto de inauguración del Centro Regional de la fundación en Rancagua. Todas en el segundo de tres inauguraciones de centros regionales.
CHILLÁN: BUENAS NOTICIAS
El 22 de diciembre, en Chillán, la inauguración del Centro Regional de Ñuble se dará en un contexto distinto. Marcada por el Adviento y la preparación de la Navidad, la actividad convocará tanto a la comunidad de Hogar de Cristo como a vecinos y actores locales para compartir las “buenas noticias” de un proceso de transformación institucional iniciado en 2022.

Alegría se ha visto en todos las inauguraciones de los centros regionales del Hogar de Cristo. Este lunes 22, participa en primera fila, el capellán José Francisco Yuraszeck, quien dijo: “Queremos que este lugar siga siendo un lugar de acogida y encuentro para quienes por distintas circunstancias están temporalmente en la calle; y desde acá buscamos contribuir a que junto a toda la comunidad, redes y organizaciones, les tendamos una mano”.
Entre ellas, el inicio del Servicio de Apoyo Territorial para Personas en Situación de Calle, que ya debutó en Rancagua; la puesta en marcha de un Centro Integrado que acogerá a personas mayores, personas con discapacidad y personas en situación de calle, y la ampliación a 60 cupos del servicio domiciliario de apoyo al adulto mayor en Bulnes y San Carlos.
No por nada, la autoridad institucional que dará el vamos al Centro Regional de Ñuble en una ceremonia a la que fueron invitadas todas las fuerzas vivas de Chillán, es el capellán general del Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck. Él y la directora social nacional, la trabajadora social Solange Veloso, viajaron desde Santiago este domingo para el importante evento. “Queremos que este lugar siga siendo un lugar de acogida y encuentro para quienes por distintas circunstancias están temporalmente en la calle; y desde acá buscamos contribuir a que junto a toda la comunidad, redes y organizaciones, les tendamos una mano, con el mismo Espíritu que el padre Hurtado convocó a tantas personas hace 81 años”, dice el padre Pepe respecto de esta inauguración.

Mauricio Zorondo, el jefe de operación social en Chillán, explica el sentido del acto de inauguración del Centro Regional.
En una región de poco más de 500 mil habitantes, con una tasa de desocupación cercana al 10% y un envejecimiento progresivo, el nuevo centro regional busca convertirse en un nodo de articulación territorial. La historia del Hogar de Cristo en Ñuble se remonta a 1960, cuando comenzó con hogares para niños vulnerables. Hoy, esa trayectoria se reconfigura para responder a las urgencias actuales.
Más que una seguidilla de inauguraciones, lo ocurrido en Arica, Rancagua y Chillán es una declaración de principios. En tiempos de cambios sociales profundos, el Hogar de Cristo reafirma su decisión de estar presente, de abrir sus espacios y de seguir invitando a la sociedad a trabajar, juntos, por un Chile más digno y justo.